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Esenciales que faltan y esenciales no tan esenciales

Llegando a los 80 días de cuarentena obligatoria, faltan que se activen servicios necesarios y sobran algunos.

La cuarentena se sigue extendiendo, alcanza ya los 80 días de duración y se prepara para llegar a los 100 en el Área Metropolitana de Buenos Aires, y si bien muchas actividades están retomando, aún falta flexibilizar algunos sectores que son realmente necesarios para la sociedad.

En la vereda de enfrente, varias actividades permitidas desde el primer día que deberían por lo menos cuestionarse su mote de “esenciales”.

El Congreso funcionando a media máquina, malgastando recursos para poder llevar adelante una mínima actividad de manera virtual, cuando con un protocolo de seguridad acorde podrían reunirse en la Cámara de Senadores o de Diputados. O en algún otro lugar más amplio. A lo sumo se podría excluir a los que pertenecen a la población de riesgo, que son los de menos. 2019 y la mitad de 2020, tirados a la basura.

La Justicia extendiendo la feria de igual manera que se estira la cuarentena para el resto de las personas. De todas formas, van sumando más actividades en su alcance, pero no es suficiente.

La Anses, que quedó en el ojo de la tormenta por aquel viernes negro por los miles y miles de jubilados que salieron a la calle para cobrar unos pocos pesos, recién ahora se está abriendo al público. Pero todavía falta: nadie puede jubilarse, no se pueden tramitar pensiones por fallecimientos –siendo que ambas hasta pueden ser el sostén económico de un hogar en estos tiempos complicados-, no se continúan juicios puntuales que competen a una mejor vida para los adultos mayores.

Por otro lado, acciones que se permiten en algunos comercios pero a otros se le niega: la posibilidad de los supermercados de vender ropa, la cual es tocada y manoseada por miles de clientes sin algún tipo de recaudo, mientras que los negocios que sólo venden ropa recién ahora vislumbran poder atender al público.

Y también las actividades que se permiten desde el primer día y que involucran a los programas de televisión. Que los medios de comunicación sean una actividad esencial es un concepto demasiado abarcativo.

¿Qué tan esencial es que un conductor de un programa visite la casa de famosos cuando esto está prohibido para todos los demás ciudadanos? ¿Qué tan esencial es que los ciclos de entretenimiento sigan presentando invitados? ¿Y por qué las mesas de los programas de los sábados a la noche pueden compartir comidas junto a otras personas cuando esto se le prohíbe a los demás?

Y podemos seguir nombrando casos. ¿Por qué esta semana se instaló como tema el posible regreso del fútbol cuando hay otras prioridades en este momento? Nota al margen: no es cuestión de caerle a los jugadores, que como todos pueden reclamar por su fuente de trabajo. Hay que apuntar más arriba.

Se sabe que la enfermedad a la que se están enfrentando todos los Gobiernos no tiene precedente, pero las máximas autoridades deberán replantearse algunas cosas. Más si todo indica que la vida normal va a tardar en volver.

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