DOLAR
OFICIAL $1415.00
COMPRA
$1465.00
VENTA
BLUE $1405.00
COMPRA
$1425.00
VENTA

Unasur termina de nacer

*Por Gustavo Chopitea. La llamada Unasur fue creada en oportunidad de una reunión de los presidentes de los países sudamericanos que fue celebrada en la ciudad de Cuzco, en el Perú, el 8 de diciembre del 2004.

Casi siete años después, el último de sus Estados miembros acaba de ratificar su tratado constitutivo. De este modo se completa el proceso de nacimiento de la organización. En efecto, la Corte Constitucional de Colombia certificó que el Tratado de Unasur se ajusta a la Constitución de su país. Ese acuerdo había sido aprobado el 28 de enero de 2011 por el Congreso de Colombia.

Esta adhesión se suma a las recientes ratificaciones del Tratado de Unasur por parte del Parlamento del Brasil, el 7 de julio pasado, y del Congreso de la República del Paraguay, el 11 de agosto pasado. Como consecuencia, todos sus miembros han completado las exigencias legales necesarias para materializar su plena adhesión a la organización sudamericana. Curiosamente Colombia, que ha resultado el último país en completar su ratificación a Unasur, es el país del que es ciudadana la secretaria general del organismo, María Emma Mejía.

Cabe recordar que esta entidad tiene como objetivo conformar una ciudadanía común sudamericana y construir, de modo participativo y consensuado, un espacio de integración no sólo económico sino también político, social y cultural. Además, procura eliminar las desigualdades socioeconómicas, promover la inclusión social, reforzar la participación ciudadana y contribuir al fortalecimiento de la democracia.

No obstante, lo cierto es que las visiones de sus países integrantes respecto de política exterior son aún muy divergentes. Esto ha quedado una vez más absolutamente claro con motivo de las distintas reacciones en Sudamérica frente a la caída del régimen dictatorial de Muammar Gaddafi. Como era de esperar, Venezuela y Ecuador salieron en apoyo del autoritario líder libio. Mientras que Brasil y Colombia, en cambio, se unieron a la postura del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que decidió apoyar a los insurrectos en su lucha por la libertad y la dignidad.

La postura de Venezuela y Ecuador, por lo que significa, debiera preocupar enormemente a nuestra región. Porque ninguno de los dos países condena que un régimen dictatorial haya reprimido (con brutalidad sin par) a sus ciudadanos.

La intervención de las Naciones Unidas, cabe recordar, llegó a último momento posibilitada por las abstenciones de China y Rusia, cuando las columnas de tanques de Gaddafi estaban por ingresar a la ciudad de Bengazi para continuar allí con la matanza de civiles inocentes que estaban consumando desde su partida de la ciudad capital, Trípoli. Sobre la hora, cuando la masacre era ya inminente, los aviones de guerra franceses impidieron que se consumara. Para Venezuela y Ecuador, nada de esto parece tener significación. Por esto cabe preguntarse si frente a una insurrección popular sus gobiernos no actuarán eventualmente a la manera del dictador libio.

En el caso particular de Venezuela, el tema es muy preocupante, desde que existen declaraciones públicas de algún alto mando militar cercano al presidente Hugo Chávez, en el sentido de que si éste pierde las elecciones presidenciales el año próximo, las fuerzas armadas desconocerían el resultado de las urnas.