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Milei acelera su agenda legislativa mientras espera la letra chica del acuerdo con Estados Unidos

Con el impulso electoral de octubre y el inminente entendimiento comercial con Washington, el Gobierno busca asegurarse los votos para aprobar el Presupuesto 2026 y avanzar con las reformas laboral, tributaria y previsional. Diego Santilli acelera las negociaciones con gobernadores, empresarios y sindicatos.


En estos días estamos viendo a un Javier Milei recargado. El Presidente aún disfruta el triunfo electoral del 26 de octubre y ahora suma el anuncio del acuerdo comercial que el gobierno de Donald Trump anticipó con la Argentina.

En ese clima interno, el Presidente se muestra confiado en que podrá aprobar el Presupuesto 2026 y las reformas laboral, tributaria y previsional con la nueva conformación del Congreso a partir del 10 de diciembre.

Por esa razón reunió a diputados y senadores —tanto electos como quienes continúan en funciones— para ordenar el comportamiento legislativo del oficialismo. Martín Menem, que logró retener la posibilidad de seguir al frente de Diputados, conoce bien las prioridades de Milei. Junto a Karina Milei, avanza en la estrategia parlamentaria que tendrá en Cristian Ritondo una pieza clave para asegurar el acompañamiento del PRO.

A la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, también la espera un rol decisivo cuando deje su cargo para asumir en el Senado y posiblemente presidir la cámara alta. En sintonía con esa responsabilidad, dejó momentáneamente de lado sus diferencias con la vicepresidenta Victoria Villarruel y la visitó en su despacho. Milei necesita que esa relación esté aceitada para evitar los tropiezos que sufrió este año frente al kirchnerismo y el peronismo.

Villarruel, atenta a la nueva realidad política, sabe que la victoria electoral cambió su propio escenario. Con sesiones extraordinarias previstas para diciembre, es probable que el Senado reciba la reforma laboral mientras Diputados discute el presupuesto. El sector empresario espera con expectativas los cambios en las relaciones del trabajo, mientras la CGT y el peronismo muestran cautela y advierten sobre la defensa de los convenios colectivos.

La central obrera, con su nueva conducción, busca diálogo con el Gobierno para discutir las reformas laboral y previsional, pero rechaza un tratamiento cerrado. La Unión Industrial Argentina y otras cámaras empresarias también quieren participar del debate y temen que errores de técnica legislativa dejen la ley expuesta a futuros frenos judiciales, como ocurrió con el DNU 70/23 o el decreto 340/25.

En paralelo, empresarios y sindicalistas miran hacia Washington a la espera de la letra chica del acuerdo bilateral. En Wall Street, las acciones de compañías vinculadas al campo, la alimentación, el acero y el aluminio registraron subas de más del 30% tras el anuncio. Falta saber cuánto beneficiará a cada país y qué sectores argentinos verán impacto directo.

La AmCham, por su parte, ya adelantó que el acuerdo aportará previsibilidad y competitividad, y que puede mejorar el atractivo de la Argentina para nuevas inversiones, aunque también aguarda los detalles oficiales.

Mientras tanto, Diego Santilli, flamante ministro del Interior, mueve rápido para cumplir la orden presidencial: reunirse con gobernadores y asegurarse su apoyo al presupuesto y las reformas. Con experiencia política y vínculos aceitados, ya habló con la mitad de los mandatarios provinciales y mantuvo conversaciones informales con la CGT y la UIA.

Su tarea contrasta con la etapa anterior, cuando los gobernadores negociaban con Guillermo Francos y muchas promesas caían por internas dentro del Gobierno. Santilli mantiene buena relación con Karina Milei y diálogo abierto con el asesor presidencial Santiago Caputo, pero necesita que la Casa Rosada valide los acuerdos provinciales para convertirlos en votos.

En el nuevo reparto interno, uno de los lados del “triángulo de hierro” parece haber perdido brillo: Caputo no consiguió ni Interior ni la jefatura de Gabinete y aún se desconoce qué pasará con el Ministerio de Justicia. Hubo además cambios desprolijos en la estructura del gabinete. Santilli logró retener el RENAPER y el control de pasos fronterizos, mientras Migraciones quedó bajo la órbita de Seguridad. Daniel Scioli, por su parte, mantendrá Turismo y Ambiente, ahora bajo la Jefatura de Gabinete de Manuel Adorni.

Del otro lado de la grieta, el peronismo continúa paralizado por la influencia de Cristina Kirchner, quien desde su prisión domiciliaria sigue definiendo los movimientos del espacio mientras participa vía Zoom del juicio por la causa de los “cuadernos”. Axel Kicillof, crítico del acuerdo con Estados Unidos, debe manejar con cuidado su relación con La Cámpora para garantizar la aprobación del presupuesto provincial y el endeudamiento.

La renovación del PJ bonaerense quedó para fin del verano, dándole tiempo al gobernador para decidir si enfrenta a Cristina en una batalla interna.

Mientras tanto, Milei observa esa escena desde Olivos, confiado y con el impulso que le dio la elección de octubre.

Fuente: TN 

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