Policiales
El mensaje mafioso en el cuerpo de José Barboza: le dejaron un moño para regalo
El remisero fue asesinado cuando fue a comprar un auto con un millon de pesos. El cadáver apareció el martes en La Plata.
El moño es un mensaje. A José Barboza, de 39 años, sus asesinos le dejaron uno, para regalo, sobre su cuerpo. En la jerga criminal significa que "se regaló". Es decir que "hizo algo que le podía costar la muerte", y que "se había descuidado".
Hacía once días que estaba desaparecido. Había dejado su casa en el barrio Pepsi, de Florencio Varela, el 28 de octubre. Se despidió aclarando que iba a comprar un auto en base a publicaciones de la plataforma MarketPlace. Llevaba cerca de un millón de pesos en efectivo y lo acompañaba un amigo. Su cadáver fue hallado al costado de la ruta 136, localidad de Abasto, La Plata. Estaba envuelto en una alfombra y en estado de descomposición.
Los peritos forenses informaron que tenía un traumatismo de cráneo y que sufrió una asfixia por compresión externa; se estima que fue provocada por una bolsa de nylon que tenía alrededor del cuello y que le dejó un surco de ahorcadura.
"Había tenido un problema grande con un hombre de nacionalidad peruana", recuerda una persona que lo conoció, y que lo notó nervioso por aquellos días, hace aproximadamente un año. Al parecer, José pidió ayuda en su entorno para solucionarlo por la fuerza.
"La persona con la que tuvo ese problema pertenecía al rubro del robo automotor. Es un pesado. José quería vengarse por un asunto de dinero", cuenta la misma fuente, que escuchó a su amigo contarle detalles de la disputa. Los detectives a cargo de la investigación informaron que "tenía problemas económicos".
Barboza hacía viajes para una app y se dedicaba a la compra y venta de autos. Su meta era adquirir, algún día, un Volkswagen Bora, su preferido. Antes fue chofer de un camión y remisero. Los que lo conocían dicen que era común que fuera de noche a cualquier localidad del conurbano para comprar un auto. Con el efectivo encima. Al Volkswagen Surán que había vendido días antes, por ejemplo, lo compró en Moreno, un día de semana después de las diez de la noche.
Barboza dejó tres hijos. Los dos más grandes, mellizos, viven en Estados Unidos junto a su ex mujer. El último es chiquito: lo tuvo con su viuda. Gracias a ella, hace seis años, había llegado a una iglesia evangelista. Al tiempo los casaron. Quien era su pareja hasta la actualidad trabaja en una empresa de limpieza. La habrían despedido cuando se difundió la noticia de la desaparición.
"En esos años su conducta cambió mucho. Fue un cambio radical", dice un allegado. En su perfil de Facebook hay comentarios que se refieren a "su junta". Las fuentes consultadas por Clarín comentan que eran personas vinculadas al delito. Uno de ellos sería Diego Cuenca, el amigo que lo acompañaba la última vez que su familia lo vio con vida. Había reaparecido en los últimos meses, luego de distanciarse por la concurrencia de José a la iglesia.
"Se mudaba muy seguido. Cambiaba de casas constantemente. Algunas veces hacía trueques de viviendas. Tenía actitudes de alguien que anda en cosas raras", le confían a Clarín. Incluso se sospechaba que la intención de la víctima era mudarse a La Plata. Los investigadores pudieron comprobar que había consultado precios de un hotel de la ciudad, aunque no se alojó.
Hasta el momento el amigo declaró como testigo. Aseguró que el 28 de octubre fueron juntos a ver unos autos y que regresaron en un remis. Barboza se habría bajado a metros de su casa y él continuó el viaje hasta su domicilio. Tres días después la pareja de José recibió una llamada anónima de una mujer que le dijo: "Yo sabía que iba a pagar".
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