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"Camilo es un bebé tranquilo y santiagueño como el papá"

El viernes 20 de abril, la vida de Mónica Antonopulos (30), como la había conocido hasta entonces, terminó para siempre.

Atrás quedaron los días de ser hija y, adelante, los de ser madre se abrían frente a ella como un valle a explorar.

El instante en que su bebé, Camilo (un mes), lloró y posó sus ojos sobre los de ella, fue un despertar hacia una nueva existencia, de la que no había vuelta atrás.

En la sala de partos del Sanatorio de los Arcos, la modelo estuvo acompañada por su pareja desde hace casi cinco años, Coraje Abalos (39), quien presenció el nacimiento con emotivas lágrimas. Camilo Abalos Antonopulos nació con un peso de 3,600 kg, por parto natural tras un intenso trabajo de trece horas.

A un mes de ese primer mágico encuentro con su primogénito, Mónica disfruta en plenitud de su flamante rol. El jueves 17, a las 13:00 horas, CARAS registró, en exclusiva, la primera salida de la actriz y su pareja, junto a su pequeño niño.

Antonopulos, reluciente y de excelente figura a pesar del poco tiempo transcurrido desde el parto, pidió un remís para ir al Registro Civil No 1, en la calle Uruguay, para tramitar su DNI.
"Este primer mes fue mágico. La verdad es que no estamos durmiendo como antes, pero tampoco es tan grave. El gordo tiene el sueño al revés y, pobrecito, a veces tiene cólicos. Es todo muy intenso y lindo. Pero es muy tranquilo, y por suerte no salió llorón (risas). Sólo lo hace cuando le molesta algo. Es súper santiagueño como el padre (risas)", confesó la joven, nominada al premio Martín Fierro como "Mejor actriz secundaria", por su papel de Greta, una ambiciosa abogada lesbiana en la exitosa tira "El Elegido", que protagonizaron Pablo Echarri (42) y Paola Krum (41).

Abrigado con gorrito y un canchero body a rayas en tono celeste, Camilo salió del hogar en los brazos de Coraje, quien ayudó a su mujer a subir al auto.

Luego, regresó a la casa, ya que no podía acompañarla debido a algunos compromisos. Pero la ausencia de Abalos no fue un problema ya que la suegra de Mónica, María de las Mercedes, como toda abuela babosa, se desvive por pasar tiempo junto a su nieto y se ofreció inmediatamente.

Como en cualquier familia, el clásico por la disputa de los parecidos no podía faltar, pero Mónica apela a la diplomacia para contentar a los abuelos.

"Es una mezcla perfecta de Coraje y mía. Todos los días cambia un poco y va variando. Algunos días, lo miro y me veo reflejada en él y, otros, solamente lo veo a Coraje", contó Mónica.
La actriz confiesa haber conocido un nuevo tipo de amor, incondicional e inabarcable, y mientras esperaba la luz verde para cruzar, aprovechó cada segundo para llenar de besos a su bebé, dormido sobre su hombro.

Al hablar del pequeño, su voz transita los tonos más dulces y el amor se apodera de su ser. "Desde el primer momento, Camilo se prendió bien a la teta.

Darle leche materna es súper importante para mí y se la pienso dar por un buen tiempo. Es un viaje hermoso, el más lindo porque te da el poder de conectarte con tu bebé a través de tu cuerpo", dijo con una sonrisa que ilumina sus ojos.