DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

Platos, sabores y más... Milanesas napolitanas, tan argentinas como la birome y el colectivo

La semana pasada te contamos "la verdad de la milanesa". Hoy dedicamos la columna a una de las variedades favoritas de todos.

La semana pasada hablamos sobre el origen de una de nuestras comidas favoritas, las milanesas. Y tal como lo prometimos, hoy dedicamos esta columna para una variedad muy especial del plato: las milanesas napolitanas.

¿De Nápole, Italia? No. Las milanesas napolitanas son porteñas y tan argentinas como el dulce de leche, el colectivo o la birome.

Su historia es muy divertida. Surgieron casi por casualidad, luego de un error, como solución al problema, y vaya qué solución.  Su origen demuestra cómo ante la necesidad surgen respuestas rápidas y efectivas y te vas a dar cuenta de que más de alguna vez, algo similar te habrá pasado en tu casa.

La historia se remonta a la Buenos Aires de los años 50. Resulta que en un pequeño restaurante ubicado frente al Luna Park, en el bajo porteño, todas las semanas, muy tarde luego de ver boxeo, acudía un hambriento comensal en busca de milanesas.

El problema fue cuando una noche el cocinero se retiró antes de que el hombre llegara y  no había dejado la milanesa del fiel cliente preparada, por lo que fue el mozo quien tuvo que hacer  el plato.

Pero por algo el mozo es mozo y el cocinero es cocinero. El mozo tuvo tanta mala suerte, o tal vez muy buena, que la milanesa, la única que quedaba en el lugar ¡se le quemó al freirla!

Estaban en un aprieto, había que solucionar el problema, no se le podía fallar a un cliente tan bueno ¿qué iba a pensar?

De golpe, al dueño del restaurante se le prendió la lamparita: sugirió cubrir la milanesa con salsa de tomate y mozzarella y gratinarla, cual si fuera una pizza, para disimular el mal aspecto. Hecho esto, invitaron al asiduo cliente a probar la "milanesa de la casa".

Como era de imaginar, las ganas con que el comensal degustó la creación fueron tales que jamás notó el percance y automáticamente el dueño del bodegón la agregó a su carta.

El restaurante se llamaba "Lo de Napoli" y su dueño José Napoli, por eso la "milanesa de la casa" no se podía llamar de otra forma que "milanesa a la Napoli". La cultura popular deformó el nombre hasta rebautizarlo definitivamente como "Milanesa a la Napolitana".

Así que ya ves, las milanesas napolitanas son bien nuestras. Con papas, con puré, con ensalada ¿Cuál es tu forma favorita de acompañarlas?