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S.O.S: Jubilados llamando al Congreso

Por Andrea Falcone. La realidad nos dice que la nueva ley de movilidad sancionada en el Congreso bajo 14 toneladas de piedra no benefició a los jubilados.

Si establecemos una comparativa entre el aumento de las jubilaciones y la inflación entre marzo de 2016 y febrero de 2018 los jubilados iban perdiendo un 0,51%. Para un jubilado de la mínima representaba una pérdida acumulada de $773 en casi dos años. Al mes siguiente, en marzo de 2018, se aplica el primer aumento de la nueva ley y nuestros jubilados empiezan a perder poder adquisitivo a velocidad biónica.

Ya en diciembre de 2018 (9 meses después) se encontraban 13% debajo de la inflación, lo que representaba para un jubilado de la mínima una pérdida acumulada de $12.317. Debido a la inflación galopante que disparó la reciente devaluación, en los próximos meses la pérdida porcentual superará el 16% con una pérdida acumulada en la jubilación mínima superior a los $35.000. En conclusión, este diciembre los jubilados habrán acumulado una pérdida equivalente a 3 haberes, los aguinaldos de 3 años, todo por un cambio de ley que venía a garantizarles un futuro mejor.

El problema principal no radica en el índice elegido para establecer la movilidad. Gran parte de los países del mundo elije una fórmula basada en la variación de precios o una combinación de precios y salarios. Aquí el desacierto (para los jubilados) radica en el tiempo que transcurre entre el mes donde se registra la inflación y el mensual en el cual se recibe la compensación. A modo de ejemplo, la inflación de agosto pasado los jubilados la verán reflejada en el aumento de marzo del año próximo. Es la espera de todos esos meses lo que les genera un perjuicio IRREPARABLE.

Los jubilados no pueden esperar más. Necesitan que el Congreso no les dé la espalda. Los legisladores DEBEN impulsar de manera urgente un cambio en la fórmula. No se trata de volver al índice de la ley anterior, que se encontraba atado al crecimiento económico del país y cuya fórmula resultaba tan compleja que según quien la calculara obtenía resultados dispares. Necesitan recuperar la pérdida de poder adquisitivo a más tardar a los sesenta días.

Y si esto no ocurre, debemos estar atentos. En marzo del año que viene los jubilados cobrarán los aumentos atados a la alta inflación de julio, agosto y septiembre. No sea cosa que justo en marzo se cambie la fórmula y se opte por un índice que a futuro pueda arrojar porcentajes más altos, pero para marzo no les compense la pérdida de este trimestre. De lo contrario, quedarán otra vez intentando alcanzar el tren por el furgón de cola.

 

 

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