Carlos Cantini acaba de presentar su nuevo libro en el cual se vale de los cafés para hablar de Buenos Aires; una obra valiosa que recupera la esencia de esos reductos que definen gran parte del ADN porteño.
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- Renunció Germán Lavalle, presidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica: lo reemplazará Martín Porro
- La Justicia ordenó la autopsia a Rodrigo Gómez, el soldado que se suicidó en la Quinta de Olivos
- Comenzó el paro de controladores aéreos y hay varios vuelos afectados
- Cuatro mujeres murieron en un incendio en un geriátrico de Mar del Plata
Mariela Blanco
Así luce este edificio de Avenida de Mayo 1190 que volvió a brillar después de años de abandono.
El noruego Alejandro Christophersen fue uno de los encumbrados arquitectos de Buenos Aires. Trabajó para la clase alta, a la que pertenecía. Lamentablemente, la falta de conciencia patrimonial y la voracidad del mercado inmobiliario hizo que el 40% de sus obras fueran demolidas.
La historia de tres íconos de la arquitectura de la Ciudad.
“No se puede amar lo que no se conoce, ni defender lo que no se ama”. Esta frase atribuida a Leonardo da Vinci es el punto de partida de un libro fascinante sobre la esencia de los 48 barrios porteños.
Estos tres testigos silenciosos del paso del tiempo yacen incólumes frente a nuestro trajín cotidiano. Un breve stop y una mirada atenta bastan para advertir cuán interesante es nuestra ciudad.
Buenos Aires tiene museos poco conocidos. Desde balanzas hasta restos humanos, se exhiben en la ciudad invaluables colecciones de las más variadas disciplinas.
En 1934 surge en Buenos Aires la segunda generación de rascacielos: El Edificio SAFICO y el COMEGA; dos primos hermanos de hormigón con datos de modernidad.
La moda es un fiel reflejo de la sociedad. El vestuario de la mujer se fue aligerando con cada conquista de derechos. Al tiempo que ellas entraban en la vida pública, se iban sacando de encima capas de tela. Un repaso de las tendencias del 1900 hasta la actualidad.
Para un viajero exprés, no hay mejor forma de llevarse una radiografía de una ciudad y su gente que subiéndose a un bus turístico. Y para los locales, ese mismo recorrido despreocupado constituye la mejor manera de tener una mirada distinta de la ciudad por la que siempre se anda sin tiempo.