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La educación financiera y Pymes, una sinergia necesaria

Por Leo Anzalone. En otros artículos mencioné como la educación y la inclusión financiera pueden convertirse en pilares fundamentales para hacer de las políticas sociales una herramienta única.

En otros artículos mencioné como la educación y la inclusión financiera pueden convertirse en pilares fundamentales para hacer de las políticas sociales una herramienta única, que brinde posibilidades a quienes las reciben. Ahora, ese mismo instrumento puede generar una simbiosis fundamental para la recuperación de las Pequeñas y Medianas Empresas.

Alrededor del mundo, distintos organismos han demostrado que el crecimiento económico trae consigo la necesidad de que las personas sepan cómo manejar sus finanzas personales y beneficiarse de los mercados financieros más desarrollados. En este sentido, las iniciativas de educación financiera pueden convertirse en un complemento importante de los procesos de inclusión, de reducción de la pobreza y de mayor igualdad.

Según datos del CEPA en base a datos oficiales (AFIP, empresas eléctricas, ANSES, INDEC y BCRA), en 4 años de la gestión del presidente Mauricio Macri, hay 22.422 pequeñas y medianas empresas menos.

El poder adquisitivo pulverizado, provocando una caída del consumo histórica, más el incremento en sus costos, específicamente electricidad y gas, centrales en las pymes industriales, son algunas de las razones de porqué las pequeñas y medianas empresas, que son las que generan casi el 70% del empleo, el 50% de las ventas y más del 30% del valor agregado, fueron desapareciendo.

Por eso, defenderlas, darles herramientas para superar la crisis, se vuelve fundamental. Por lo enumerado anteriormente, las Pymes pueden ser el motor de la Argentina productiva e industrial. Considero que la educación e inclusión financiera debe ser esa herramienta.

Educación e inclusión financiera entendida, según la define la OCDE, es “el proceso por el que los consumidores financieros mejoran su comprensión de los productos financieros, conceptos y riesgos y, a través de la información, la enseñanza y/o el asesoramiento objetivo, desarrollan las habilidades y confianza para adquirir mayor conciencia de los riesgos y oportunidades financieras, tomar decisiones informadas, saber dónde acudir para pedir ayuda y tomar cualquier acción eficaz para mejorar su bienestar financiero”.

Dicho lo anterior, vale recordar que, en la era macrista, las Pymes enfrentaron una tasa de interés que encarecía su funcionamiento al punto del ahogo total. Con una tasa en un sendero decreciente, las pequeñas empresas igualmente enfrentarán un difícil momento y deberán ser apoyadas desde el gobierno.

Por otra parte, hay que entender que cuando hablamos de Pymes, hablamos, en varios casos, de emprendimientos que no cuentan con profesionales que se encargan de la gestión financiera, pero teniendo en cuenta el papel fundamental que jugarán en la recuperación de nuestro país, y la realidad por la que atraviesan, la educación financiera en las Pymes, que en este período debe enfocarse en un cambio de hábitos y costumbres financieras, es central y debe incentivarse desde instituciones oficiales, organismos públicos, bancos, etc.

La inclusión financiera debe partir de una pregunta esencial. ¿Qué rol puede jugar el Estado para mejorar el acceso, uso y calidad de servicios financieros por parte de las Pymes? En primer lugar, hay que ampliar y fortalecer los espacios institucionales en los que las estas empresas se desenvuelven. Hacer que la banca pública juegue un rol protagónico en lo que hace a crédito; hay que sostener una demanda grande, clave para el aumento de la inversión y la productividad; hay que profundizar y diversificar la estructura productiva y la matriz exportadora, lo que requiere en particular de la creación y desarrollo de Pymes.

En síntesis, las pequeñas y medianas empresas serán la salida a la crisis de nuestro país, para que esto sea posible debe enfocarse la ayuda gubernamental a compartir una serie de buenas costumbres y hábitos financieros para el fortalecimiento y la libertad económica. Además, el Estado debe generar créditos a tasas muy por debajo de las actuales, complementar esta asistencia con acciones no financieras que, sin embargo, cumplen un rol clave para facilitar la inclusión (soporte a la capacitación y aumentos de productividad), y propender a incluir a las Pymes en la coordinación de política económica, haciéndolas relacionarse con sectores estratégicos, como el campo y la ciencia.

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