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Tres leyendas urbanas que resultaron ser reales

Muchas de las leyendas más populares ocultan una trágica historia de fondo.

Las películas de miedo siguen ganando seguidores año tras año. Las casas del terror, los zombies y las experiencias paranormales nunca pasan de moda. Y sin embargo, si alguien nos pregunta, no podemos explicar por qué nos fascinan este tipo de cosas. Parecería que nuestro instinto debería ser huir de todo aquello que nos hace sentir mal. Pero, entonces, ¿Por qué nos gusta pasar miedo?


A pesar de que parezca algo extraño, estos gustos por el miedo tienen una explicación científica y tiene que ver con la manera en que funciona nuestra mente. Cuando nos encontramos frente a un estímulo potencialmente peligroso, nuestro cuerpo se prepara para actuar. En estas situaciones, se generan ciertas hormonas como la adrenalina o la norepinefrina, (neurotransmisores involucrados en la respuesta ante el miedo),  que nos hacen entrar en lo que se conoce como “lucha o huida”.

Las hormonas relacionadas con el miedo son muy similares a las de la felicidad. Por eso, muchas personas afirman que, después de una experiencia terrorífica su estado de ánimo llega hasta mejorar considerablemente. 

En el caso de las leyendas urbanas, el miedo genera aún más adrenalina, ya que, a diferencia de una película donde sos consciente que lo que estás viendo no es más que una obra guionada, las leyendas son historias que nadie pudo comprobar si fueron o no reales, por ende la sensación de que puedas protagonizar dicha historia por tu cuenta, está siempre presente en nuestra mente. 

Leyendas urbanas basadas en hechos reales


El incidente del Paso Dyatlov

El incidente del Paso Diatlov

Una de las leyendas urbanas reales más famosas fue el incidente del Paso Diatlov. Este suceso tuvo lugar la madrugada del 2 de febrero de 1959 en los Montes Urales, en un área ubicada entre la República de Komi y el óblast de Sverdlovsk (Rusia) conocida como Kholat Syakhl, que en mansi significa Montaña Muerta.

Según los registros de la época, nueve aficionados al esquí y un guía que se dirigían hacia el monte Otorten acamparon en la zona y fallecieron de formas misteriosas. Los investigadores señalaron que la tienda de campaña había sido rasgada desde el interior por los excursionistas, quienes salieron casi desnudos donde había una temperatura de entre -15 y -20°C. 

Además, una de las cosas que llamó la atención fue que los cuerpos mostraban signos de lucha. Dos de ellos tenían el cráneo fracturado y dos costillas rotas, a otro de ellos le faltaba parte de la cara, otro tenía el cuello roto y carecía de lengua, y otro tenía múltiples fracturas en el pecho. Por su parte, un dato no menor: cuatro de los cuerpos tenían altos niveles de radiación y no presentaban heridas externas pero sí muchas internas.

El caso continúa siendo uno de los grandes misterios de la historia. Los investigadores nunca fueron capaces de determinar la causa de  muerte de los  hombres y la atribuyeron a "una fuerza desconocida e insuperable". El sumario de la investigación permaneció en un archivo secreto hasta los años 90, cuando fue hecho público con algunas páginas perdidas. 

El acceso al lugar permaneció cerrado durante tres años y posteriormente pasó a llamarse Paso Diatlov en honor al líder de la expedición, Igor Diatlov, de 23 años. El incidente ha sido llevado al cine en varias ocasiones y ha protagonizado diversos documentales y libros.

 El hombre de la bolsa

crimen de Gádor

Tradicionalmente, los adultos asustan a los niños con historias de monstruos para conseguir que se porten bien. El hombre de la bolsa es una de ellas y aunque toda la vida hayas pensado que no existe, tiene una base real.

El suceso al que se atribuye el origen de la expresión "hombre del saco"  se conoce como crimen de Gádor y tuvo lugar en el año 1910 en la localidad de Almería. A Francisco Ortega, un enfermo de tuberculosis, le hacen creer que se puede curar si bebe la sangre de un niño y se frota el pecho con sus entrañas. 

Con esta idea en mente, Ortega salió a buscar a su víctima acompañado de un curandero, que es quien le informó del supuesto remedio para su enfermedad. Juntos encontraron a un niño de siete años, llamado Bernardo González Parra, jugando solo, y se lo llevaron metido en un saco. Después, lo desangraron hasta la muerte y le extrajeron las entrañas. Las autoridades descubrieron el crimen y fueron condenados a pena de muerte por garrote vil. 

Escaleras mecánicas que se tragan a la gente

Otra leyenda urbana que narra un hecho duro y dramático y que también se utilizó para generar miedo en los niños es el caso de una madre que fue tragada por una escalera mecánica intentando salvar a su hijo de corta edad. Si alguien te ha contado esta historia, debo informarte que se trata de un hecho real que tuvo lugar en un centro comercial de Jingzhou en la provincia de Hubei (China). 


La cámara de seguridad del centro comercial registró todo lo acontecido. La mujer llegaba con su hijo pequeño al final de la escalera mecánica cuando, al pisar la plataforma de metal situada en el extremo superior, la chapa se hundió bajo sus pies y el mecanismo se tragó a la madre, que consiguió salvar a su hijo para que no fuera también engullido por los engranajes. 

Aunque algo tan dramático no es habitual, los accidentes en las escaleras mecánicas suceden más de lo que pensamos. En España, durante el año 2016 se produjeron cuatro accidentes graves, entre ellos un atrapamiento entre el zócalo y los escalones, así como 110 accidentes leves, por ejemplo manos o dedos atrapados en el pasamanos.

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