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Negar todo y cuestionar los hechos: la estrategia de los rugbiers para evitar la condena perpetua por el crimen de Fernando Báez Sosa

Este miércoles terminó la etapa de testimoniales. La semana que viene comenzarán los alegatos y se espera que el veredicto se conozca el 31 de enero.

Antes de que el debate oral iniciara, Hugo Tomei ya lo decía. Tenía planeado que los ocho imputados por el crimen de Fernando Báez Sosa declararan en el juicio en su contra, y si bien no hablaron todos, varios de los rugbiers pasaron al frente e hicieron sus respectivas aclaraciones ante los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal N°1.

El primero en romper el silencio fue Luciano Pertossi, y con su irrupción a los peritos especialistas en análisis facial, que lo estaban señalando como partícipe de la golpiza al joven de 18 años, el acusado pasó al frente y dijo que quería hacer una “aclaración”.

“Yo no estuve ahí”, dijo en referencia al video que los peritos estaban analizando y, así, quiso dejar en claro que la persona que mostraban en el video como uno de los que golpeaba a Fernando, no era él.

Después de eso, solo se limitó a decir que no pensaba contestar preguntas, y aunque la fiscalía y el particular damnificado buscaron respuestas, no las encontraron.

Con esta primera declaración del jueves, se abrió una nueva etapa en el juicio, con la cual la defensa empezó a demostrar parte de su estrategia. Si bien hasta ese momento los rugbiers se habían mantenido en total silencio, siempre erguidos y con la cabeza en alto, a partir de que Pertossi habló, todo cambió.

Si bien ya se venía viendo un clima más distendido en la sala por parte de los imputados, que se hablaban y decían cosas al oído, lo cierto es que luego ya empezó a intervenir el propio Tomei, que durante el debate cada tanto se acercaba a sus defendidos a marcarle cosas.

La que también empezó a mostrarse cerca de los jóvenes fue Emilia Pertossi, hermana de Ciro y Luciano, con quien los rugbiers tienen especial confianza y una relación cercana.

Tras la declaración de Luciano, el que rompió el silencio luego fue Máximo Thomsen, uno de los rugbiers más complicados y señalados durante las audiencias por los peritos y testigos.

Si bien no negó la golpiza, el detenido dijo que nunca planeó matar a nadie, y que en realidad él se defendió de un ataque sorpresivo que recibió por parte de los amigos de Fernando.

“Cuando recibo una piña, reaccioné pegando patadas. Pero jamás en la vida lo hice con la intención de matar a alguien”, explicó durante su declaración, en la cual además aseguró que nunca se enteró de que habían matado a Báez Sosa  y que recién se dio cuenta de lo ocurrido cuando la policía fue a detenerlo junto al resto de los rugbiers al día siguiente.

Mientras hablaba, el acusado lloraba. Fue el único de los imputados que se explayó durante varios minutos y que explicó detalladamente cómo habían vivido las horas previas al crimen, en la playa y en una previa con amigos antes de salir a bailar.

No es casualidad que haya sido Thomsen el que habló largo y tendido, y tampoco es casualidad que no haya querido responder preguntas de la fiscalía y el particular damnificado.

Tampoco es una elección libre que en primer lugar hayan prestado declaración testimonial Luciano Pertossi y Máximo Thomsen, ya que todas las miradas apuntan a ambos porque durante el debate se pudo demostrar que participaron de la golpiza a Fernando.

Por su parte, este miércoles habló por primera vez Lucas Pertossi, primo de Luciano y Ciro. “Estoy muy mal por lo que pasó y sigo mal. Yo en ningún momento le pegué a Fernando Báez Sosa. No hubo ningún plan para matar a nadie”, aseguró.

Sobre la golpiza de la salida, dijo: “Escucho gritos, me paro, me acerco, veo que hay gente que no conocía pero reconozco a mis amigos. En unos segundos veo que agarran a un amigo del pie y lo quieren tirar al piso. Me acerco y le digo ‘¡soltalo!’, le pego dos patadas, me voy para atrás, veo que el chico intenta pararse y me voy para la esquina. Nunca le pegué a Fernando Báez Sosa”.

Por su parte, durante la jornada de este miércoles Blas Cinalli también prestó declaración y se encargó de aclarar que no participó de la golpiza de Báez Sosa. “Lamento mucho lo que pasó, es una tragedia muy grande, falleció un chico de mi misma edad. No hubo ningún plan para matar a nadie”, sostuvo.

De hecho, Cinalli es uno de los más señalados, porque durante el debate se mostraron varios chats en lo que el joven aseguraba que habían matado a una persona. “Amigo, flasheamos. Matamos a uno. Dos convulsionaron, a uno lo mandamos al hospital sin signos vitales. Ahora estamos yendo a comer a ver qué pasa”.

Sin embargo, esto no es todo. Lo que lo cita directamente en la escena del crimen es su ADN, el cual apareció debajo de la uña del dedo meñique de Báez Sosa. “Dicen que Fernando en las pericias tiene ADN mío en su dedo, creo que con él me peleé adentro, no le pegué afuera”, dijo.

Lo cierto es que parte de la estrategia de la defensa es también desconocer muchas de las cosas sucedidas, y apelar a que los jóvenes estaban alcoholizados al momento de la golpiza. Thomsen, en su declaración, incluso aseguró que no recordaba bien lo que había pasado porque el patovica que lo sacó del boliche lo había asfixiado.

Finalmente, Tomei apeló a hablar de errores en la autopsia realizada en el cuerpo de Fernando Báez Sosa y además presentó a dos peritos que desacreditaron el análisis realizado.

“La información de la autopsia no es correcta y es incompleta. El doctor Duarte no explica por qué ocurrió el paro cardíaco”, aseguró José Fenoglio, quien además deslizó que el cuadro de la víctima se pudo haber complicado por los intentos de reanimación que hicieron las personas que intentaron salvarle la vida en la puerta del boliche donde lo atacaron.

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