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La muerte de Lucas González

Lucas González, jugador de las inferiores de Barracas Central, murió a manos de efectivos policiales. Tanto la versión policial como la de los acompañantes de la víctima, tiene fisuras. Lo concreto es que un procedimiento policial dudoso  termina en tragedia.


Era el miércoles por la mañana y Lucas con tres amigos, que habían ido a probarse a Barracas Central, fueron interceptados por un auto que, según las víctimas, no tenía patente ni identificación. De ese auto se bajaron dos policías de civil, los menores se asustaron y emprendieron la fuga, golpeando la puerta del auto policial. Alguno de los policías disparó, impactando en la cabeza del joven Lucas. 


Los menores, que viven en Florencio Varela, intentaron escapar por temor a ser robados. Usted, mi lector, disculpe, pero estoy seguro que donde viven estos chicos roban y tal vez mucho más que en esta parte de la ciudad.  Pero bueno, los policías decidieron disparar contra el auto que fugaba. El resto es historia conocida: el informe policial que no cierra por ningún lado y la presión pública de la familia, y una mano de la política, hicieron que el hecho explote en los medios de comunicación.

Hace una semana había candidatos que hablaban que había que hacer queso gruyere a los delincuentes, primero bala y luego preguntamos. Ese enfrentamiento de los sectores mano dura contra los garantistas, en la elección pasada, fue avalada mayoritariamente por el electorado en favor de los que pregonan endurecer la lucha contra la delincuencia. 

¿Por qué digo la mano de la política en este desgraciado hecho? El abogado de la familia del chico muerto es mi amigo Gregorio Dalbon, abogado del Presidente y de la vice, con esto, todo dicho.

¿Qué versión podrán ensayar los policías para defenderse? Varias, pero seguramente terminen en condena.

Lo concreto es que tengo información que en la zona del trágico episodio hay autos de civil  que son brigadas policiales, que abordan a los que salen de la villa de comprar droga, los paran, los requisan y los compradores tienen la opción de ser detenidos con la droga y ser sometidos a proceso, o bien arreglar con las brigadas y seguir viaje tranquilo.  

No digo que esto haya sucedido con los menores, pero lo cierto es que a los policías les llamó la atención alguna actitud. Al cierre de esta columna la Justicia ordenó la detención de los policías quienes se presentaron en la Comisaría 4 donde están alojados. 

Ahora prepárese para presenciar un show de intercambio de acusaciones, en un rincón la mano dura, en el otro los garantistas, nosotros en el medio sin saber qué hacer y rezando que nuestros familiares lleguen a casa sanos.

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