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Femicidio de Úrsula Bahillo: el asesino se negó a declarar y quedó detenido en Junín

Matías Martínez fue llevado para la indagatoria pero decidió no hablar. Su lugar de detención está en reserva por temor a nuevos escraches y disturbios.

Matías Ezequiel Martínez, el policía detenido por el femicidio de Úrsula Bahillo, cometido el lunes último en la ciudad bonaerense de Rojas, se negó esta mañana a declarar ante la Justicia, que dispuso que quede alojado en el penal de Junín, según informaron fuentes judiciales.

La diligencia se llevó a cabo esta mañana y culminó a las 8.30 en fiscalía descentralizada de la ciudad de Chacabuco, lugar elegido y que se mantuvo en reserva, para evitar escraches y disturbios. Martínez se negó a declarar ante el fiscal Sergio Terrón, quien le imputa el delito de “femicidio agravado por premeditación y alevosía”, en los términos del artículo 80, incisos 2 y 11 del Código Penal, que prevé como pena única la prisión perpetua.

“Solamente saludó, dijo los buenos días y que no iba a declarar, estaba muy irascible e inexpresivo, probablemente porque es una persona fría. No tuvo ni ganas de hablar con el defensor y sostuvo que no quería declarar. Se cerró el acta, él la firmó y automáticamente se lo llevó a la unidad penitencia 49″, precisó el fiscal en diálogo con la prensa.

Úrsula fue hallada el lunes cerca de las 20.30 asesinada a puñaladas entre unos pastizales en un campo ubicado a la altura del paraje Guido Spano, a unos 13 kilómetros de Rojas, en el noroeste de la provincia de Buenos Aires, y, en ese mismo lugar, la policía apresó a Martínez, quien se habría autoprovocado las lesiones que presentaba.

A través de cámaras de seguridad, los investigadores establecieron que la joven había dejado su moto en la puerta de un quiosco al que ingresó y que, al salir, lo hizo caminando, tras lo cual aún no pudo determinarse el rumbo que tomó y en qué circunstancias fue abordada por el policía, quien esa noche se desplazaba en su auto, un Peugeot 307.

El femicidio fue descubierto tras un alerta al 911 de un tío del propio imputado, quien refirió que creía que su sobrino había matado a una joven porque éste le confesó en un llamado que “se había mandado una cagada”. Al llegar al lugar, la Policía encontró a la chica asesinada y al agresor herido, ya que después del crimen se clavó el arma homicida en el abdomen, adentro de su auto.

Martínez intentó escapar a pie por los pastizales, pero fue reducido y quedó apresado.

La autopsia determinó que la joven fue asesinada de 15 puñaladas en la espalda, el torso y el cuello con un cuchillo de carnicería hallado en la escena del crimen. Úrsula había denunciado en varias oportunidades a Martínez por amenazas y violencia de género e incluso el policía tenía una medida de restricción perimetral que había violado dos días antes del crimen. Además de la denuncias en su contra por parte de Úrsula, el oficial tenía tres sumarios en curso en Asuntos Internos, uno de ellos por amenazar a una superior diciéndole: “Si me trasladan, tiro una bomba”.

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