DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

¿Por qué matan las mujeres?

En los últimos dos días aparecieron dos casos de ataques de furia femeninos. ¿Qué nos está pasando?

El miércoles desayunamos con la noticia de una médica que baleó el auto de un hombre sólo porque había estacionado su auto en la cochera equivocada. Hoy el caso fue distinto pero la temática la misma: una vecina asesinó a otra en Villa Bosch porque se había quejado de sus 17 perros.

María Verónica Ambertin es la médica anestesista que el miércoles por la mañana tiroteó el auto de su vecino sólo porque éste había estacionado el auto en su cochera.

Una locura.

Pero lamentablemente la reacción de Ambertin no es una novedad: la mujer tiene 27 causas penales por coacción y lesiones, y la entrada prohibida por sus continuas agresiones al country San Diego, donde vivía anteriormente. Sí, también baleó el lugar.

Según contó la abogada Gabriela Baratta, la médica "salía con un rifle de su casa y disparaba".

Hoy Liliana Inés Bargas habría matado de 2 tiros en la cabeza a Carmen Zorzoli, de 45 años, con una 22. Todo sucedió en Villa Bosch, partido de Tres de Febrero. ¿El motivo? Una discusión entre ambas vecinas por los 17 perros que la agresora tenía en su casa.

Otra locura.

Parece ser que por cualquier cosa estas dos mujeres decidieron exteriorizar su ira y salir a disparar por la vida.

Hoy, la primera está internada, sedada e intentó fugarse; la segunda, prófuga desde el momento del hecho.

Sin mencionar la facilidad con la que se consigue un arma en Argentina, sin contar la falta de recaudos necesarios ni estudios psiquiátricos a quienes las compran, cualquier loco tiene un arma y nadie lo controla.

¿Es por histeria femenina? ¿Estaban en su famoso "día del mes"? No. En ambos hechos hubo quejas y denuncias previas.

Creo que ni el Estado ni la Justicia están preparados para reaccionar ante estos hechos de violencia. Sino miremos lo que sucede en la otra vereda cuando las mujeres acuden a una comisaría ante agresiones domésticas.

Todo esto lleva a preguntarnos: ¿A quién tenemos como vecinos? ¿Estamos conviviendo con el enemigo?