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Tokio 2020: la selección argentina de vóley perdió con Francia y jugará por la medalla de bronce contra Brasil

El partido definitorio por el tercer puesto será el sábado a la 1:30 de la madrugada.

El vóley argentino no pudo con Francia este jueves por la mañana y ahora apuntará a la medalla de bronce, que disputará contra Brasil el sábado a la 1.30 de la madrugada. Fue 3-0 (25-22, 25-19, 25-22) a favor de los galos, con un juego casi perfecto que no le dio chances al equipo dirigido por Marcelo Méndez.

Más temprano en la primera semifinal, el Comité Olímpico ruso había dado el campanazo al vencer a Brasil por 3-1 (18-25, 25-21, 26-24, 25-23) y dejarlo sin su quinta final olímpica consecutiva (dos oros).

El goleador de la Selección fue Facundo Conte, con 13 puntos, seguido por el sanjuanino Bruno Lima (9), de gran arranque pero flojo en los siguientes sets, y Agustín Loser (7), entre los más destacados. Por Francia fue tremendo lo de Jean Patry (15) y Trevor Clevenot (14), nombres propios de un rendimiento colectivo impecable.

Tras un comienzo errático de ambos equipos, con muchos saques fallados, Francia llegó a tomar una distancia de tres puntos (12-9) y obligó a Méndez a pedir un tiempo muerto para reacomodar las ideas. El minuto le vino bien a la Argentina y en especial a Conte, de impreciso arranque, quien empezó a encontrar desvíos en el bloqueo galo con sus diagonales. Lo mejor de la Selección era la efectividad de Lima en el remate, algo que no perduraría a lo largo del encuentro.

La distancia a favor de los franceses se mantenía entre dos y tres puntos, hasta que Argentina se empezó a hacer sentir en el bloqueo. Lima seguía intratable y Francia parecía bajonearse tras un error insólito, cuando Antoine Brizard armó y Nicolas le Goff la dejó pasar sin nadie detrás suyo. Punto albiceleste y 20-20. La Selección llegó a ponerse al frente pero Francia cerró mucho mejor y se llevó el primer set por 25-22.

Lo de Francia creció en solidez a partir del segundo set, de la mano de Clevenot, imparable en ataque. Lo secundaba muy bien el tan displicente como habilidoso Earvin Ngapeth. El parcial fue todo de los europeos, siempre muy alejados en el marcador. Méndez probó moviendo el banco, sin toparse con la respuesta esperada: 25-19 para los europeos y 2-0 arriba.

Era momento de la reacción argentina, que hasta entonces no había podido despegar el juego que emocionó en los últimos partidos. Pero a Francia no se le pasó por la cabeza bajar su nivel, por momentos abrumador, ahora de la mano de Patry, quien parecía no saber lo que es equivocarse.

Dos bloqueos seguidos de Sebastián Solé tras grandes saques de Loser para igualar 15-15, el mejor momento del partido para la Argentina. El partido levantó temperatura tras un error arbitral que la Selección pidió revisar para terminar llevándose el punto, dando lugar a intercambios discursivos de los jugadores, red mediante. La calentura motivó a los nuestros, pero de ninguna manera logró enfriar a los franceses, imperturbables en su camino hacia la final. El tercero fue 25-22 y desazón de los argentinos, que no tardarán en tener su desquite en la lucha por el bronce.

Los dirigidos por Marcelo Méndez contaban con un antecedente reciente que invitaba a soñar para mejorar el histórico bronce conseguido en Seúl 1988, ya que vencieron a los franceses por 3-2 en la fase de grupos. Aquel fue el inicio de la racha victoriosa del equipo nacional, que desde entonces se impuso a Túnez (3-2) y Estados Unidos (3-0) por la primera ronda, y a Italia (3-2) en cuartos. Francia, por su parte, también venía de dejar en el camino a un rival que se suponía de mayor fuste en la previa: Polonia, por 3-2 (21-25, 25-22, 21-25, 25-21 y 15-9).

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