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El coronavirus - Parte II

Hemos observado los más variados comportamientos, pero he de analizar a quienes, aprovechando el franco laboral, decidieron viajar a la costa para realizar allí el aislamiento ordenado.

Coronavirus Costa Atlántica
Coronavirus Costa Atlántica
Y el día llegó, aislamiento total. Esto significa limitar al mínimo y en circunstancias excepcionales la circulación de personas por la calle.

Hemos observado los más variados comportamientos, pero he de analizar sólo algunos, y en particular, los miles de personas que, aprovechando el franco laboral, decidieron viajar a la costa para realizar allí el aislamiento ordenado.

Representarse tal comportamiento, es como imaginarse a los ciudadanos de un país en guerra, que dejan sus casas, para pasar en un lugar de descanso, con playa o sol, o con montañas. Como el destino elegido por el célebre Marcelo Tinelli, integrante del Consejo del Hambre, que decidió pasar su aislamiento en el sur del país.  

En guerra nadie abandona su casa ni sus cosas y les aseguro que estamos en guerra, una guerra ganada, por cierto. Sólo es una cuestión de tiempo, resta saber cuántas vidas se llevará esta guerra. Mi madre vino escapada de España, corrida por la miseria que dejo allí por la guerra civil, y me dijo la guerra sólo deja muertos y miseria. Con lo cual, advertir a la ciudadanía con sanciones penales, me parece que hoy no alcanza. A esos sectores ricos y acomodados que decidieron vacacionar hay que sancionarlos con multas importantes, les aseguro que lo único que les importa es el bolsillo. Luego los oiremos protestar, pero en esta guerra puede morir cualquiera. Pero les aseguro que donde más muertos habrá, será en los sectores más desprotegidos.

Hoy presencié en el supermercado una discusión entre dos elegantes y seductoras señoras, por un queso crema. No terminaron a los golpes de milagro y porque quien escribe le dio a una de ellas el queso que había retirado segundos antes de la heladera. Compré uno más caro y las señoras felices.

Transitamos tiempos muy difíciles y advierto que las recomendaciones del gobierno no son suficientes y las amenazas de procesos penales, a los ciudadanos, no le hacen ni cosquillas.

En mi columna de la semana pasada, hablé de la necesidad de hacer más restrictiva la cuarentena, por lo visto alguien me oyó.

Me permito otra recomendación: la sociedad argentina no respeta la ley y mucho menos a quien intenta hacerla cumplir, o sea las fuerzas de seguridad. Cada vez que un integrante intenta identificar a alguien se arma una revuelta popular, les cuento que he visto procedimientos en muchos lugares del mundo mal llamado “civilizado”  y le aseguro que si Usted, no acata una orden policial, pueden pasar dos cosas: o soportará una brutal y sangrienta golpiza o lo peor, terminará con una bala por la espalda.

No hace falta llegar a estos extremos. Al momento de que se lleven adelante los procesos penales por violar la cuarentena, sugiero que se le apliquen reparaciones del daño, con lo cual les adelanto, que la mayoría de las causas iniciadas terminarán con tareas comunitarias.  Por ello, Señores Jueces, impongan reparaciones del daño causado importantes, tan importantes como la billetera de los señores que van a la costa.

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