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Sabores que cuentan historias: cocinar con amor y memoria argentina

Creció entre Caracas, París y Buenos Aires, trabajó en restaurantes del mundo y un día, con una batidora y un bowl, empezó de nuevo en Rauch. Natalia Penchas encarna esa pasión tan argentina por cocinar desde el corazón, rescatar sabores familiares y compartirlos como un gesto de amor cotidiano.

En Argentina, cocinar es un idioma común que se habla con las manos. Cada plato tiene una historia, una abuela detrás, un recuerdo que huele a pan recién horneado o a salsa que borbotea en la olla. Esa pasión por la cocina, por lo simple y lo real, también define a Natalia Penchas, cocinera, pastelera, panadera, instructora y fotógrafa de alimentos. 

“Me encanta compartir mis recetas caseras y el amor por la comida real, con ingredientes frescos y locales. La cocina simple, esa que todos pueden cocinar, es la que más me gusta” dice. Y en esa frase se condensa la filosofía de la cocina como puente entre generaciones, culturas y afectos.

Y resalta: “La gente ama mi parte pastelera, pero una de mis recetas mas populares fue Peras al Malbec. Yo busco sabor pero también que se vea espectacular”, 

Natalia creció entre Caracas, París y Buenos Aires, y esa mezcla de geografías dejó su marca en los sabores que hoy transmite. Sus recetas son un producto de todas esas experiencias.

natalia penchas

Como muchos argentinos, aprendió mirando, oliendo, ayudando en casa. “El aprendizaje empezó desde que era muy chica, gracias a la generosidad de las mujeres que cocinaban en casa.” En cada familia, hay una maestra silenciosa que enseña sin escuela: una madre, una abuela, una vecina. En su caso, Charo, la mujer que trabajó en su casa durante años, le enseñó las recetas fáciles y entrañables de la cocina argentina.

Y es que en la Argentina, la cocina construye identidad. Hay algo profundamente nuestro en ese gesto de amasar, de improvisar con lo que hay, de sentarse a la mesa con otros. Cocinar es recordar, agradecer, honrar las raíces.

Su carrera profesional fue tan intensa como variada: bachera, cocinera, jefa de cocina, chef ejecutiva, dueña de restaurantes y de una empresa de catering de tortas

Vivió en Estados Unidos, donde enseñó cocina en Saint Louis y participó de programas de televisión con recetas simples y accesibles. Luego volvió a Buenos Aires, trabajó en televisión, en proyectos para grandes marcas y se dedicó también al food styling y la fotografía de alimentos.

natalia penchas

Hasta que un día, la vida la llevó a Rauch, un pueblo de la provincia de Buenos Aires. 

Me mudé poco antes de la pandemia. Tenía una batidora, un bowl y muchas ganas de cocinar. Empecé a contar quién era en redes, a compartir mi día a día. Y de pronto, la gente empezó a esperarme: querían que yo dijera ‘Buenos días desde Rauch’.”

Desde ese rincón de campo y cielo abierto, Natalia encontró su lugar en el mundo

“Encontré un espacio divino para mí y la gente se empezó a copar. Las marcas me eligieron para publicitar en mi cuenta, y así nació esta nueva etapa.”

Esa historia es también profundamente argentina. Tiene que ver con reinventarse desde lo simple. En medio de la incertidumbre, la cocina ofició de encuentro y sostén.

Los viajes y toda la experiencia conseguida en el exterior también refleja el espíritu de la cocina argentina que se nutre del mestizaje, de los cruces, de los sabores traídos por los inmigrantes y reinterpretados en la olla criolla.

De Doña Petrona a Julia Child, de los mercados callejeros a los restaurantes del mundo, Natalia fue recogiendo saberes y transformándolos en recetas posibles, cercanas, llenas de memoria y emoción. 

"El aprendizaje de recetas empezó desde que era muy chica, gracias a la generosidad de las mujeres que cocinaban en casa. Con la cocina venezolana di mis primeros pasos y París dejó una marca fuerte y una oportunidad única. Luego mi querida Charo, que trabajó en casa por años, me enseñó las recetas fáciles de la cocina argentina: cocina desde el corazón, bizcochuelos perfectos, repulgue de empanadas y mucho más. Trabajar y estudiar en Estados Unidos le dio otra perspectiva a mi aprendizaje, gracias a la fusión de la cocina local con la de todas partes del mundo", recuerda

En tiempos de pantallas y comidas apuradas, volver a cocinar es también volver al origen. Porque en Argentina, cocinar sigue siendo un acto de amor y de memoria.

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