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El Gobierno podría retrasar la suba de las tarifas de la luz tras los apagones por la ola de calor

Si bien nunca hubo un cronograma explícito, en la Casa Rosada reconocen que todos están abocados ahora a mitigar los efectos de la ola de calor y que eso forzaría una postergación de las subas en el servicio.

En medio de la ola de calor que pone en jaque el correcto suministro eléctrico, y tras un fin de año marcado por los cortes de energía, el Gobierno podría llegar a demorar la implementación del aumento de las tarifas, que se dio a conocer en los últimos días de diciembre.

Según señala el diario La Nación, funcionarios del área trabajan sobre el esquema de segmentación de tarifas sobre el que se dará los aumentos, pero de momento varios de ellos están afectados al comité de emergencia que sigue la situación ante la ola de calor que se da en la mayoría del país por estas horas. El aumento está inicialmente previsto para que se ponga en marcha durante este mes o el próximo.

“Se trabaja contrarreloj en el tema, para que se implemente el aumento, pero la realidad es que nunca hubo una fecha exacta”, explicó una fuente oficial a La Nación en referencia a cuándo comenzaría a ejecutarse el nuevo esquema. En el Ejecutivo, diferentes fuentes consultadas admitieron que es un momento “sensible” para concretar la decisión, aunque insistieron en que, eventualmente, “es necesaria”.

A fin de año pasado, el Gobierno autorizó el aumento de las tarifas de luz y gas de entre el 17 y 20 por ciento para 2022. En ese momento también se conoció que en las primeras semanas de este año, se pondría en marcha la segmentación de las mismas. Una decisión que, inicialmente, tendría impacto en unos 500.000 usuarios de área metropolitana, que con ello dejarán de pagar un abono subsidiado para afrontar el consumo total.

El tema es de una enorme sensibilidad tanto puertas afuera como adentro del Gobierno, que por estas horas enfrenta con preocupación lo que sucede con el sistema de suministro eléctrico tensionado al máximo en medio de la ola de calor que azota a una enorme parte del país.

Para que el sistema no colapse, en las últimas horas, el Gobierno debió disponer el cierre de edificios públicos y que sus empleados trabajen de forma remota así como lograr el compromiso de un importante sector empresarial para que se reduzca la demanda de energía durante estos días e intentar que no colapse el sistema. Pero más allá de la ola de calor de esta semana, los problemas con los cortes se dan desde comienzo del año en distintos sectores, sobre todo del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).

De acuerdo a lo decidido a finales del año pasado, en la ciudad Autónoma de Buenos Aires se quedarán sin subsidios los que vivan en propiedades donde el metro cuadrado supere los US$3700. Mientras que en la provincia de Buenos Aires se decidirá quiénes lo conservan y quiénes no, de acuerdo al valor de la tierra. Además, también dejarían de percibir los subsidios, los usuarios de barrios cerrados, la actividad financiera, el transporte ferroviario, el juego -bingos y casinos- y las oficinas públicas.

La decisión salió del ministro de Economía, Martín Guzmán, y el secretario de Energía, Darío Martínez, de rol muy activo por estas horas en el comité de Emergencia ante la ola de calor.

La decisión de aumentar las tarifas llegó tras casi dos años de congelamientos y en medio de la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que exige al Gobierno un programa económico sostenible.

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