Trump analiza un ataque directo contra Irán y exige una “rendición incondicional”
En medio de la escalada bélica entre Israel e Irán, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, regresó anticipadamente de la cumbre del G-7 y endureció su discurso contra el régimen iraní. Aseguró que sus fuerzas tienen el control del espacio aéreo y advirtió que sabe dónde se encuentra el líder supremo, aunque por el momento no planea eliminarlo.
En el quinto día de enfrentamientos entre Israel e Irán, Donald Trump elevó la tensión internacional al confirmar que evalúa un ataque directo contra el país persa. Tras regresar de urgencia desde Canadá, donde se realizaba la cumbre del G-7, el mandatario reunió a su equipo de seguridad nacional en la Casa Blanca para discutir posibles respuestas ante el conflicto. En ese marco, afirmó que Estados Unidos tiene el “control total y absoluto” del espacio aéreo iraní, exigió una “rendición incondicional” del régimen y aseguró que sabe con precisión dónde se esconde el líder supremo, Ali Khamenei.
A través de su red Truth Social, Trump escribió que Irán contaba con buenos rastreadores y sistemas defensivos, pero que no se comparan con los desarrollos militares estadounidenses. También agregó, en un segundo posteo, un mensaje directo: “¡Rendición incondicional!”. Más tarde, se supo que el presidente mantuvo una conversación telefónica con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, en la que discutieron las condiciones de un eventual ataque conjunto.
Según reportes del diario The Wall Street Journal, el presidente norteamericano consideró un ataque militar como una de las principales opciones en el encuentro con sus asesores. Fuentes israelíes citadas por el diario The Jerusalem Post señalaron que Trump estaría dispuesto a avanzar si Irán no accede a un nuevo acuerdo nuclear. Además, funcionarios estadounidenses alertaron que el régimen de Teherán ya preparó misiles y armamento para responder si Washington se suma activamente a la ofensiva israelí.
Consultado por periodistas durante su vuelo de regreso desde Canadá, Trump afirmó que no busca un simple alto el fuego, sino “un final real” para el conflicto. Advirtió además que su país no permitirá ataques contra tropas o civiles estadounidenses, y lanzó una amenaza velada contra Khamenei: “Es un blanco fácil, pero no lo vamos a eliminar, al menos no por ahora. Nuestra paciencia se está agotando”.
En paralelo, Irán denunció que Estados Unidos estaría por transferir a Israel la bomba GBU-57, conocida como el mayor “destructor de búnkeres”, una munición que solo puede ser lanzada por bombarderos B-2 y que sería clave para destruir instalaciones nucleares subterráneas. Israel, que no cuenta con esta arma ni con los aviones necesarios para transportarla, habría solicitado asistencia directa para atacar esos objetivos.
La situación se vuelve cada vez más crítica. Trump advirtió el lunes a los habitantes de Teherán que evacuaran la ciudad “de inmediato”, lo que provocó una masiva salida de civiles. En tanto, el presidente aclaró que por ahora no está dispuesto a negociar con Irán, aunque mencionó que podría enviar a su vicepresidente JD Vance y al enviado especial para Medio Oriente, Steve Witkoff, para intentar un acercamiento. Sin embargo, dejó en claro que su disposición al diálogo es limitada: “No estoy muy de humor para negociar”, declaró.
La Casa Blanca ahora enfrenta una decisión clave: mantener la presión diplomática para forzar una nueva negociación nuclear o involucrarse directamente en una guerra que ya ha tenido consecuencias devastadoras en la región. En cualquier escenario, el mensaje de Trump fue contundente: Estados Unidos no tolerará más provocaciones y está dispuesto a actuar.
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