DOLAR
OFICIAL $1240.00
COMPRA
$1290.00
VENTA
BLUE $1275.00
COMPRA
$1295.00
VENTA

Alejandro Machado: “Pasear por Buenos Aires es como recorrer media docena de ciudades del mundo”

Alejandro Machado -más conocido como Cronista de tu Ciudad- investiga la arquitectura de autor porteña entre 1880 y 1930. Caminó más de 500 veces Buenos Aires, denunció demoliciones con su cámara, cataloga edificios olvidados y guía multitudes por calles que conoce como nadie. En esta charla íntima, revela cuándo se enamoró de la ciudad, por qué Constitución lo sigue deslumbrando y qué buscan quienes caminan a su lado.

Alejandro Machado -@cronistadetuciudad- es periodista, guionista e investigador de la arquitectura de autor entre 1880 y 1930. Con sus fotos logró frenar demoliciones y administra una red de blogs que documenta más de 4000 edificios. Lleva más de 500 caminatas urbanas guiadas y desde esa trinchera poética -la calle- narra una ciudad que se resiste a perder su alma.

Desde chico, caminaba la Avenida de Mayo y se detenía frente a los portales con la intuición de quien ya empezaba a leer las capas del tiempo. Años más tarde, una crisis de salud lo empujó de nuevo a las veredas con una cámara en mano. Fue su modo de curarse. Desde entonces, no paró.

Periodista y guionista de televisión, con alma de arqueólogo urbano, Machado lleva adelante las célebres Arquicaminatas, recorridos a pie por la ciudad donde convoca a multitudes que buscan saber mas de Buenos Aires.

A través de su archivo, resguarda la obra de doscientos arquitectos e ingenieros del período de esplendor arquitectónico de la belle epoque porteña. Pero más allá del dato técnico, su talento radica en algo menos cuantificable: Alejandro sabe narrar. Y en sus relatos, los edificios no son objetos, sino protagonistas.

alejandro machado

- ¿Recordás el momento exacto en que te enamoraste de Buenos Aires? ¿Fue un edificio, una calle, una historia la que te hizo sentir que ibas a dedicarle tu vida a esta ciudad?

- Es curioso que muchos “activistas patrimoniales” no hayamos nacido en esta ciudad, yo soy de Punta Alta, provincia de Buenos Aires y venía solo a la capital en micro, a los 12 años, todo enero, a la casa de mi madrina y caminaba mucho por Avenida de Mayo y el Parque Rivadavia y me metía a todos los museos. Pero el enganche con la ciudad y su arquitectura fue casi terapeútico: en 2005 tuve una pancreatitis que casi me liquida, quedé tan mal que salía con una cámara a caminar sin rumbo, desde Balvanera y los 10 edificios que más me gustaban 5 estaban firmados por Virginio Colombo.

 

-Tus arquicaminatas convocan a una multitud de personas. ¿Qué creés que buscan quienes se suman a estas expediciones urbanas?

-Las caminatas son muy de ghetto, era más fácil contar leyendas, pero mi enfoque es hablar de edificios y de sus arquitectos, mostrar fotos viejas y aéreas, ver la evolución de la zona, contar que otros edificios hizo ese mismo proyectista, creo que fundamentalmente vienen a ver lo bello y lo diverso, pasear por Buenos Aires también es como pasear por media docena de ciudades importantes de Europa y de Estados Unidos. También vienen a encontrar gente que les gusta lo mismo, que comparten una sensibilidad por la buena arquitectura. No es una actividad que vas a hacer con 6 amigos, es más, mucha gente viene sola de muy lejos y eso yo lo valoro mucho, hay “arquicaminantes” que se vienen de Lanús, Avellaneda, San Justo, Don Torcuato, Caseros, Vicente López, cuando es notable cómo han bajado la frecuencia de las unidades del transporte público, llegar al punto de encuentro genera una previa que me hace sentir que ofrezco algo que sirve, no es fácil encontrar espacios donde uno se sienta a gusto varias horas.

alejandro machado

-¿Qué barrios sentís que te devuelven algo distinto cada vez que los recorres? ¿Hay alguno que aún te sorprenda, como si lo vieras por primera vez?

-Si, dos, Constitución y la city porteña. Constitución tiene joyas de la arquitectura, pero se la dejó caer en una marginalidad que nadie se animó a combatir. Tenía mercados increíbles, petit hoteles que fueron premio de arquitectura de la municipalidad, tienen una iglesia que casi siempre está cerrada por seguridad, había un puente peatonal que cruzaba todos los andenes…  el edificio de la editorial del desaparecido diario Crítica es una gema del art decó porteño. La autopista fue una solución vehicular pero una tragedia urbana para cada barrio que parte al medio. El puente de hierro británico detrás de la estación de Constitución aún tiene una de las placas que no fue robada con los datos de su fundición en origen. Bueno, un fatal paralelismo con la maltratada Constitución del 53, origen de su nombre. El otro barrio “paraoficial” que me encanta, en su sentido literal de producir un influjo en mi atención, es  la city porteña, un lugar donde vos vas solo cuando tenés un problema con un banco, que está lleno de arbolitos, que de vez en cuando escuchas que hubo una salidera, (ya no tanto por el ecommerce) pero es de una riqueza edilicia total, eran las casas matrices de la bancos, las compañías de seguro y las compañías navieras de la que en 1910 era la séptima plaza financiera en volumen de capitales transaccionados en todo el mundo. Ahí se concentra el trabajo de los mejores arquitectos argentinos, alemanes, franceses, españoles, británicos, italianos y suizos.

 

-En tiempos donde todo parece acelerado y digital, vos proponés parar, mirar hacia arriba, caminar sin apuro. ¿Cómo vive eso la gente que te sigue?

-Creo que el mejor elogio a las arquicaminatas viene de un vecino de un barrio que me dice “hace 30 años que vivó acá y nunca había visto ese dragón”, o ese escudo heráldico. Las fotos aéreas o antiguas que yo muestro en una Tablet, sorprenden por cómo cambió la zona, además desde la calle es imposible adivinar lo que hay detrás de una fachada, en la mitad de las manzanas aparecen construcciones increíbles. Creo que cualquier recorrido es la oportunidad de ver un lugar de tránsito, como un lugar de disfrute, hay vecinos que están en primera línea escuchando atentos, otros practican la fotografía, otros se ven y charlan con los amigos que se van haciendo en los distintos recorridos, hay algunos que viene para el cafecito posterior, es una salida dónde no hay una sola cosa por hacer, es una manera de socializar a través de una excusa cultural, ojo, hasta para mí mismo. Hay vecinos que solo se acercan a las caminatas que se hacen en su barrio, no van al resto, sí hay un núcleo duro que me sigue por todos lados, incluso algún nodo patrimonial del conurbano que se pueda llegar en tren. Es un desafío permanente intentar conformar y llegar a más público.

 

-¿Cuál fue la historia más insólita que te tocó contar en una de tus caminatas? ¿Alguna anécdota que te haya quedado tatuada?

-Creo que sin duda la historia más impactante es la del asesinato del proyectista del Congreso Nacional, porque fue real y está documentada en publicaciones de la época. También impresionan los casamientos endogámicos de muchos comitentes de las mansiones más lindas de Buenos Aires, se casaban entre parientes para proteger bienes y campos.   A mí no me gusta repetir leyendas ficticias, y eso que soy guionista de radio y tv, pero me parece que la realidad es impactante y hay muchas cosas que pasaron de verdad que vale la pena contarse. Dato duro mata relato morboso, al menos para mí, aunque sea infinitamente menos comercial y rentable. En las arquicaminatas pasan muchas cosas, algunos dueños no dejan pasar a los patios o pasillos de hermosas construcciones que están orgullosos, algún arquitecto feliz con su reforma nos invitó a entrar a un departamento dentro de un edificio de Parque Patricios, una vez nos encontramos con un chancho de más de 200 kg de mascota en un jardín delantero en Villa Devoto… una vez en la city, una encargada nos invitó a subir hasta la terraza de un edificio de oficinas, que en los fines de semana estaba deshabitado. En su pequeña unidad de la terraza estaban los planos enmarcados del edificio. Una vez, en Liniers, un patrullero estacionó y dos mujeres policías nos preguntaron que estábamos haciendo, no nos quedó claro si nos venían a proteger o los sospechosos éramos nosotros.

 

-Impresionante. ¿Y cómo te cuidas de no perder la capacidad de asombro?

-Tratando de leer todo lo que se pueda y acceder a nuevos libros y fotos antiguas, el investigador Gastón Hamra y la arquitecta Flavia Rinaldi, me han donado mas de 200 libros y revistas patrimoniales, en Facebook o Instagram hay investigadores de fuste como Pablo Chiesa, Adolfo Brodaric, Marcelo Caradonna, Daniel La Moglie, Esteban Güerri, Cristina Corsini, Nestor Saavedra, que no paran de tirar nuevo material de repositorios varios. Con Jeremi Salvatierra tenemos una cruzada personal en la defensa y difusión de la obra de Virginio Colombo, sigue apareciendo material y se viene una exposición enorme en la Biblioteca Nacional, gracias a las gestiones de la Dra. Eugenia Caram que se conmovió de nuestro laburo a pulmón. También yendo a lugares que no conozco en excursiones con Vanesa Tito Ferrer y Gabriela Rodríguez Klinkas que son la avanzada indispensable para alguna nueva arquicaminata. El arquitecto Fernando Carral nos dio una mano enorme para relevar Montevideo. Puedo ser un comunicador efectista, pero hay mucho laburo y apoyo detrás.

 

-Si mañana Buenos Aires pudiera escucharte como si fuera una persona, ¿qué le dirías?

-Le diría que se quiera un poco más, que se respete un poco más, que es una de las más lindas del mundo.  Qué está desequilibrada, entre el norte y el sur, que tiene un problema de circulación, que necesita tres “arterias” que hagan que su sangre (tránsito) circule en forma concéntrica, una línea que la circunvale a nivel de general paz, costanera, el paseo del bajo y paralelo al riachuelo, otra a nivel de las terminales de los subtes, al oeste de la ciudad, u otra que ciertos barrios que no tienen conexión entre sÍ. Tiene zonas olvidadas porque nadie pasa de casualidad, hay que tomarse el trabajo de ir de ex profeso y eso no sirve. Yo descubrí la casa Calise de Virginio Colombo porque el 64 pasa por ahí, me bajé dos paradas después y fui a fotografiarla. No sé si la estación de tren de Lugano, la original, existe, me tengo que levantar un día, dejar de hacer algo e ir a verla. Nunca voy a pasar de camino a otro lugar. Por eso necesitamos líneas de colectivo circulares, por avenidas, que comuniquen barrios que no tienen contacto. Le diría que tiene dos dos lugares, Once y Paternal, donde hay muchos terrenos que no se pueden cruzar, ferroviarios, hospitalarios, universitarios que necesita que se fluya mejor por ahí. Y que se mire los pies porque el sur, el sur también existe.

Crédito fotos @marisafotografias2017

Dejá tu comentario