Tal cual vengo tratando el caso de Sebastián Villa en mis anteriores columnas, sobrevino una resolución que, con prudencia y un razonamiento empapado de sentido común, trae un poco de luz a los que pregonaban la inminente detención del futbolista. Una vez más, se equivocaron. 

Pese a la furia y congoja de sus seguidores por la noticia, que confirmó lo que ya se sabía hace tiempo, el ídolo barrial había muerto producto de un severo traumatismo de cráneo, casi desde el mismo día del accidente. ¿Culpables? La imprudencia y temeridad del propio artista que, en una moto de competición, “salió a ventilarse”, y no encontró mejor manera que haciendo Willy por las calles de su barrio, Florencio Varela.

Tal cual les conté la semana pasada sobre la denuncia contra Sebastián Villa, sucedió.  

El Pro, ante una encrucijada por su supervivencia.

La semana pasada les hablé de una muerte extraña en la zona del Country Club Los Cardales. La fiscalía tardó poco en dar con el homicida, un importante empresario, de buen vivir y fanático de las armas que decidió concluir una discusión de tránsito a los tiros. Su nombre Gustavo Fabián D'Aversa, de 51 años.

Prófugo desde el 19 de noviembre del año pasado, se entregó el menor de 17 años que golpeó traicioneramente al playero en una discusión en un garaje ubicado en Perón 2048 de la Ciudad de Buenos Aires. El trabajador padece graves secuelas hasta el día de hoy.

Una argentina de 48 años, y con 20 de residencia en Búzios, apareció apuñalada en su casa de Joao Fernández, uno de los más exclusivos reductos para vacacionar y que es elegido por argentinos y brasileros que aman la tranquilidad del lugar y sus mansas playas.

Esta semana, el jugador de Boca Eduardo “Toto” Salvio protagonizó un episodio que, de seguro, le costará la renovación del contrato con Boca y una suculenta suma de dinero que deberá entregarle a la madre de sus hijos para que su situación no se agrave.

Esta semana, la abogada partió silenciosamente con destino a Miami, luego de que una serie de investigaciones periodísticas la pusieran nuevamente en el ojo de la tormenta. Se discute si está suspendida en su matrícula y la respuesta es SÍ. Pero lo peor está por venir. Se trata  de una sanción aún más dura que la suspensión que sería la exclusión como abogada de la matrícula.  

Una vecina de Mar del Plata escribió una sentida carta a su intendente donde relata sus desventuras diarias y la impotencia que siente al ver que todo se derrumba. Reza por que su familia vuelva a casa y ningún dirigente escucha ese reclamo que sirve para TODOS… O “TODES” como se estila en estos tiempos.