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Teorías conspirativas: entre la lucha contra el sistema y el peligro para la sociedad

Si bien muchas veces las conspiraciones no son más que teorías, otras veces lograron sacar a luz hechos insólitos en la historia.

Las teorías conspirativas forman parte de nuestra vida desde tiempos remotos, así como existen las leyendas urbanas, las conspiraciones suelen ser historias creadas por las personas para darle una explicación a hechos generalmente históricos, relacionados en su mayor parte con la gente de poder que controla el mundo: políticos, religiosos, científicos y hasta medios de comunicación.


Las teorías de la conspiración están lejos de ser un fenómeno nuevo. Han sido un ruido constante de fondo durante al menos los últimos 100 años. El primer uso registrado de la expresión fue en 1909. Originalmente, se trataba de un término neutral, pero durante los avatares políticos de la década de 1960, el término adquirió su actual sentido peyorativo.

La mentalidad detrás de las conspiraciones suelen tener base en las siguientes conclusiones: las apariencias engañan; las conspiraciones conducen la Historia; nada es al azar; el enemigo siempre gana; poder, fama, dinero y sexo dan cuenta de todo. 

La gente se siente atraída por las conspiraciones porque prometen satisfacer ciertas motivaciones psicológicas que son importantes para la sociedad: dominar los hechos, tener autonomía sobre el bienestar propio y una sensación de control. De esta manera, por lo menos, sabemos quiénes son los culpables y, por tanto, los enemigos contra los que debemos luchar en cuanto se presente la ocasión.

Cuanto más miedo sentimos y cuantas menos salidas vemos, más propensos somos a creernos las mismas. Y el problema es que, una vez en la trampa, las vemos como verdades irrefutables.

Un ejemplo claro y actual sobre las conspiraciones peligrosas, son los anti vacunas y anti cuarentena. En ambos casos, el pensamiento anti político y anti sistema termina poniendo en riesgo la vida no sólo de ellos sino la de miles de personas que no tienen por qué cargar con los “trapos sucios” del accionar de un grupo reducido. 

En 1980, antes de generalizarse la vacuna contra el Sarampión, la enfermedad causaba 2,6 millones de muertes al año. Sin embargo, el movimiento anti vacunas provocó que en 2019 haya un “renacer” de un virus que había sido controlado, causando la muerte de 90.000 personas, muchas de ellas gente que no tiene los recursos para poder vacunarse y, si una persona que cree en esta conspiración se contagia, termina enfermando a otros; misma situación que ocurre con los “anti Covid-19”. 

En definitiva, si bien a lo largo de la historia muchos de estos movimientos revolucionarios lograron desenmascarar grandes encubrimientos por parte del Gobierno, las redes sociales y el fácil acceso a la comunicación y la “sobreinformación” pueden poner en riesgo a gente inocente, motivo por el cual hay que tener mucha responsabilidad al momento de elegir en qué creer y llevar a otras personas a ese pensamiento. 

Cuando la realidad supera la ficción


La CIA  y el control mental


MK-Ultra

Por su oscuro historial de operaciones encubiertas, la Agencia Central de Inteligencia de EEUU, más conocida como CIA, ha sido una de las protagonistas principales de este tipo de historias. En muchos casos, la realidad ha llegado a superar la ficción. 

Concretamente, una de las más conocidas es la del proyecto MK-Ultra, realizado entre los años 1953 y 1964. El mismo consistió en la realización de 150 experimentos con personas, a los que se les administraron una serie de drogas psicodélicas en proceso de investigación sin ningún tipo de consentimiento.

El objetivo final era desarrollar sustancias que les resultaran útiles en la lucha contra la Unión Soviética, por ejemplo utilizando sueros de la verdad para lograr confesiones o condicionar a sujetos introduciéndoles recuerdos artificiales.

Los secretos del Pentágono

ovnis pentagono

Uno de los temas predilectos de los fanáticos de la conspiración es el de los avistamientos de objetos voladores no identificados. Desde los que aseguran haber visto alguno, hasta los que creen que han podido ser abducidos, son muchas las personas que creen en este tipo de fenómenos. Lo cierto es que no hay ninguna teoría científica que los apoye.

Sea cual sea la verdad,  fuentes del Pentágono sacaron a la luz la existencia del Programa de Identificación de Amenazas Aeroespaciales Avanzadas, una iniciativa cuyo fin era detectar posibles objetos voladores de dudosa procedencia y que, ante la inexistencia de resultados, terminó siendo abandonado.

Estados Unidos y la URSS reclutaron nazis

Wernhern von Braun

Durante la época de los campos de concentración,  Alemania permitió a sus científicos realizar experimentos fuera de los límites de toda ética. Algunos terminaron siendo juzgados en la Corte de Nüremberg.

Después de la victoria de los aliados muchos de estos investigadores abandonaron sus carreras. Pero otros fueron captados rápidamente por las potencias vencedoras como EEUU y la URSS a cambio del indulto, una nueva residencia y una nueva carrera, especialmente si su especialización era la física nuclear, la tecnología más codiciada de la época.

Un ejemplo conocido es el de Wernhern von Braun, un ingeniero mecánico y aeroespacial que se terminó nacionalizando como estadounidense después de que la NASA lo fichara para para el diseño de sus cohetes mediante la Operación Paperclip ordenada por la Casa Blanca.

El Gobierno experimentó con la población negra

Uno de los ejemplos más escalofriantes fue el del Caso Tuskegee, un estudio sobre la sífilis desarrollado en 1932, que contó con la participación de 600 hombres afroamericanos como sujetos. El fin del experimento, desarrollado por el Servicio de Salud Pública estadounidense, era comprobar el progreso natural de la enfermedad venérea.

Tratándose de una comunidad empobrecida del estado de Alabama, en donde eran vigentes las leyes de segregación racial, se les dijo que serían tratados de forma gratuita, alimentados y hasta tendrían el servicio funarario cubierto en caso de muerte. Sin embargo, las personas fueron engañadas y en lugar de probar posibles tratamientos se les inyectó un placebo para poder avanzar con su investigación sobre el desarrollo de las etapas de la enfermedad y comprobar las formas de muerte.

De hecho, ni siquiera después de que la penicilina fuera aceptada como tratamiento seguro se les hizo llegar la noticia, por lo que muchos terminaron muriendo entre terribles sufrimientos, contagiando también a sus parejas en muchos casos.

 

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