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Terroristas de Twitter

La pandemia, la angustia y las redes sociales pueden ser una combinación explosiva. Y algunos se aprovechan de eso.

La grieta no toma descanso ni siquiera en tiempos catastróficos en el que la vida de millones de argentinos se encuentra en jaque por un virus al que todavía ningún país pudo vencer.

Claro, es imposible creer que todos puedan pensar lo mismo sobre alguna cosa en común, por más que la salud de todos esté en el medio del debate, y es eso lo importante y valioso de la democracia. Pero la tolerancia debe admitir ciertos límites: tenemos que repudiar aquellos llamados a romper masivamente la cuarentena en las redes sociales.

Principalmente, Twitter es un caldo de cultivo que puede ser peligroso en tiempos de tanta angustia y desesperación por una pandemia que no nos deja retomar nuestra vida normal de hasta hace unos meses.

Pero claro está, hay quienes se aprovechan de esto para jugar con fuego y hacer del manejo de la situación una cuestión de guerra política: el coronavirus no pudo evitar caer en la grieta y la ideologización de cualquier asunto de la opinión pública.

Algunos personajes políticos que aún nos deben explicaciones sobre qué fue lo que pasó en los últimos cuatro años, economistas con alma de estrella de la farándula y varios perfiles anónimos convocaron en las redes sociales a una “marcha de barbijos” para protestar contra la forma en la que el Gobierno maneja la lucha contra el coronavirus. Una locura que por suerte no tuvo mucho éxito.

Las convocatorias a marchas conviven en las redes con los llamados a múltiples cacerolazos, con consignas varias, incluso cargándole responsabilidades ajenas al Gobierno. ¿La excarcelación de los presos? Decisión de los jueces y del poder Judicial, uno de los tres poderes independientes.

Si quieren usar las cacerolas, dónenlas a aquellos que están alimentando a miles de compatriotas que sí quedaron en la calle, a los que vivían del día a día y hoy no tienen para comer. Está bien considerar que todos los reclamos son válidos, pero la clase media tiene que dejar de mirarse un poco el ombligo y dejar de plantear dilemas inexistentes.

Pedir un plan al Gobierno en este instante está bien, pero no se puede reclamar como prioridad que se solucionen las cosas de un día para el otro, más cuando la economía del país antes del cambio de administración se asemejaba más a una villa de emergencia que a Disney.

La cuarentena ha sido una medida exitosa y paulatinamente se está levantando en varias regiones del país. Y es obvio que las últimas en salir sean la ciudad de Buenos Aires y su conurbano. Por eso es inentendible el reclamo en Twitter. Pedir levantar la cuarentena y desear que no haya más contagiados es una contradicción.

Para finalizar, me gustaría analizar una frase del infectólogo Pedro Cahn, uno de los asesores del Gobierno: “Si creen que la cuarentena es mala, prueben con la terapia intensiva y la muerte”. Pero tampoco es así: el covid-19 no distingue quiénes son los terroristas de Twitter y quiénes no, y no podemos dejar arriesgarnos todos por un par de pelotudos.

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