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"Making a murderer": los datos más curiosos de la ficción que es heroína audiovisual

La serie estruja las entrañas del espectador y devela el lado oscuro de la justicia. Una serie sobre la que se pronunció hasta Obama.

Por Ignacio Luccisano

@nacholuchi

Les voy a hablar de "Making a murderer", una serie documental de Netflix que es realmente impactante y adictiva.


Cuando se estrenó en diciembre de 2015, el famoso critico español Javier Aznar catalogó a esta serie como heroína audiovisual: "Crees que puedes controlarlo, pero es algo que te controla a ti. Empecé a verla el día de Nochebuena por la mañana y terminé la serie al día siguiente por la noche, encadenando capítulos sin parar, con los ojos inyectados en sangre".

Y esto es lo que pasa cuando uno decide ver esta grandiosa serie.

¿Cómo comienza "Making a murderer? En 1985, una mujer camina tranquilamente por una playa desierta en Manitowoc, Wisconsin. Está lejos de imaginarse que pronto será víctima de un hombre barbudo, corpulento y un tanto roñoso, que se le tira encima, le pega varias trompadas, la deja inconsciente y la viola. La mujer agoniza durante días pero sobrevive. Cuando recupera la lucidez, ofrece a los detectives la información necesaria para armar un identikit del presunto violador.


"Recorcholis, Batman" - dice el alguacil del condado - "Este dibujo muestra a las claras que el violador es Steven Avery".  Y salen todos corriendo para apresar a Steve.

El sospechoso, un joven barbudo, corpulento y un tanto roñoso, además de tener un coeficiente mental bajo, proveniente de una familia humilde que no es muy querida por las autoridades. Como es de esperarse, Steve queda inmediatamente detenido.


"Pero... yo no fui" - repite una y otra vez, mientras policías, alguaciles, abogados, fiscales y la mar en coche, lo mandan 18 años al calabozo por desacatado. Sí, 18 años preso por un crimen que no cometió y hubiera seguido ahí de no ser por una prueba de ADN que lo sacó de prisión.

Pero espera porque aquí, todavía, no ha pasado nada. ¿No me crees?  

Cuando Steve sale de la cárcel demanda al estado de Manitowoc por pasar 18 años tras las rejas, sin comerla, ni beberla, como diríamos en criollo.

En medio del juicio, abogados, fiscales y la humilde familia Avery, se enteran de un secreto que sale a la luz: ocho años atrás, en 1995, durante una fría noche de invierno, la policía local recibe la llamada de otro destacamento. El llamado decía lo siguiente:"Che, acá tengo a un tal Gregory Allen, al que acabamos de arrestar por violación... pero anda diciendo cosas raras... se le metió en la cabeza que hace un par de años violó a una mujer que caminaba por un bosque en Manitowoc y que ustedes, metieron preso a un tipo que no tiene nada que ver. Allen me está diciendo que se confiesa culpable".


¿Qué hace el policía que recibe esa información? Nada... Lo escribe en su máquina imaginaria, apaga las luces de la comisaria y se va a beber cervezas a la taberna de Moe. A pesar de esa llamada por la que podría haber recuperado su libertad, Steve estuvo otros ocho años en la cárcel.

Imagínate cómo estaban los abogados de Avery cuando se enteraron de este secreto en pleno juicio. Bailaban en una pata pensando en la cifra con la que iban a demandar no sólo a la policía local, sino también al estado de Wisconsin. Seguro que imaginaban un gran cheque con muchos ceros. Pobres ilusos...

Es que justito en el momento en que el Estado tiene que empezar a poner los billetes sobre la mesa, desaparece una joven periodista... ¿adivinen que pasa?... ¿Les digo o no les digo?... No les digo. Mejor miralo vos mismo.

Lo que sí les puedo contar es que Moira Demos y Laura Ricciardi, dos estudiantes de cine de la Universidad de Columbia en Nueva York, buscaban un tema para su proyecto final y cuando vieron la noticia en los medios, decidieron viajar a Manitowoc para "ver qué onda".


Diez años más tarde, regresaron con más de 700 horas de entrevistas grabadas, recopilaciones de videos familiares, material de archivo, testimonios y escuchas telefónicas. Con todo esto, lograron armar una serie policial tan bien lograda, que usted, querido televidente, no podrá despegarse del sillón durante la hora que dura cada uno de los 10 episodios.

Muchos dirán "Nah, ¿serie documental? No es lo mío. Me aburre". Por favor, haceme caso porque "Making a Murderer" es mucho más que una buena serie documental. Su ritmo es apasionante y los giros de guión, así como los diálogos de tribunales, no tienen nada que envidiar a cualquier ficción.

Quizás el primer capítulo sea un tanto engorroso, por la cantidad de lenguaje jurídico que puede llegar a confundir o aburrir (no diga que no se lo advertí). Dale una oportunidad. Vas a ver como a partir del segundo capítulo no va a poder parar.

Sin dudas, estamos ante una historia que parece escrita por el guionista con la mente más retorcida de todo Hollywood. Se suceden tantos giros inesperados, interrogantes, obstáculos y personajes fascinantes, que todo parece una pesadilla. Pero es real. Desgraciadamente, es real. Además, el gran acierto de estas jóvenes directoras es que supieron darle a este docu-drama una estructura de thriller, con giros de 180 grados en la trama e incluso un desenlace inesperado.


La estructura de "Making a murderer" juega muy bien con los cliffhangers, término anglosajón que se usa para definir la última escena de cada episodio  que busca dejarte en vilo y con ganas de más.

El caso de Steve Avery es tan impactante que en Estados Unidos, unas 380.000 personas se juntaron para pedirle al mismísimo Barack Obama, que lo exonere por las irregularidades del juicio. Tanta fue la presión, que el Presidente tuvo que salir a comunicar que no podía hacer nada ya que no era su competencia.

Sin embargo, como mucha gente pedía la libertad de Steve, también se alzaron voces en contra, como la de la periodista Nancy Grace, quien considera que el documental es "muy manipulador".

Verdad o no, comprobalo vos mismo. Lo único que les puedo dejar como advertencia es que no solo le gritará a la pantalla del televisor, sino que también vas a pasar noches sin dormir. Ah, y un consejo más: no utilices Google para saber del tema si no querés saber cómo termina.

Para despedirme les dejo varios datos curiosos sobre "Making a murderer":

- La serie ya es un fenómeno en Estados Unidos y convirtió a la familia Avery en celebridades en ascenso.

-El cantante de The Black Keys, Dan Auerbach -una de las mayores bandas de rock de la actualidad-, escribió una canción basada en el caso de Avery cuando terminó de ver el último capítulo.

-Una comunidad de hackers que se llama Anonymous, anunció que van a poner manos a la obra para investigar qué fue lo que realmente pasó aquel invierno de 1995.

-El músico argentino, Gustavo Santaolalla, es el compositor del soundtrack.

Así pues, quedan avisados de una serie que no solo pone en jaque al sistema legal y policial, sino que deja en evidencia como la Justicia no es igual para todos. Pero lo que hace a "Making a murderer" imperdible es su estructura, que, como ya lo dijimos, es absolutamente adictiva.

Ficha técnica

Título original: Making a Murderer.

Creada por: Moira Demos y Laura Ricciardi

Género: Thriller documenta, policial, suspenso, drama.

Cadena: Netflix

Año de creación: 2015

Temporadas: 1 (diez episodios)

PD: Netflix acaba de anunciar la segunda temporada.