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Polémica en el Congreso: revelan cuánto "ganaron" los diputados por canjes de pasajes en el 2017

El polémico sistema que permite obtener un sobresueldo de hasta el 45% fue utilizado por casi todos los legisladores de la Cámara baja.

Una es de cuna radical, la otra, peronista. Compartieron el camino durante la breve experiencia de la Alianza, pero la grieta kirchnerista volvió a separarlas y se convirtieron en férreas adversarias políticas. Un podio las vuelve a unir: el de los diputados nacionales que más pasajes canjearon por dinero en efectivo durante el año 2017.

Elisa Carrió no utilizó ninguno de los tickets aéreos y terrestres que la Cámara le entregó, pero sí hizo los trámites cada mes para canjearlos por cash. Así, se llevó un sobresueldo mensual de $19.300 durante los primeros 6 meses del año y de $40.000 durante la segunda mitad de 2017, cuando una resolución de Emilio Monzó duplicó el valor de canje de los pasajes. En total, la líder de la Coalición Cívica percibió $355.800 pesos por los pasajes que no usó a lo largo del año.

Nilda Garré quedó apenas un escalón detrás, porque en octubre utilizó dos pasajes de avión de la cuponera oficial y canjeó todos los demás para hacerse de un total de $353.100.

Ambas damas compartieron el podio con el sindicalista petrolero, ex diputado massista y actual miembro del bloque justicialista Alberto Roberti, quien al igual que Lilita canjeó todos sus pasajes y se llevó también $355.800 extras a su bolsillo.

El top 5 de canjeadores 2017 lo completaron la macrista Paula Urroz, que se llevó $349.260 y el radical Miguel Bazze, que embolsó $340.730. Estos números salieron a la luz después de tres años de silencio en los que la Cámara baja no respondió los pedidos de acceso a la información pública que presentaron medios y diferentes ONG. Finalmente una de ellas, Directorio Legislativo, recibió hace pocos días el detalle oficial de los pasajes canjeados por los diputados durante los años 2015, 2016 y 2017, cuyas datos más relevantes fueron publicados por Infobae.

Aquí no hay delito alguno. Pero el festival de pasajes del Congreso argentino es único en el mundo. El sistema, fruto de un trabajo mancomunado de las fuerzas políticas que se fue perfeccionando año tras año desde el retorno de la democracia, está reglamentado de esta manera: todos los senadores, diputados y otros funcionarios como secretarios y prosecretarios de ambas cámaras y de los bloques, reciben cada mes, haya o no sesiones, 20 pasajes de avión y 20 de ómnibus para viajar a cualquier lugar del país.

No hay control alguno sobre su uso: los legisladores pueden utilizarlos para trasladarse por trabajo o para irse de vacaciones. Tampoco están obligados a usarlos ellos mismos. Se los pueden obsequiar a un asesor (en el mejor de los casos), un familiar, un amigo o a alguien que termine revendiéndolo (como ha ocurrido).

Pero en esta kermese parlamentaria, el premio sale o sale porque pasaje que no se utiliza puede canjearse por dinero en efectivo con un simple trámite ante la Secretaría Administrativa.

En el Senado, cada uno de los 20 pasajes mensuales de avión se puede canjear por $3.401, mientras los terrestres cotizan hoy a $240, aunque se permite cambiar 10 como máximo.

Quien canjea todos sus tickets del mes se lleva $70.420, un sobresueldo de casi el 70% sobre salarios que rondan los $120.000 en mano.

Así lo hicieron este verano varios senadores, incluso antes de que comenzara el año legislativo. En Diputados, el valor del trueque es algo más modesto: cada aéreo cotiza a $1.350 y los terrestres (se pueden canjear los 20) a $ 650. Quien canjea todos los pasajes, entonces, se lleva $40.000, un 45% de sobresueldo sobre los cerca de $90.000 de bolsillo que cobraron el año pasado los diputados.

A la hora del canje, desaparecen las grietas. Durante 2017 cambiaron sus pasajes por efectivo diputados de casi todos los colores.

El entonces jefe del bloque del FpV, Héctor Recalde, se llevó $327.800. Apenas un paso atrás se ubicó el propio presidente de la cámara, Emilio Monzó, que canjeó por $323.530. El jefe del bloque del PRO, Nicolás Massot, lo hizo por $260.310, Margarita Stolbizer por $251.480, Axel Kicillof por $245.220, Máximo Kirchner por $205.690 y Sergio Massa por $191.690.

Sólo los legisladores de izquierda se han opuesto públicamente al canje de pasajes pero admiten, en cambio, que otorgan esos tickets a militantes de su fuerza para que viajen a diferentes encuentros partidarios.

Apenas diez diputados de los que participaron del período de sesiones 2017 no se llevaron ni un peso de la cámara por canje de pasajes: Eduardo Costa (UCR-Santa Cruz), Nathalia González Seligra (PTS-Buenos Aires), Dulce Granados (FpV-Buenos Aires), Daniel Kroneberger (UCR-La Pampa), Pablo López (PO-Salta), Federico Masso (Libres del Sur -Tucumán), Néstor Pitrola (PO-Buenos Aires), Soledad Sosa (POMendoza), Orieta Vera González (C.Cívica-Catamarca) y Sergio Wisky - (PRO-Río Negro).

Desde ya que estar en esta lista puede significar dos cosas muy distintas: que no se utilizó ningún pasaje y tampoco se los canjeó por efectivo o que el diputado utilizó todos sus cupones de viajes. El informe de la Cámara no brinda precisiones.

Los mismos de siempre

Si se comparan las tablas de canjeadores de los últimos tres años -cuya información acaba de ser liberada- se observa una marcada similitud en los primeros puestos. Carrió y Roberti son imbatibles. Han canjeado todos sus pasajes durante los años que llevan como diputados. En 2016, hicieron lo mismo otros tres diputados: Darío Giustozzi (Frente Renovador), Gladys González (PRO) y Carlos "Cuto" Moreno (FpV). Todos se llevaron ese año $273.000.

Carrió, Roberti, González y Moreno ya habían hecho lo mismo en 2015, pero los acompañó en el top 5 Héctor Recalde. Aquel año, el último de la era K, cada uno de llevó un extra de $231.600. No parece casualidad que, año tras años, los legisladores que más canjean sean porteños o del Gran Buenos Aires. Como es obvio, no necesitan pasajes de avión ni de ómnibus para llegar al Congreso.

Cuando se consulta en la Cámara por qué reciben la misma cantidad de pasajes que los legisladores del interior, la respuesta es que "necesitan viajar a distintos puntos del país para informarse de las problemáticas sobre las que deben votar en el recinto".

Sin embargo, las estadísticas de canje muestran que los diputados porteños y bonaerenses parecen más interesados en llevarse un adicional al bolsillo que en conocer de primera mano los dramas provinciales.

Cambio de tendencia


De acuerdo a los datos oficiales, entre 2012 y 2016 se registró un descenso (leve en términos nominales pero importantes si se tiene en cuenta que fueron años de alta inflación) en el monto total que gastó la Cámara de Diputados en los canjes de pasajes: de 40,9 millones se había bajado a 34,1 millones de pesos.

Pero en 2017 esa tendencia se revirtió. Los 58.488 pasajes que se habían canjeado en 2016 saltaron a 66.016 en 2017, lo que significó un costo de 46,4 millones de pesos para el presupuesto en Diputados, 41% más que el año anterior.

Con ese dinero se podrían construir tres jardines de infantes, de acuerdo al presupuesto de las licitaciones nacionales. Aunque parezca extraño, las autoridades de la Cámara celebraron ese aumento.

Es que, según explican, es más barato pagar los $1.350 de cada canje que abonar a las aerolíneas el importe real de ese pasaje si es utilizado, ya que los legisladores suelen hacer sus reservas a último momento cuando las tarifas son más caras.

Así de insólito resulta este sistema cerrado de pasaje o cash. En las últimas semanas, Monzó intentó limitar la cantidad de pasajes "innominados" (los que se pueden ceder a otra persona), pero debió morigerar la medida después de una fuerte presión de las principales bancadas.

También puso en marcha algunos mecanismos para digitalizar la utilización de las cuponeras y acabar así con algunos abusos laterales. Pero el corazón del sistema -la posibilidad de canjear los pasajes no utilizados se mantiene inalterable. "El canje de pasajes por dinero en efectivo es una práctica opaca, clientelar e ineficiente que tiene nuestro Congreso", dijo a Infobae Agustina de Luca, directora general de Directorio Legislativo.

"Lamentablemente, ningún partido político parece querer transparentarla, sino sólo reproducir beneficios discrecionales que tienen los legisladores. Es necesario un cambio estructural del sistema que asegure los recursos de movilidad a los diputados pero que no represente el cobro de una caja negra que nadie sabe para qué se usa.

Por ahora, los diputados cuidan esta tradición como uno de sus tesoros más preciados y la transmiten de una generación a otra. De hecho, es una de las primeras cosas que aprenden los recién llegados.

De eso dan testimonio Fernanda Vallejos ($28.000), Graciela Ocaña ($28.000), Martín Lousteau ($28.000), Fernando Iglesias ($28.000), Héctor "Toti" Flores ($28.000), Daniel Filmus ($27.350) y Daniel Scioli ($23.950), entre otros que llegaron al Congreso el 10 de diciembre y antes de fin de año ya habían hecho su primer canje para llevarse un dinero extra para las fiestas.