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Guerras floridas: cómo y por qué puede fracasar la reforma electoral

Gioja se cuidó de aparecer cerca de la comitiva oficial, es uno de los animadores del nuevo entuerto entre oficialismo y oposición.

Por Ignacio Zuleta

@IZuleta

El diputado por San Juan no estará esta semana en la sesión en la cual se debatirá el proyecto de voto electrónico y otras reformas al régimen electoral, que el gobierno quiere que rija desde el 2017. Prefirió quedarse en Roma para tener la reunión privada con el papa Francisco, que no logró en la semana que pasó; apenas se mostró el miércoles junto a sus hijos en la audiencia pública. Estará de regreso en el país el viernes y le dejó el comando de esa pelea a Héctor Recalde en Diputados, y Omar Perotti en el Senado; vigilará desde la calle el apoderado Jorge Landau, monitor electoral.

El presidente del PJ tenía alguna silla en los dos almuerzos que animó Macri con políticos en Roma. Las dejó vacías. Uno fue el sábado a mediodía, después de la cita con el Papa, y estuvo allí la treintena de embajadores a quienes les dio un sermón de eficiencia. Fue en el restorán del hotel Meliá de Roma, y les dijo que su tarea será sometida a un análisis de resultados que aplicará Susana Malcorra, que hizo fama de severa administradora como jefe de gabinete de Ban Ki moon en la ONU.

José Luis Gioja el miércoles en la plaza de San Pedro, con Francisco y junto a su hija monja brocheriana y su hijo, que es quien saca la foto. Se queda esta semana a una cita a solas y dejó al PJ en guerra contra el oficialismo, por la reforma electoral.

El almuerzo de ayer, que dejó otra silla vacía para Gioja, fue en el restorán Pierluigi, del Trastevere, y hubo banda de cordobeses por el origen cordobés del nuevo San Brochero. Sentó a unos quince invitados entre quienes estaban José Manuel de la Sota, Oscar Aguad, Ramón Mestre, Juan Schiaretti y funcionarios de la diplomacia. Fue un almuerzo descansado, después del madrugón para estar en la canonización y tomar aire antes de partir de regreso a Buenos Aires. Con gente experimentada en estos encuentros de alto relieve, no faltó el comentario sobre la novedad protocolar vaticana que fue recibir a un presidente (Macri) con su familia. Nadie recordaba que un Papa hubiera hecho eso antes.

Fue para algunos una distinción, y para otros un intento de descremar de política al encuentro, que tuvo como solo testigo al embajador Rogelio Pfirter. La cita venía enredada con cruces entre la multitud de ansiosos que quieren ponerle un reglamento a las relaciones de Francisco con la Argentina política.

Esos enredos explican que Francisco se adelantase a anunciar que no vendrá al país el año que viene; si lo hacía después de la cita con Macri hubieran abundado las especulaciones, como que hubiera sido consecuencia de un encuentro malhadado. También, que hoy el Papa lo reciba a "Pino" Solanas, que le lleva el documento de los "Laudatos", una rara multipartidaria de peronistas de todos los signos, en la que no hay ni radicales ni macristas. El grupo, animado por Felipe Solá y Gustavo Vera desde marzo pasado, elaboró un documento de apoyo a una agenda francisquista que firman más que nada sindicalistas: los hermanos Daer, Rodolfo y Héctor, Omar Plaini (que prestó la sede de los canillitas para las reuniones), Víctor Santa María, Andrés Rodríguez, y algunos políticos como Eduardo Valdés, Julián Domínguez, Cristina Álvarez Rodríguez, Hernán Patiño Mayer y Alicia Pierini. El documento es la redacción de las opiniones que se expresaron en largas reuniones que se grabaron y desgrabaron para llegar a este producto. Para los peronistas, es un gol que el Papa reciba a Pino un 17 de octubre, ya que Solanas es el inventor de la imagen de Perón que tienen las generaciones nuevas, porque él mismo la acuñó en sus filmes de barricada de los años '70. Otra señal fue que el jueves, cuando los jugadores del partido de la Paz fueron a saludar a Francisco a las estancias vaticanas, y este apartó al kirchnerista Diego Maradona y tuvo con él y su hijo - de Diego, se entiende - una reunión de tres minutos. Solá, que juega a varias bandas, apareció esta semana en la UCA, adonde el emisario de Francisco, el rector Víctor "Tucho" Fernández, leyó una sesuda conferencia explicando la filosofía papal. Lo sentaron cerca de Daniel Scioli, quien compartió la sesión junto a Julián Domínguez, Jorge Triaca, Fernando Espinoza,  Carlos Kunkel, Walter Abarca, Juan Manuel Abal Medina, Carlos Kunkel, Federico Pinedo, Omar Perotti, Liliana Negre de Alonso, Alberto Descalzo y otros estilistas del ala papista. El rector de la UCA, que escribe los escritos de Bergolglio, dejó a todos pensando con su dictamen euclidiano: "Bergoglio siempre rechazó las dialécticas que enfrentan, y su ideal es el poliedro". Tomá  mate.

Igual esto no intimida a los radicales que almorzaron ayer con Macri, a quien le recordaron que Brochero es el primer santo cordobés y además radical. ¿Radical? Entre esta etnia política circula un escrito del historiador de la ciudad bonaerense de Colón, Bernardo Sheridan, que relaciona a Brochero con Yrigoyen. Allí recuerda un encuentro entre los dos en Cruz del Eje, Córdoba, en 1912, en el cual el cura le pidió la construcción del ramal de ferrocarril Soto-Dolores. Horacio Oyhanarte, cronista de esa charla, se sorprendió de cómo Brochero lo tuteaba a Yrigoyen (cuando no lo hacían ni los compañeros de escuela) y las gruesas interjecciones con que matizaba su exposición; Brochero era famoso por lo mal hablado. Al salir de la entrevista, Oyhanarte dice haber escuchado que Brochero le decía a su secretario, refiriéndose a Yrigoyen: "Es un hombre bueno... es un hombre bueno". En sus últimos años Brochero apoyó públicamente al radicalismo y escribió numerosas cartas a conocidos suyos para recomendarles el voto. Elpidio González, presidente del radicalismo cordobés, llegó agradecerle "el patriótico interés con que usted se dedica a la propaganda de nuestro credo en los departamentos de la sierra". Todo esto lo cuenta Oyhanarte en su libro "El hombre", de 1916, un escrito de campaña para las elecciones que ganó Yrigoyen hace 100 años.

Pasada la pausa brocheriana, vuelven a la carga oficialismo y oposición con la trajinada reforma electoral con voto electrónico. El miércoles se entregan a la guerra florida de un dictamen espinoso para Cambiemos, ya que la versión final tiene más de 35 disidencias de la propia tropa. El peronismo agita un dictamen de minoría que impugna los pilares de esa iniciativa y, para asegurarse una negociación seria, presentó otro, casi con la misma letra, en el Senado, donde controla la mayoría especial que requieren estas normas electorales. Ese enfrentamiento de dictámenes seguramente demorará el final, con el regreso de la iniciativa a Diputados. Los más escépticos de las dos fuerzas presumen que hasta puede hacer naufragar toda la reforma.

El choque se parece a una guerra florida, como aquellas de la América precolombina, que enfrentaban a las naciones aborígenes con el objeto de tomar prisioneros y ofrecerlos, en tiempos de sequía, en sacrificios religiosos. Una especie de recuento de fuerzas y demostración del poder de unos sobre otros pero que, según los antropólogos, buscaba proveer de carne humana para compensar la dieta proteica. El enfrentamiento en el Congreso no está lejos de eso, porque la política necesita de estas lides simbólicas para mostrar poder, recontar fuerzas y, de paso comerse los unos a los otros, para alimentar la supervivencia de cada especie.

Lo que rige la iniciativa oficial es que Mauricio Macri prometió voto electrónico y es algo que puede cumplir, ya que el sistema funcionó bien en algunos distritos en donde se aplicó, y que no tiene costo electoral para Cambiemos. En todo caso, admiten, puede beneficiarlos porque potencia el marketing de los candidatos y debilita el poder territorial, algo en lo que es más fuerte el peronismo.

Para entender la naturaleza del enfrentamiento del miércoles, para cuando el oficialismo cree que cuenta con los votos suficientes para darle sanción al proyecto, sinterizamos los puntos de acuerdo y de conflicto:

Todos acuerdan en avanzar con el voto electrónico, como llaman al uso de la boleta en una urna electrónica. Lo quiere el macrismo y la UCR porque creen que es una señal de modernización que el gobierno puede mostrar como avance, cuando en otros terrenos parece atado al pasado. Lo admite a regañadientes el peronismo, que pide que haya recuento de votos en la mesa y que las papeletas no tengan un chip, para resguardar el anonimato del cada sufragio. Si hubiera chip, imaginan que con un celular se podría saber el nombre del votante.

El peronismo querría que la aplicación del nuevo sistema sea gradual y no general en las elecciones de 2017. Confía en la capacidad de empastamiento que tiene un debate como éste y se apoya en la cautela que piden los jueces electorales. El camarista Alberto Dalla Vía me contó en un pasillo del coloquio de IDEA que le consultó en Washington a un funcionario electoral de los EE.UU. cuánto tiempo lleva instaurar un sistema electrónico eficaz: cinco años, le respondió; y apurando los tiempos, tres. En todos los proyectos, la Cámara Nacional Electoral queda como responsable del trámite; el tribunal queda en la mira de todos, y eso da cosa.

El massismo asegura la mayoría, pero puso la condición de que saliese el cupo de 50% para las mujeres. Esto no le gusta a nadie, pero ¿quién se anima a decirlo en público? Menos cuando la cónyuge de Sergio Massa, Malena Galmarini, se atribuye el logro, aunque ella está en política por extracción familiar, algo que este proyecto dice querer eliminar. Esta cláusula de proyecto mayoritario tiene muchas disidencias, algunas significativas, como la que firmó el propio presidente del bloque Pro, Nicolás Massot. Argumenta que como está escrito el proyecto es impracticable, y puede defraudar principios democráticos si se impone el intercalado 1 hombre-1 mujer en las listas de las PASO.

Massot imagina que, si se enfrentaran en las PASO dos listas encabezadas por mujeres, la nómina ganadora impondría todas las candidaturas de las hembras y la perdedora a toda la de los machos. Según Massot, hay que modificar la letra y remitirse a los fallos de la justicia electoral que reglamentan el actual cupo del 30%, que aclaran que debe aplicarse a los cargos entrables en cada distrito. O sea que no se aplique en las PASO, pero sí en la confección de la lista original.

El oficialismo quiere que en las PASO el votante pueda elegir candidatos de diversas listas, pero siempre dentro de la misma. El peronismo quiere que el combo se pueda armar entre varias alianzas, porque amplía la variedad electoral. Cambiemos dice que ese combo multi-alianza alimenta el festival de cortes que hay en distritos como Buenos Aires, que benefician al peronismo. Allí los intendentes han desarrollado una imaginación para las picardías y mezclas electorales, que las leyes no han logrado refrenar, pese a la acumulación de normas contra las colectoras y listas espejo.

El proyecto oficial autoriza a que en las PASO presidenciales un partido proponga sólo candidato presidencial y que el vice lo ponga él, con acuerdo del partido, después de la elección, como ocurre en los EE.UU. El peronismo lo admite, pero le pone una condición a ese vice a dedo: que sea alguien que haya participado en las PASO a alguna otra categoría. Dicen que buscan impedir que un partido llame a un casting de famosos para la vice y ponga a un tapado que no pasó por el peaje de las urnas.

El peronismo incluyó en el proyecto del Senado, que este sitio adelantó hace más de una semana, una cláusula que impone que el financiamiento de las campañas correrá por cuenta exclusiva del Estado nacional ("Los partidos políticos o alianzas con motivo de la campaña electoral, no podrán recibir recursos provenientes de personas físicas o jurídicas distintas del Estado Nacional", art. 76° del proyecto cuyo texto damos abajo en su versión final). Esto no lo acepta Cambiemos, que ya ha anunciado por todos lados que prepara un proyecto en el sentido contrario, porque permitirá el aporte de empresas y de sindicatos. Este veto a los fondos privados gusta en el radicalismo y en la Coalición, pero tiene observaciones constitucionales. El art 38° de la Constitución dice que "El Estado contribuye al sostenimiento económico de sus actividades y de la capacitación de sus dirigentes", pero no objeta que haya otros aportes privados.

El peronismo en el Senado también busca darle autonomía financiera a la Cámara Electoral Nacional, que será responsable única del proceso electoral. Para eso el proyecto dice que ese tribunal "contará con una partida específica prevista en el Presupuesto General de la Nación" (art. 90° del proyecto). Esto es un brindis hacia los camaristas, que hace años luchan por el reconocimiento de su identidad como autoridades electorales ante el poder Ejecutivo. Pero despierta otros demonios; la Suprema Corte de Justicia sostiene que la CNE, como parte del poder Judicial, no puede tener presupuesto autónomo. Una linda peleíta, la que se viene.

El proyecto viene siendo conversado como otros que el oficialismo quiere aprobados, cueste lo que cueste. Las espadas de los dos lados merodearon los pasillos del Sheraton en el coloquio de IDEA, adonde hubo mayoría de macristas, massistas y merma de radicales y peronistas. El malón principal hizo presencia en viernes en el panel de los políticos, adonde mostraron sus destrezas Miguel Pichetto, Emilio Monzó, José Corral, Sergio Massa y Margarita Stolbizer. En esa mesa demostraron supremacía en la especie Monzó y Pichetto. El jefe de los Diputados, que debería mostrarse más - le atribuyen una timidez que no tiene en sus picardías políticas - se rió de quienes hablan de un Macri anti-político. "Si Macri estuviera contra la política, yo no tendría trabajo". Elogió el trabajo con todas las tribus de la oposición que, dijo han permitido que se aprobasen 65 leyes. Un récord si se compara con legislaturas anteriores.

Bromeó, suelto de cuerpo, con que Cambiemos va a ganar las elecciones en Córdoba el año que viene "porque Schiaretti es macrista". Pichetto se aguantó los dardos, porque todo estaba contra él en ese foro poco peronista. Criticó el cálculo de inflación del 17% en el proyecto de presupuesto cuando hay gobernadores como Horacio Rodríguez Larreta, que calculan el doble. Con ese gesto amargo y tristón que ha impuesto como marca, el rionegrino se defendió como gato entre la leña y halagó a los anfitriones al decir que el modelo de Macri es el adecuado pata atraer inversiones y crear empleo. Ya lo va a atender Kiciloff. Corral probó que le falta corrida en las grandes ligas, pero sorprendió por la defensa de Elisa Carrió: es socia fundadora de Cambiemos y hay que debatir todo con ella. Ni los peronistas decían eso de Cristina. Massa y Stolbizer no se apartaron del formato radiofónico: declaracionismo altruista, Margarita despertó aplausos cuando dijo que la sociedad había consentido la corrupción de sus políticos. Era como si los presentes se aplaudieran sobre la cara, pero ya se dijo que a los burgueses les gusta que los mortifiquen.

Hubo algunos macristas en el foro, con diverso nivel de actuación, pero más bien para hacer presencia, como hacen los artistas en los boliches para ganarse una moneda. Acá fue para construir imagen, y a eso entregaron Eduardo Amadeo, Pablo Tonelli, Federico Pinedo, Nicolás Massot y alguno más. Debieron ir más radicales, pero estaban distraídos con el maratón de actos yrigoyenistas que en la semana no les dejó tiempo ni para comer, como se cuenta más abajo. En la mesa principal debieron enviar a alguien más entrenado que Corral.

Margarita parece ya jugada con Massa, pese a que se lo anota a éste en una franja conspirativa con María Eugenia Vidal y hasta Horacio Rodríguez Larreta, a la que nadie le encuentra la punta. Estuvo ese viernes junto al jefe renovador y el grupo que lo acompañó, entre quienes estaban Graciela Camaño, Marco Lavagna, José Ignacio de Mendiguren y algún otro. Esperaron al panel de la tarde en grata tertulia con los margaritos junto a la piscina del Sheraton. De ese descansadero salieron especulaciones, siempre electorales. La primera, ¿qué hará Sergio en las elecciones de 2017? Le vence la banca y en su distrito se eligen senadores. Esa pelea recuerda la imagen de los jarrones chinos que divulgó hace años Felipe González. "Soy un gran jarrón chino en un apartamento pequeño", dijo para ilustrar la dificultad que plantean algunas figuras de la política, cuyo tamaño y valor les impide ubicarse con comodidad.

La elección del año que viene desafía a varios jarrones chinos entre los que vencen mandato y los que quieren repechaje: Elisa Carrió, Massa, Daniel Scioli, Cristina de Kirchner, Martín Lousteau, entre otros.

Si la elección a senador en Buenos Aires se polariza entre macrismo y pejotismo, no es el mejor escenario para Massa y Carrió. Macri cree que esa elección bonaerense será un plebiscito a su gestión, y está cerca de asumir él mismo la campaña con el apellido en la lista (Jorge Macri), para enfrentar a la dupla Scioli-Cristina, aunque a ésta la están convenciendo de que se vaya a Santa Cruz, adonde divide menos al electorado peronista. En ese caso Massa y Carrió pueden perder todo; por eso hay quienes los imaginan en listas de diputados nacionales. A Carrió la especulan también en la Capital, algo que decidirá el destino de Lousteau, de quien era socia el año pasado - su lugarteniente Fernando Sánchez fue el compañero de fórmula del embajador en la elección a jefe de gobierno. Ante las pretensiones de Lousteau, Carrió sobrepone su integración en Cambiemos nacional. Esto puede separarla del economista al que además cree que está demasiado cerca de Daniel Angelici y de Enrique Nosiglia. "- Pero siempre fue así", le dicen. "- Ahora es distinto". Todo esto se dice en presencia de Sánchez en cenas discretísimas a la que asisten, como ocurrió el viernes, altos bastones del oficialismo, como Mario Quintana, José Torello, Fabián Rodríguez Simón o Pedro Lacoste, que son el corazón y el cerebro de Macri. También hay quien dicen que, en un alarde de poder, ella dejaría las candidaturas ese año para volver en 2019 como postulante a una senaduría por la capital. Massa puede ser cabeza de lista a diputados en la provincia y meter buen número de legisladores. Evitaría quedar descolocado en la pelea grande. Es buen candidato a cualquier elección, pero no para ganar - en 2015 perdió PASO, primera y segunda - y puede elegir su destino. Algunos se preguntan si no tiene domicilio en la Capital, porque lo juegan también allí. Pero hay que mirarle bien los papeles.

Claro que donde arde más la especulación es en la Capital, adonde no existe Cambiemos, pero sí existe el radicalismo, que lo tiene a Lousteau y, aunque es socia fundadora de esa liga en el orden nacional, a Carrió. Para buscar alguna luz había que estar el miércoles en Olivos, adonde Macri convocó a un homenaje a Hipólito Yrigoyen por los 100 años de su elección en 2016. Fue un malón de radicales, aunque seleccionados por su afinidad con el Pro. Había que estar allí para seguir discretamente al grupo que se apartó para analizar la situación en la Capital, entre quienes estaban Rogelio Frigerio, José Corral, Mario Negri y Emilio Monzó. En esa charla los macristas admitieron inquietud por el acto de esa noche en Parque Norte, adonde estaba Lousteau como key speaker del radicalismo porteño, que vive enojado con el Pro de Rodríguez Larreta, que no les da ni la hora. Los radicales escucharon atentos porque iban a estar esa noche en la fiesta porteña, y salieron con un mensaje: Macri quiere que Lousteau se quede de embajador en EE.UU. hasta 2019 y si lo hace, le aseguran unas PASO dentro de Cambiemos. Pero que no venga el año que viene, porque les plantea un lío en el distrito por Carrió, que, si no elige otro rumbo, será candidata de Cambiemos a renovar la banca. Si Lousteau viene el año que viene, que renuncie a la embajada y que vaya a suerte o verdad. Un escenario provisorio porque en este juego Lousteau es banca y el Pro punto: el ruludo puede ganarles las elecciones a diputados en 2017 y la de jefe de gobierno en 2019. Atarlo a unas PASO es un caramelo de madera, que él no aceptaría porque sabe lo que vale. En todo caso, si quieren eso, que Larreta y Macri le abran la grilla a los radicales, algo que hasta ahora no ha ocurrido. La clave la tiene sólo Macri: ¿le conviene o no Lousteau haciendo política en el distrito? Si lo necesita en 2019 para su reelección, le va a dar todo lo que quiera, le guste o no a Larreta. Esa noche Lousteau respondió a estas inquietudes con el lema de su discurso: para hacer política y producir cambios, hay que ganar elecciones. Se puso el chaleco proselitista e hizo bramar a los organizadores de la cena, que sentaron a las estrellas nacionales en mesas VIP, pero laterales, en las que se ubicaron Ernesto Sanz, Negri, Corral, Walter Ceballos, Jesús Rodríguez. El embajador estuvo junto a la cúpula local que encabeza Emiliano Yacobitti.

La semana de ausencia de Macri animó la agenda con celebraciones que anticipan el fin de año, como la cena anual del CARI, Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales que preside el ex canciller Adalberto Rodríguez Giavarini, que llevó a más 500 invitados al centro del Buenos Aires Design, en la Recoleta. Es un foro que se pretende amplio, pero que convoca más bien a radicales y macristas, y más en esta oportunidad en la que estuvieron dignidades de gobierno como Marcos Peña y Susana Malcorra. Igual lo sentaron al ex canciller kirchnerista Jorge Taiana en la mesa principal, adonde estaba también Eduardo Duhalde, que apareció sin corbata en un foro en el cual ese accesorio es imprescindible. Bromeó con eso Peña, que sí llevaba corbata. Igual Duhalde se quedó poco, porque se levantó apenas hablaron Adalberto y Peña. Dejó en esa mesa a Patricia Bullrich, Guillermo Yanco (poeta y animador radial), Fulvio Pompeo, el nuncio Emil Paul Tscherrig, Iván Petrella (experto en teología, aunque ateo), Roberto Lavagna y alguno más.

Era una noche de alto contenido internacional porque estaban jugando Argentina-Paraguay y muchos de los invitados seguían el desarrollo minuto a minuto por los celulares - Duhalde, se presume, se retiró buscando un televisor. En las mesas había mucho francisquismo porque al día siguiente partía la misión brocheriana hacia El Vaticano. El nuncio bendijo la cena, algo que nos viene bien a todos, y llamó a la misericordia en el año santo. Alguno dijo que prefería estar esa noche en El Vaticano devorando alfajores de dulce de leche con el Papa, Eduardo Valdés y Diego Maradona. Algunas mesas repasaron la agenda económica, como la que ocuparon Eduardo Levy Yeyati, responsable del plan de gobierno 20-30 para la jefatura de gabinete, el economista Miguel Ángel Broda, el consultor Francisco Mezzadri, el historiador Guillermo Gasió y el consultor Roberto Starke. Se escuchó en esa charla que es llamativa la confianza del propio Macri tiene en la política fiscal como herramienta para terminar con la inflación. Alguno aportó dos ingredientes más: reducción del déficit y acuerdo social entre sindicatos y empresarios para comprometerse en metas alcanzables.

Mezzadri amplió su posición, ya conocida, de crítica a la política oficial de tarifas. Su argumento es que no hay inversor que acepte fácilmente entrar en un negocio como el del gas, al que un burócrata le pone precio y lo valida una audiencia. Festejó que el último decreto de Juan José Aranguren admite sus objeciones en los considerandos, cuando describe la necesidad de dejar actuar al mercado en la fijación de tarifas. Con ingenio, Broda recordó peripecias del pasado, como cuando gobernaba Carlos Menem y entusiasmaba a los ocho o nueve premios Nobel de economía que él le llevó a la Casa de Gobierno. Le sirvió al riojano porque esos invitados salían a hacer elogios de su plan, en conferencias por todo el mundo. Con memoria jugosa, recordó cuando Menem le ofreció a él el ministerio de Economía para reemplazar a Domingo Cavallo. Le explicó que él no podía asumir esa función porque no era peronista. Menem sacó un papelito con una lista de candidatos y le pidió que le recomendase un ministro. En esa nómina había unos diez nombres entre quienes estaban Ricardo Arriazu y Eduardo Conesa (hoy diputado por el Pro). También resignó elegir, pero le dijo que llamase a Pedro Pou, que era sobrino de Eduardo Bauzá, y le pidiera a él que eligiese. Salió Roque Fernández, compañero de Pou en el CEMA. Esa conversación demoró a Broda al punto de que llegó tarde a Ezeiza, adonde tenía que tomar un avión. Volvió a Buenos Aires con un economista de su estudio, el actual ministro Jorge Triaca, que lo llevó a una cena por el cumpleaños del padre de éste, el homónimo dirigente de los plásticos que había sido ministro de Trabajo en el gabinete de Menem. Al llegar se cruzó con otro invitado, Carlos Corach, que lo saludó y le dijo: "Acá está el hombre que se sacó el loto y devolvió el premio".

Era una cena de postín, que compitió con la que esa noche hacían los radicales en parque Norte. Esa misma noche, además, hablaba Macri en Idea, pero igual convocó a estrellas como José Bordón, Roberto Lavagna, Eduardo Amadeo, Antonio Estrany y Gendre, Eduardo Iglesias, Darío Giustozzi, Fernando Petrella, los embajadores de España Estanislao de Grandes, de Italia Teresa Castaldo, de EE.UU. Noah Mamet, de Gran Bretaña Mark Kent, de Chile José Antonio Viera-Gallo, Teresa González Fernández, Raúl Fiscalini, Roberto Ulloa, Raúl Plee, José Antonio Sánchez Elía, Fryda Armas, Alieto Guadagni, Pablo Garzonio, Jorge Hugo Herrera Vegas, Alfredo Atanasoff, Cristiano Ratazzi, Juan Pablo Maglier, Carlos Brown, Alberto Dalla Vía,  Elva Roulet, Susana Ruiz Cerrutti, Santiago Soldati, Eduardo Menem, Jesús Rodríguez, Juan Pablo Lohlé, Tato Lanusse, Martín Cabrales. Un mérito porque esta misma gente estaba comprometida al día siguiente a concurrir a la embajada de España a celebrar con paella y jabugo, el 12 de Octubre.

Bordón apuró la retirada porque debía ir a Chile, adonde es embajador, para preparar la llegada hoy de Guillermo Dietrich y Alfonso Prat-Gay, que tienen que estar presentes junto al embajador en Buenos Aires Viera-Gallo en el acto de apertura de sobres para la calificación de empresas que se postulan a estudiar la factibilidad del túnel internacional Agua Negra, que unirá San Juan con La Serena como parte de un corredor que arranca en Porto Alegre y llega a Coquimbo. Es un contrato de U$S 20 millones para una obra de cerca de U$S 2000 millones. Dietrich y Prat-Gay tienen además hora con sus contrapartes de Transportes y Hacienda, y además un turno con Michelle Bachelet. Esta obra será motivo de un acto el próximo viernes en San Juan, adonde se sumarán el promotor local esa obra, el ex gobernador José Luis Gioja - demorado por vaticanerías en Roma - y el ex embajador Ginés González García. Este proyecto se complementa con otro que unirá los dos países por Las Leñas. Sigue esperando la mega obra del túnel internacional por Mendoza que promueve el grupo Eurnekián, algo que los chilenos han demorado desde el gobierno de Sebastián Piñera por el costo, dicen, y la complejidad.

Polvo de estrellas en el Museo Casa Rosada con guion pasteurizado: homenaje a Yrigoyen por el centenario de su llegada a la Presidencia con una muestra fotográfica "1916: Fundar la Democracia", con Damián Roth, secretario de patrimonio del Ministerio de Cultura Américo Castilla, Elva Roulet, Pedro Roth, Diego Barovero, Edit Gallo, Daniel Larriqueta y el director Juan José Ganduglia. La muestra ilustra la llegada del primer presidente argentino elegido por el voto popular en una selección de 27 imágenes en gigantografias seleccionadas y retocadas por los experimentados Roth y que se exhibirá hasta el 13 de noviembre para luego iniciar una itinerancia por las provincias. También se exhibe un manuscrito de presunta autoría de El Peludo, en torno al cual se estaría desatando una larvada interna para su "decodificación" entre sectores internos del oficialismo que pretenden apropiarse del legado yrigoyenista.

En la recepción exclusiva que por iniciativa de Hernán Lombardi ofreció en la residencia de Olivos Macri, les hizo un mimo a los aliados radicales. Había que prestar atención no solamente al seleccionado ubicado a cabecera de la platea en que destacaban además de Macri, Mario Negri, Ernesto Sanz, Jose Manuel Corral, Gerardo Morales, Julio Cobos, José Cano, Emilio Monzó, Federico Pinedo, Pablo Avelluto y Rogelio Frigerio. Alguien apuntó el objetivo de su cámara a la fila del fondo a la que calificó como "la de los influyentes". Allí se ubicaron Enrique Nosiglia, Diego Barovero, Horacio Sanguinetti, Natalia Botana y Ricardo Yofre.

Los homenajes comenzaron en la Provincia de Buenos Aires (que fue su territorio político) un día antes que en la Capital. Allí el vicegobernador y electo presidente del Comité provincial de la UCR por acuerdo unánime Daniel Salvador inauguró una muestra de caricaturas de época del caudillo radical, prohijada por el Instituto Yrigoyeneano, y una charla a cargo de su titular Diego Barovero. El encuentro en la legislatura bonaerense fue excusa para una demostración de fuerza y de unidad radical con la presencia de legisladores provinciales, intendentes, ediles y dirigentes partidarios, ente los que pudo verse al Ministro Jorge Elustondo, a los senadores Carlos Fernández y Horacio López, Julio Alfonsín, Luis Blanco, el intendente de Berisso Jorge Nedela, Claudio Frangul, German López, Luis Domenianni, entre otros. La jornada finalizó como es obvio entre radicales con una tenida gastronómica hasta bien entrada la madrugada en el comedor del Club Tacuarí.

Pero hasta para organizar un homenaje a Yrigoyen los radicales tienen su interna. En el cementerio de la Recoleta junto al mausoleo con sus restos (y de Alem, Elpidio Gonzalez, Francisco Beiro, Arturo Illia y hasta Florentina Gómez Miranda) Ricardo Alfonsin, todavía a cargo de la conducción bonaerense partidaria organizó un acto paralelo al de Olivos. En la Recoleta en cambio se dieron cita aquellos que tienen alguna cuita con el Gobierno de Cambiemos: Miguel Bazze, alter ego de Alfonsin, el vocero de los importadores Miguel Ponce, los santacruceños Héctor Roquel y Fredy Martinez, Jorge Vanossi (parlamentario de Unasur que sigue esperando que les paguen un estipendio), el pampeano Francisco Torroba, Fabián Rogel (funcionario en Defensa), Gustavo Grinspun, Manuel Garrido y el ideólogo del grupo Juan Manuel Casella.

"Radicales de intemperie", solía decir Honorio Pueyrredón. Así fue que convocados por el Instituto Yrigoyeneano y el Comité Capital de la UCR rindieron homenaje a Yrigoyen en la plaza Lavalle junto al monumento al expresidente soportando el bochornoso calor del mediodía porteño, celebridades de antaño y hogaño: Juan Carlos Hipólito Yrigoyen, Fernando De la Rua, Hipólito Solari Yrigoyen, Elva Roulet, Lilia Puig de Stubrin, Guillermo Moreno Hueyo, Miguel Ángel Espeche Gil, Edit Gallo, María Luisa Storani, además de Enrique Nosiglia, Facundo Suárez Lastra, Rafael Pascual, Marcelo Bassani, Daniel Larriqueta, los legisladores Patricia Vischi, Hernán Rossi, Juan Nosiglia y Marcelo Gouman quienes escucharon la extensa lista de oradores compuesta por Oscar Muiño, Carla Carrizo, Diego Barovero, Emiliano Yacobitti y José Corral. De ahí partió Pascual hacia Entre Ríos para hacer su propio homenaje al pasado de los radicales, pero esta vez en la figura de Elpidio González, ministro de Yrigoyen y vicepresidente de Marcelo T. de Alvear. Fue en la presentación de una biografía escrita por Martín Quiroz, en la ciudad de Federación, cuyo intendente es radical, Carlos Cecco. También estuvo el alcalde de Chajarí, Pedro Galimberti.

En materia de recuerdos, fue cálido el asado de Santa Isabel, campo de los Estrada Mora en Chapadmalal, el viernes. La viuda de Jorge, Nancy, quiso prolongar la tradición de su marido, productor y petrolero fallecido hace un año, que reunía a amigos empresarios que coincidían con el coloquio de Idea de Mar del Plata. Hubo una concurrencia completa de los amigos de siempre, que celebraron a la dueña de casa, y brindaron por la memoria del productor de las grandes películas de Juan José Campanella. Se jugó el clásico partido de casín que animaban Oscar Vicente y Jorge, esta vez representado por Marcelo Güiscardo, que perdió como buen anfitrión. Los saludaron, entre otros, Tom Hess, Raúl Fiscalini, Juan Pablo Maglier, Patricia y Carlos García, Gastón Gorali, Fernando Cinalli, Mirta Maglietta, Gustavo Capatti, Roberto Elissalde, Carlos Grimaldi, Alicia de Antonis, Enrique Grotz, Juan Estrada (hijo de Jorge) y un producto nuevo en esa mesa, el procurador de la CABA, Gabriel Astarloa.