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Ropa manchada, un cuchillo y una camioneta estacionada: quién es el detenido por el crimen de Susana Cáceres

Se trata de Ramón Rosa Lescano (36), un remisero de Bella Vista con antecedentes por abuso sexual y violencia de género.

Era la 1.50 de la madrugada y había un movimiento prácticamente nulo en la autopista Camino del Buen Ayre, a la altura de Ituzaingó, cerca del Río Reconquista. En ese punto, en medio de la nada, la camioneta Renault Duster se paró durante más de 50 minutos. Era un acceso a un descampado.

Ese punto, repleto de maleza y totalmente abandonado, fue el lugar en el que encontraron el cuerpo de Susana Cáceres (42) una semana después, el sábado 19 de noviembre, luego de buscarla desesperadamente durante diez días.

La Duster, captada por las cámaras de seguridad, era de Ramón Rosa Lescano (36), un remisero de Bella Vista que este miércoles será indagado por la fiscal Luisa Pontecorvo.

La pregunta para los investigadores es: ¿Qué hacía Lescano el viernes pasado en este lugar? El detenido no estaba solo. Otras personas, al menos una, lo ayudó a bajar un "bulto" del vehículo, estacionado de culata, orientado hacia el descampado.

Aunque todavía no está claro qué hacían, se cree que hay indicios suficientes para detener a Lescano, al que llegaron luego de rastrear el recorrido de su camioneta hasta la casa de sus padres.

En un allanamiento de urgencia, secuestraron su teléfono celular, cuchillos y un pantalón con "manchas que podrían ser de sangre pero que ahora están siendo peritadas", confiaron a Clarín.

Lescano tiene antecedentes penales, por "encubrimiento" y "resistencia a la autoridad", por la que recibió una suspensión de juicio a prueba (le dieron una probation).

Además, tiene dos causas archivadas por "tentativa de abuso sexual" y otra por "lesiones agravadas por mediar violencia de género", contra su ex pareja. 

 

El hecho

Susana Cáceres tenía 42 años y cuatro hijos. El martes 8 de noviembre salió de su casa de Villa Trujui, en Moreno. Dejó a su bebé de 18 meses al cuidado de su mamá y sólo llegó a decir "Ahí vengo, ma" y se fue alrededor de las 16.30. Nunca más volvió.

Tres testigos declararon haberla visto durante la madrugada del miércoles junto a su pareja, Alberto Peralta, en la camioneta (también una Renault Duster) de un hermano del hombre. Por eso, desde el inicio de la investigación, ambos fueron señalados en la causa.

El novio de Susana fue detenido tras una serie de allanamientos mientras buscaban a la mujer. Pero no por el femicidio ni la desaparición: por tenencia de arma de guerra y quedó a disposición de la Fiscalía N° 4 de Moreno.

Mientras la búsqueda continuaba con distintos rastrillajes, los investigadores intentaban constatar qué había pasado con la mujer los días posteriores. La buscaron viva y también su cuerpo.

Diez días después de la desaparición, buzos tácticos, personal de Bomberos, la División K9 de perros adiestrados y peritos forenses, rastrillaban un tramo del Río Reconquista y un descampado.

Fue allí que encontraron a Susana: estaba muerta. El informe preliminar de la autopsia determinó que el cuerpo tenía lesiones compatibles con abuso sexual y sufrió "múltiples heridas punzocortantes".

Tenía "hematomas en el cuerpo", como si la hubieran matado "a palazos", además de "un golpe en la cabeza con un objeto contundente y marcas de asfixia en el cuello".

Para los investigadores, el femicida no actuó solo, sino que contó con cómplices que lo ayudaron a golpearla hasta provocarle la muerte y a trasladarla hasta el lugar donde finalmente abandonaron su cuerpo para ocultarlo.

Ese informe estableció que la data de la muerte era "entre 7 y 10 días previos al hallazgo del cuerpo". Por eso, los investigadores rastrearon minuciosamente las imágenes de las cámaras de seguridad para detectar quién había dejado el cadáver en este lugar.

Así llegaron a la Renault Duster de Lescano que el viernes, exactamente una semana antes de que encontraran el cuerpo (coincidentemente con la data de la muerte), estaba en el lugar durante la madrugada, con otras personas, bajando "un bulto" de su vehículo y adentrándose durante 50 minutos en el descampado.

Luego de encontrarlo en las imágenes, los investigadores siguieron los recorridos de llegada y de huida de la camioneta. "La calidad de las imágenes era muy mala y no se veía bien el modelo, ni siquiera la patente", confiaron los investigadores.

Pero en todo el recorrido, gracias a una de las imágenes, lograron identificar la patente de la camioneta. Fue esa imagen la que les permitió llegar a Lescano y a la casa de sus padres.

Luego de constatar -explicaron a Clarín fuentes con acceso al expediente- que estaba en posesión de su dueño registrado, fue que decidieron allanar la casa y detener al sospechoso.

"En el allanamiento se secuestraron elementos de valor para la causa y ahora esperamos el resultado de las pericias", anticiparon.

Lo cierto es que -hasta ahora- no había elementos suficientes para acusar a Peralta y a su hermano por el femicidio. Lo mismo ocurre con Lescano, que deberá explicar -si es que decide declarar- qué hacía en este lugar el día del hecho.

Hasta el momento no hay indicios que vinculen a Lescano ni con Susana Cáceres ni con los hermanos Peralta, los otros sospechosos. La familia de la víctima no lo conoce y tampoco se siguen en redes sociales.

A pesar de eso, continuarán con la investigación hasta terminar de descartar cualquier vínculo entre Lescano y los Peralta. Además, buscarán en el celular si hay conversaciones o algún vínculo desconocido entre ellos o con la víctima del femicidio.

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