La muerte de Thiago: una muerte evitable
Un nene de siete años murió tras recibir un disparo en la cabeza en Ciudad Evita. El tiro provino del arma reglamentaria de un joven agente de la Policía Federal que intentaba repeler un robo. Los delincuentes huían cuando el efectivo siguió disparando. El caso abre un fuerte debate sobre el uso de la fuerza, la preparación de los agentes y la responsabilidad penal.
Un novato efectivo de la Policía Federal se defendió de un intento de robo. Cuando los ladrones —que tenían un arma que no funcionaba— estaban escapando del lugar, el efectivo les siguió disparando, con tan mala suerte que una bala le dio en la cabeza a un nene que esperaba el colectivo con su papá, a 150 metros del lugar.
El episodio fue el miércoles, cerca de las 22:30 hs, en Ciudad Evita, cuando el policía —que lleva cinco meses como agente efectivo de la fuerza— se encontraba esperando el colectivo, acompañado por su mamá. Fue abordado por cuatro jóvenes que intentaron robarle. Se identificó, extrajo su arma reglamentaria y comenzó a dispararles. Uno de los 11 disparos que hizo el policía impactó en la cabeza del nene que estaba con su papá. El agente quedó detenido por exceso en la legítima defensa.
El viernes por la noche, después de estar internado durante un día con muerte cerebral, los familiares confirmaron la muerte del nene. Horas antes, el efectivo dio su declaración indagatoria y explicó: “Lo hice porque pensé que a mi mamá la mataban ahí mismo y no la iba a ver nunca más”, a modo de justificar su reacción ante el asalto. Excusa humana, entendible y sincera, pero la reacción fue irresponsable y poco profesional.
Usted dirá: ¿Qué hubiera hecho yo? Con los ladrones en fuga, como se ve en las imágenes del hecho, no había que disparar. El policía siguió declarando que uno de los asaltantes lo amenazó apuntándole a la cara y exigiéndole sus pertenencias, mientras su madre también era agredida y apuntada con un arma. Él entregó su mochila y su teléfono celular, pero al observar que la agresión hacia su madre continuaba, temió por su vida y decidió intervenir. “Me apuntó a la cara y me dijo: ‘Dame todo o te mato’. A mi mamá la tironeaban del pelo y la apuntaban también. Yo no me resistí, les di mi mochila y el celular. Pero cuando vi que a mi vieja la seguían maltratando, pensé que la iban a matar”.
El policía aseguró que se identificó como miembro de la fuerza antes de efectuar varios disparos “estáticos”, que no persiguió a nadie, y que se detuvo cuando dejó de ver a los asaltantes.
Las cámaras de seguridad tomaron el momento del hecho: la balacera y la huida de los asaltantes. Según la reconstrucción, el policía disparó al menos 11 veces en un lapso de nueve segundos, y produjo la muerte inmediata de Brandon Corpus, de 18 años, e hirió a sus cómplices Uriel Montenovo, de 21 años, quien recibió un disparo en la pierna, y Uriel Leiva, que permanece en estado crítico tras recibir un balazo en el abdomen.
También dijo que la zona tiene mala iluminación y que en la calle no había nadie. Confirmó que disparó hasta que dejó de ver a los asaltantes, de los cuales uno logró escapar.
El efectivo está imputado por “homicidio agravado por el uso de arma de fuego con exceso en la legítima defensa, en concurso con lesiones gravísimas culposas y tentativa de homicidio”, cargos que corresponden a la muerte de uno de los asaltantes y las heridas causadas a los otros dos. Aún resta que la fiscalía sume los cargos relacionados con la muerte del nene.
El efectivo le dijo al fiscal: “Lo que se aprende en la práctica de tiro no se compara con lo que se vive en una situación así. Esto fue en segundos, no hubo tiempo de pensar”.
Bullrich escribió un mensaje en sus redes y pidió justicia: “Thiago murió. Es una noticia triste y dolorosa. Los delincuentes son los únicos responsables de esta tragedia. Si no hubieran salido a robar, hoy no habría ninguna familia destruida. Tienen que pagar con prisión perpetua”, publicó la ministra de Seguridad en su cuenta oficial de Twitter.
En su obstinada y cerrada interpretación de los hechos, la ministra Bullrich señaló que fueron los cuatro delincuentes quienes generaron el hecho que terminó con el niño baleado, y que el policía federal que efectuó el disparo actuó en legítima defensa.
Sin dudas, el policía deberá responder por la muerte del nene. Actuó de manera irresponsable, cuando lo más conveniente era no disparar a lo loco, ya que el peligro había cesado: los ladrones estaban escapando. Evidentemente, la bronca pudo más que la razón.
La ministra Bullrich no quiere comprender que capacitar y profesionalizar a un policía lleva tiempo y dinero. El resto de la historia y su final lo marcará la justicia, y —de seguro, con un buen abogado— el juicio oral será con jurados, los cuales deberán interpretar si el policía es CULPABLE O NO de la muerte de Thiago.
Esta situación ya sucedió con el policía Chocobar, que terminó condenado, exonerado de la fuerza policial y que, en la actualidad, estudia Abogacía… El tiempo dirá si me equivoco.
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