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Una opinión, un anticipo: una huerta contra el hambre

Por "Chiche" Gelblung. Hace días, en una columna, me preguntaba cómo es posible que nadie dedique una mínima parte de esa emergencia para generar un autocultivo. Llamamos la atención y de que manera.

Hace poco menos de un mes dediqué mi columna a la peor inseguridad que tenemos en la Argentina: el hambre. La “inseguridad alimentaria” es la calificación más profunda para describir la más cruel de las expresiones de la pobreza. Me preguntaba, y lo sigo haciendo, cómo es posible que nadie dedique una mínima parte de esa emergencia para generar un autocultivo. Me enteré que el Frente de Todos impulsará, en caso de llegar a ser Gobierno, el desarrollo de la agricultura familiar como parte del plan para combatir el hambre en la Argentina.

“Una opinión, un anticipo: una huerta contra el hambre” se llama la columna de hoy debido a que con esa nota que hice en InfoVeloz el 15 de septiembre llamamos la atención de muchos y, en particular, la del partido que tiene mayores chances de gobernar la Argentina a partir de diciembre.

¿En qué consiste el plan que anunciará Alberto Fernández para combatir el hambre? Se centrará en 7 puntos: 1) mejor alimentación y nutrición; 2) bajar el precio de los alimentos; 3) generar más ingresos para las familias; 4) romper el círculo hambre-exclusión-pobreza; 5) crear empleos; 6) articular en red alimentación con salud, educación, desarrollo local y generación de trabajo; 7) implementar un sistema de alimentación sustentable y sostenible desde la producción hasta el consumo (mejorando prácticas, producción y precios).

El punto 7. Ahí quiero detenerme. Todos los especialistas en huertas comunitarias coinciden en que con 5 metros cuadrados de tierra una familia podría subsistir. En la crisis del 2001, un batallón de voluntarias y voluntarios desarrollaron mil formas de explicar el impacto positivo de las huertas comunitarias en un país en el que sobra territorio. Las experiencias europeas durante las dos guerras mundiales, la experiencia de la subsistencia que lograban los países del sudeste asiático, demuestran que millones de familias evitaron el hambre y la muerte aprendiendo sencillas formas de ser autosuficientes en materia alimenticia sin demasiado esfuerzo.

Recuerdo que en 2001 hicimos un programa de Memoria con 4 metros cuadrados de tierra y durante meses algunos técnicos del canal llevaban a sus casas los resultados de esa experiencia. Hasta ensaladas sofisticadas salían de ese tímido ensayo de huerta comunitaria. Creo que llegó el momento de que en esta emergencia los políticos convoquen en serio a los técnicos del Inta, que para esta emergencia pueden ser mejor solución que repartir partidas millonarias para que igual se mantenga trágica inseguridad alimentaria.

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