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Un libro revela cuándo volverá la normalidad post pandemia y predice una era de “sexo licencioso y mucho gasto”

La vida normal no regresará este año, sino que tardará un poco más. Así lo calculó Nicholas Christakis, médico y sociólogo de Yale, en "Apollo’s Arrow", donde habla del “impacto profundo y duradero del coronavirus en nuestro modo de vida”.

coronavirus japon
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Hace un año que la crisis de Covid-19 llegó al mundo para cmabiarlo para siempre. Más de 81 millones de casos comprobados y casi 1,8 millones de muertos, economías destrozadas y escuelas cerradas, entre otras cosas, la aprobación de las primeras vacunas trajo la esperanza de que la normalidad volviera a asomar en el horizonte de 2021. 

Sin embargo, tal vez convenga pensar mejor en términos de 2024. Y considerar que la recuperación desde ese momento también llevará la marca de la pandemia.Y eso en sí es un gran logro, según Nicholas Christakis, co-director del Instituto de Ciencias de las Conexiones en la Universidad de Yale y autor de Apollo’s Arrow: The Profound and Enduring Impact of Coronavirus on the Way We Live (La flecha de Apolo: el impacto profundo y duradero del coronavirus en nuestro modo de vida).

Si 2020 fue un desafío por las disrupciones de todo nivel que causó, 2021 lo será también porque demandará la campaña de salud pública más grande de la historia. “Las plagas no son algo nuevo para nuestra especie”, dijo a The Guardian, pero “nosotros somos la primera generación de humanos vivos que enfrentaron esta amenaza y pudieron responder en tiempo real con medicinas eficaces. Es un milagro”. 2020 será, a la vez que un año trágico, uno de grandes logros para la humanidad.

Las pandemias siempre terminaron, muchas veces antes de tener un tratamiento o una vacuna. Y siempre dejaron una estela de desgracias asociadas. “Cuando sucedía una plaga, las economías colapsaban aun en los tiempos antiguos, aunque cuando no había un gobierno que dijera que había que cerrar las escuelas y los restaurantes”, ironizó. “El el virus lo que hace que la economía se contraiga”.

Y a continuación, como sucedió luego de la pandemia de gripe de 1918-1919, la recuperación llega como una respuesta: en ese caso fueron los años locos, los felices años 20, un ciclo de expansión económica sin precedentes en América del Norte y las grandes potencias europeas (Alemania, Reino Unido y Francia).

Algo similar predijo Christakis para los 2020: otros años locos. Pero no serán los inmediatos sino, más probablemente, la segunda mitad. “Una vez que terminan las pandemias, suele seguir un periodo en el cual la gente busca muchas interacción social”, explicó. “Durante las epidemias hay aumentos en la religiosidad, la gente se vuelve más abstemia, ahorra dinero, elude los riesgos. Hoy estamos viendo todo eso, como hemos visto durante cientos de años de epidemias”.

Los roaring twenties del siglo XXI serán posibles solo cuando haya un nivel de inmunidad importante al SARS-CoV-2, por lo cual la vacunación será clave. Si bien la inmunidad colectiva se puede lograr mediante la exposición y altas tasas de letalidad, si se vacuna al 75% de la población esta pandemia podría terminar “mucho antes y con menos muertes” que librada a su curso natural.

Durante 2021 se enfrentarán varios desafíos para eso: la fabricación y la distribución de las vacunas, en una escala nunca antes vista, y la persuasión del público para que la acepte. “La negación y las mentiras sobre lo que sucede es en sí mismo casi una parte intrínseca de una pandemia”, dijo Christakis a NPR. “En miles de años allí donde se ve la diseminación de gérmenes se ve, a continuación, la diseminación de mentiras”.

Según la eficacia de la vacunación, el coronavirus podría infectar a entre el 40% y el 60% de la población del mundo, estimó. “Estimo que vamos a tener una recesión seria que dure bastante, en consecuencia. Y creo que los jóvenes y otros miembros vulnerables de la sociedad serán los más afectados. Mucha gente joven cargará con estas cicatrices durante mucho tiempo. Hay distintos tipos de impacto —social, psicológico, económico y clínico— en gente distinta —jóvenes, viejos, adultos— de distintos orígenes y niveles económicos”, agregó.

Durante 2021 los científicos seguirán desarrollando otras vacunas candidatas, los gobiernos las evaluarán y aprobarán y cada vez más gente podrá recibirlas; además, se aprenderá sobre cuestiones claves como cuánto dura la inmunidad que confieren.

No será hasta algún momento de 2022 que se pueda dejar de usar máscaras, mantener la distancia social y tomar medidas parciales como el cierre de las escuelas, agregó Christakis a PBS. “Entonces entraremos a un segundo periodo, cuando nos recuperemos del golpe psicológico, social y económico del virus. Así ha sido durante siglos con otras epidemias: nos llevará un par de años reconstruir nuestra economía y recuperarnos”. Eso consumirá la menos hasta finales de 2023.

Así, en algún momento de 2024, calculó, “la vida lentamente comenzará a volver a la normalidad, con algunos cambios persistentes”. ¿Volverán los estadios llenos, los night clubs y los restaurantes? “Hacia 2024 las tendencias de la pandemia se habrán revertido. La gente va a buscar interacción social sin pausa. Eso podría incluir sexo licencioso, mucho gasto y una retracción de la religiosidad”, enumeró.

Christakis se preguntó también por el largo plazo: ¿dejará esta pandemia una lección, o se olvidará como la de 1918? El hecho de que un nuevo patógeno se haya incorporado al menú de amenazas sobre los humanos no implica una respuesta directa. “La diseminación de ideas, la diseminación de dinero, la diseminación de gérmenes, la diseminación de conductas, todo eso depende de nuestras interacciones y, la mismo tiempo, da forma a nuestras interacciones”, dijo el médico y sociólogo, especialista en el modo en que se dan estas conexiones.

“Esta clase de perspectiva de red nos permite reconocer que el todo es mayor que la suma de sus partes y que el modo en que se ensambla ese todo afecta la experiencia de las partes”, siguió con NPR. “Y una epidemia, para comprenderla de manera óptima, requiere una especie de visión aérea de la red humana completa”.

Según el autor de otro libro sobre el tema, Connected, y un análisis sobre la “teoría del contagio social”, la cicatriz que dejan las pandemias tiene que ver con que son “un momento de duelo: no sólo por la pérdida de personas que conocemos, que murieron, o por la pérdida de nuestra salud, sino también por la pérdida de una forma de vida”, explicó. “Nos aflige no poder comer con nuestros amigos, no poder ir al cine. Y tenemos que aceptar esa realidad desagradable”.

Pero también eso terminará, como ha sucedido con todas las plagas. “Si la historia sirve de guía, tendremos un par de años para recuperarnos del shock. La economía no va a volver de inmediato: la gente no va a salir de pronto a los restaurantes y los aeropuertos. Creo que desde 2024 tendremos una suerte de periodo post pandemia. Y en 10 años la sociedad habrá vuelto mayormente a la normalidad, aunque habrá algunos impactos duraderos, en varios frentes, incluidas cosas como el teletrabajo o la marca económica”.

Como siempre que se limitan las interacciones sociales, “se cultiva un poco más la independencia”, evaluó Christakis. “Se cocina más en casa, se hacen arreglos en el hogar; pero creo que hay mucho daño potencial para los niños debido a los cierres de escuelas y para todos por el miedo a lo que sucede y por la pérdida de los empleos”.

Con todo, el experto se mostró optimista: “Creo que somos una especie notable”, destacó. “No ignoro los horrores que los seres humanos se pueden infligir entre sí, pero veo lo bueno en la gente. Tenemos muchas cualidades maravillosas que son muy raras en el reino animal. Entre ellas la capacidad de amar, la amistad, la capacidad de cooperar, hacer sacrificios para el beneficio de desconocidos, enseñar y aprender entre nosotros. Evolucionamos para hacer estas cosas”. Y los gérmenes se aprovechan de estas características sociales.

“Una de las razones por las que evolucionamos para vivir de esta manera es para aprender de los otros. Cualquier animal puede aprender solo: un pequeño pez en el mar puede aprender que si nada hacia la luz encontrará comida”, siguió. “Pero nosotros no aprendemos sólo de manera independiente: también aprendemos socialmente. Puedo poner la mano en el fuego o puedo ver a otro que lo hace y obtener le mismo aprendizaje sin pagar el costo, lo cual es increíblemente eficiente. Evolucionamos para vivir socialmente en parte para obtener los beneficios de la diseminación de ideas, y la sociedad es la autopista en la que viajan los gérmenes”.

Pero, irónicamente, también la sociedad es la herramienta para controlar al Covid-19: “Mediante la diseminación de ideas vamos a derrotar al germen. Es precisamente porque podemos trabajar juntos, cooperar, intercambiar información. Estas herramientas son las que nos permitirán la victoria sobre el virus”.

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