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Fama, belleza, estafas y “ser tu propio jefe”: cruzar lo ético y hacer lo ilegal

Esta semana, una decena de famosas quedaron en el eje de la tormenta por ser la cara visible de una estafa. ¿Culpables o inocentes?

¿Qué papel tienen las famosas en la promoción de las polémicas maquinitas estéticas?




La venta de ilusiones y las estafas son cosas tan viejas como las relaciones económicas entre humanos. Lo que pasa es que ahora se esconden detrás de numerosas estrategias de marketing para que la gran mayoría no se dé cuenta de que lo están timando.

Lo que sucedió esta semana y revolucionó al mundo del espectáculo no es nada fuera de otro mundo: famosas que se prestan para que una empresa pueda vender más y más productos milagrosos para cientos de miles de hombres y mujeres que, ilusionados, creen en soluciones mágicas. Que crean estos falsos milagros responde a cuestiones varias, pero no tenemos por qué apuntar a las víctimas de estos fraudes.

La cuestión es analizar la relación entre las famosas que ponen su cara (en el sentido más literal de la frase) para promocionar a una empresa, NuSkin, apuntada por publicidad engañosa y que propone “ser tu propio jefe” con una manera de obtener ingresos de forma fácil, pero que al final dependerá de tu capacidad de poder timar a otras personas haciéndolas ingresar al negocio.

En este punto, ¿los personajes de la farándula que promocionaron una maquinita estética como si fuera la fórmula de la juventud eterna son inocentes o culpables en esta estafa?

Uno quiere creer que son inocentes y que no toman dimensión de la estructura seudo ilegal a la que pertenecen al poner su rostro al servicio de estas empresas. Pueden también ser una víctima más, cayendo de manera ingenua ante un sistema que las utiliza por ser “embajadoras” de belleza y modelos a seguir por muchas mujeres.

Pero la reacción de muchas, saliendo a gritos e insultos a defender el mecanismo de la estafa piramidal, a la que presentan como un modelo multinivel, nos da motivos para dudar de su inocencia. Y, entre sus argumentos, muchas compararon la promoción de estos productos con otros negocios similares, pero que no cuentan con la estafa de la pirámide como eje. Una cosa es revender productos y otra es acuartelar personas que deban poner dinero de su bolsillo y que directamente termina en otro.

De todas formas, deseo que muchas de las famosas hayan pecado de ingenuas y que no hayan participado del peligroso fraude del que participan. Para las empresas es atractivo contar con la popularidad y la belleza de las famosas, porque así es más fácil convencer y persuadir a clientes. Y juegan así con la desesperación y la ilusión de muchas personas que consideran una buena oportunidad invertir con ellos.

Y está bien que la Secretaría de Comercio y la Defensa del Consumidor intervengan, con multas o lo que sea. Está claro que la esencia del marketing sea “inflar” los productos que se promocionan, pero engañar y hacer fraude con objetos seudo milagrosos a algunos desprevenidos va más allá de la ética comercial y ya forma parte de lo legal. Y por lo tanto, merece ser penado y advertido.

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