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Final de la pandemia, spoiler alert: no seremos mejores

El tiempo pasa y el coronavirus dejó varias cosas al descubierto. Muchas de las cuales sabíamos pero que tuvieron su confirmación, por si hacía falta.

En las primeras semanas de comenzada la cuarentena en el país, afloraron muchos mensajes de tintes positivos que hoy quedaron solamente en el recuerdo.

Uno de ellos afirmaba que después de esta terrible situación que le toca pasar al mundo entero, íbamos a ser mejores personas porque íbamos todos juntos a unirnos contra el coronavirus. Hasta se replicó una tapa en todos los diarios donde se afirmaba que al virus “lo frenamos entre todos”.

Hoy, cinco meses después de una extensa cuarentena que todavía pesa en el área metropolitana de Buenos Aires, ya nos quedó claro que no hay un “todos”.

En las últimas semanas se profundizó “la grieta”, ese mal que aqueja desde hace varios años, entre mensajes peligrosos de los medios de comunicación y la desidia de funcionarios. Está bien, deben existir diferencias en la sociedad, y eso es parte de lo que enriquece a la democracia. Pero existe un odio descarnado que no lleva a ningún lado y que sólo produce más y más violencia.

La cuarentena vino a desnudar miles de problemáticas en la sociedad, y se profundizaron muchas más que en realidad no tienen razón de ser.

Cuando pase todo esto no seremos mejores. Seremos igual o peor, pero difícil que seamos mejores. Porque cuando unos estén atando lazos, otros harán lo posible para romperlos. Porque cuando unos quieran vivir mejor, otros harán lo necesario para que no se avance.

La pandemia nos dejará millones de pobres y desempleados, pero los funcionarios nacionales no se rebajarán el oneroso sueldo –aunque no participen ni de las sesiones virtuales en el Congreso- ni los grandes ricos del país aceptarán un impuesto a la riqueza en la peor crisis mundial en los últimos 90 años.

Nos dejará también una enfermedad que se cargó la vida de varias personas, pero algunos todavía dicen que no creen en el virus y otros en las pantallas de la televisión fomentan peligrosas marchas y falsas curas todavía más dañinas, como el dióxido de cloro.

Nos dejará también la falta de Facundo Astudillo Castro, Franco Martínez, Luis Espinoza y otros cientos más, siempre con la policía, sea la bonaerense o la tucumana, como sospechosa de dar fin a la vida de los inocentes. Nos dejará también más y más casos de inseguridad, mientras los que tienen que dar respuestas solo tienen como meta llegar bien parados a unas lejanas elecciones en 2023.

Nos dejará personas discutiendo una reforma judicial de la cual se conoce poco y nada, y también nos dejará a algunos comunicadores defendiendo a empresas antes que a los derechos de sus compatriotas. Nos dejará incendios en campos que terminan por devorar casas y sueños.

Nos dejará las tantas mujeres muertas por la violencia de género. Nos dejará con la imagen de un padre que no pudo despedir a su hija a pesar de manejar por horas atravesando medio país por una insólita restricción.

Cuando todo esto pase, nadie podrá tener justificativo ni excusas. Ojalá todos cedan su parte y podamos ser una mejor sociedad.  Será difícil, casi imposible. Se intentó durante estos meses, pero la ilusión duró tan pocos días.

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