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Realidad o mito: el "Proyecto Abigail" del Área 51

La historia de una joven, hija de un científico, que formó parte de un oscuro y tétrico experimento.

Esta es una historia que circula por el mundo oscuro de las redes desde hace años y la crónica original dataría de  1943. En ese tiempo, los científicos descubrieron que parte del poder del ejército nazi era su constante experimentación con la genética. Comenzó así una carrera secreta en los laboratorios ubicados en el Área 51, una base restringida en el desierto de Nevada.

Y ahí entra en escena Albert Wester, un supuesto científico que decidió realizar estos experimentos utilizando como “conejillo de indias” a su propia hija: Abigail Wester. La crónica que circula desde hace años sugiere enfáticamente que la joven amaba más la ciencia que a su familia.

El científico confiaba en que su hija sobreviviría a los efectos de radiación y otros procedimientos a los cuales sería expuesta. Sin embargo, durante el experimento, el rostro de Abigail comenzó a deformarse, su cara se volvía más grande que sus dientes y su piel se arrugaba; parecía que se estaba volviendo anciana.

La historia cuenta que el hombre sabía que si detenían el experimento su hija moriría al instante, por lo que tuvo que soportar verla sufrir en los laboratorios. Al terminar, el científico se esforzó por revertir lo que había hecho, pero ya era demasiado tarde y encerraron a Abigail en una celda de máxima seguridad.

El personal de cocina del Área 51, una fuente que durante años sirvió como informantes locales, revelaría años más tarde que le llevaban comida a la criatura. Dice la misma versión, que Wester pasaba horas llorando frente a la puerta de la celda de su hija.

Después de un par de días de realizar al experimento, Abigail ya había perdido completamente la razón, su cuerpo se había tornado extrañamente musculoso, supuestamente llegó a medir tres metros de altura y hasta parecía un animal salvaje.

Unos años después, el mentor del experimento se suicidó por la depresión de haber destruido la vida de su hija, y dejó una carta póstuma para que sus colegas se comprometieran a curarla. Pero el gobierno estadounidense no iba a seguir gastando más dinero en un monstruo, por lo que optaron por abandonarla hasta que se muriera de hambre.

¿Qué puede haber de verdad en todo esto?

En el famoso “Área 51” se realizaron todo tipos de experimentos, hasta bombas atómicas. Es un lugar pensado para eso. La carrera entre Estados Unidos y Alemania en esa época fue real y debemos entender que eso se aplicaba a todos los niveles. Tal vez la protagonista de nuestra historia no se llamó “Abigail”, a lo mejor no era la hija de un científico de la base y era en realidad una voluntaria que participaba en pruebas de este tipo. Tal vez en algún momento el gobierno de los Estados Unidos desclasifique archivos que nos permita conocer su propia versión del Dr. Mengele, “El ángel de la muerte” de Hitler.

 

Proyectos inhumanos 

La CIA tuvo el "Proyecto MK Ultra”, en ese lugar el doctor Donald Ewen Cameron encabezó experimentos para controlar la mente. En las intervenciones se sometía a los pacientes ingresados con depresión bipolar o trastornos de ansiedad a una "terapia" que les dejó serios daños y alteró sus vidas de manera irreparable. El programa MK Ultra se inició por orden de Allen Dulles, el director de la CIA, en 1953. El primer jefe del programa fue Sidney Gottlieb. Existieron aproximadamente 150 proyectos de investigación y aún se desconoce el propósito de todos ellos porque la mayoría de la información fue destruida.

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