DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

Si el “motor” es Vaca Muerta, el fracaso está garantizado

Por Alejandro Bodart. Si me concentro en este punto es porque Vaca Muerta sintetiza con precisión las condiciones que el sistema capitalista busca universalizar a todo país que pueda.

Tras el resultado de agosto, nuestro país entró en un proceso político que incluye una certeza evidente y a la vez muchos interrogantes:

La certeza es la finalización del proyecto político macrista en el poder. La mejor prueba es que, según el propio Macri, el golpazo electoral “no sucedió”.

Las incertidumbres son numerosas, pero con denominador común: cuál es el camino para sacar al país de la crisis en la que se encuentra y que amaga profundizarse.

Normalización fallida

El proyecto que encarnaban Mauricio Macri y Cambiemos tenía un objetivo claro: “normalizar” el país desde el punto capitalista para garantizar reformas estructurales y así imponer un piso superior de explotación y saqueo en favor del imperialismo, los bancos y las corporaciones. Antiobrero por naturaleza, ya en retirada hasta insiste en recortar las indemnizaciones por accidentes de trabajo.

Si bien Macri pudo avanzar en ciertos puntos (pago a los buitres, reforma previsional parcial, depreciación del salario real), no logró su objetivo principal: derrotar la resistencia obrera y popular, que ante cada ofensiva se movilizó, impidió la reforma laboral y terminó dándole una paliza electoral que amenaza ampliarse el 27 de octubre. Ahora bien; si pudo hacerlo fue gracias a que hubo complicidad política y sindical:

Política, porque aun no teniendo Macri mayoría propia en el Congreso, los senadores y diputados peronistas le aprobaron sus leyes de ajuste.

Y sindical, porque la burocracia de la CGT y las CTA frenaron y aislaron las luchas, dejando pasar los despidos y la baja salarial.

Aun así, la “gran esperanza blanca”, que junto a otros gobiernos de derecha del continente y del mundo parecía imparable, resultó más frágil que sólida. Macri ya fue y, salvo algún milagro sorpresivo, el próximo presidente es Alberto Fernández. Antes de analizar su proyecto, cabe recordar que ante la profunda crisis política abierta tras las PASO, desde el MST planteamos que se vaya Macri, adelantar las elecciones y que fueran a una Asamblea Constituyente para debatir democráticamente cómo reorganizar el país sobre nuevas bases.

¿Adónde va Fernández?

Como pasa siempre con los partidos tradicionales y sus campañas electorales, priman el marketing y las promesas por sobre los proyectos y propuestas reales. A su vez, así como agosto de alguna manera fue un octubre anticipado, la actual transición es una suerte de cogobierno, en donde Alberto colabora con la gobernabilidad de Macri, elogia su brutal devaluación como “razonable” y en medio de los reclamos sociales llama a “no ocupar las calles”. Este aceleramiento general también ha forzado a Alberto y al Frente de Todos a tener que hacer definiciones públicas sobre sus planes para comandar el país.

Las reuniones de Alberto y sus economistas con el FMI, el BID, la UIA, la Mesa de Enlace rural y las megamineras y petroleras son un claro indicador del rumbo previsto. Y las declaraciones lamentablemente lo corroboran:

“Cumplir los compromisos con los organismos internacionales”, o sea seguir pagando la deuda externa y sin quita.

“Promover un “pacto social” entre gobierno, empresarios, burocracia sindical e Iglesia, o sea frenar los reclamos populares.

“Marco legal que brinde seguridad jurídica” al extractivismo, o sea concederles mayores privilegios todavía.

“Modernizar las relaciones del trabajo”, o sea avanzar como sea con la reforma laboral precarizadora.

“Primero despenalizar el aborto y luego legalizarlo”, o sea una trampa que no evita las muertes y un “luego” para nunca.

Pero hay otra definición de Alberto que sintetiza su hoja de ruta y que a nuestro juicio constituye un alerta rojo para quienes tienen expectativas en él como solución: la ubicación de Vaca Muerta como el motor de desarrollo del país.

Vaca Muerta: síntesis del capitalismo decadente

Si me concentro en este punto es porque Vaca Muerta sintetiza con precisión las condiciones que el sistema capitalista, en su etapa de decadencia, busca universalizar a todo país que pueda.

Detrás de una supuesta “revolución tecnológica”, el mal desarrollo que plantea la extracción masiva de petróleo y gas no convencionales conlleva la contaminación del ambiente a niveles irreparables, la expoliación de nuestros recursos por los centros de poder imperialistas, la flexibilización laboral al grado de superexplotación y encima el recorte de derechos democráticos con amenazas represivas.

A nivel ambiental, el proyecto es deficitario por donde se lo mire. Aun bajo la falacia de que pueda haber un “fracking 100% seguro”, profundizar la dependencia y el uso de hidrocarburos en esa magnitud implica aumentar la emisión de gases de efecto invernadero, que ya están en los límites tolerables por el planeta. Además, como el “fracking seguro” no existe, implica el riego cierto de contaminar las napas de agua, enormes extensiones de tierra y hasta la proliferación de sismos, como ya empezó a ocurrir allí o como se registraron en EE.UU., pionero en la materia.

A nivel económico, la extracción masiva de recursos para exportación presenta una alta diferencia entre los ingresos de las multinacionales y lo que realmente “queda” en el país. Justamente fue durante los gobiernos kirchneristas que se establecieron condiciones en favor de las empresas en el manejo de recursos: su provincialización respecto del reparto las regalías, con topes del 12%, y su libre disponibilidad por las corporaciones. Macri profundizó ese esquema, sosteniendo los subsidios y sumando tarifazos para financiar el saqueo a costa del pueblo.

A nivel laboral, el panorama es igual de malo. Vaca Muerta es uno de los sectores en donde el acuerdo burocracia sindical-empresarios-gobierno pudo prosperar. El año pasado se firmó una adenda al convenio colectivo de Petrolero que flexibiliza sus condiciones de trabajo, recorta derechos y exponen a los trabajadores a ritmos brutales. Un centenar de obreros muertos desde que VM funciona, nueve de ellos en lo que va del año, son el balance luctuoso de este negociado.

Como si todo esto fuera poco, considerar a Vaca Muerta como “zona estratégica” y ponerla bajo la custodia armada de Gendarmería es disponer la represión como garantía de la entrega.

Anticipando estos resultados que empiezan a mostrarse y que Fernández pretende profundizar, en el 2013 denuncié penalmente a CFK por su vergonzoso decreto que dio inicio al modelo Vaca Muerta con la entrega a Chevron, represión mediante.

Nuestro proyecto alternativo

El planteo que sostenemos desde el MST y el Frente de Izquierda Unidad es opuesto por el vértice al que defienden e impulsan Fernández y el PJ.

Cualquier modelo de desarrollo independiente para nuestro país tiene que pensarse a partir de la ruptura con el FMI y el no pago de esa colosal estafa llamada deuda externa, que es sinónimo de ajuste eterno. Obviamente, ese ahorro se debe destinar a resolver las prioridades sociales. Ecuador hoy muestra a la vez las consecuencias de los pactos con el FMI y el ejemplo de lucha de ese pueblo hermano para ponerle fin y abrir un camino de esperanza.

Lejos de sostener a Vaca Muerta como supuesto “motor”, entonces, proponemos recuperar todos los bienes comunes, estatizarlos bajo el control de sus trabajadores y prohibir el fracking junto con la megaminería y los agrotóxicos. Se impone además una reconversión de la estructura energética y productiva del país, apostando a energías limpias, renovables y diversificadas. Nacionalizar la banca y el comercio exterior son a su vez las vías necesarias para evitar la fuga de capitales, abaratar el crédito e impedir las maniobras comerciales.

Estas medidas, en el marco de una transformación profunda del país que incluya reestatizar las privatizadas de servicios, prohibir los despidos, aumentar los salarios y jubilaciones, y el aborto legal, plantean la necesidad de que la izquierda, único espacio con un programa por cambios de fondo, se fortalezca en las calles y también en el Congreso y las Legislaturas. Al servicio de esta estrategia trabajamos todos los días.

Dejá tu comentario