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¿Por qué cierran las pymes?

Por Jonatan Loidi. Estoy seguro de que muchos lectores dirán que la principal causa de muerte tiene que ver con las crisis a las que constantemente nos vemos expuestos en nuestro país. Sin embargo, no es así.

No voy a negar o esconder bajo la alfombra de que el ecosistema de negocios en Argentina dista mucho de ser ideal y que sin dudas sería mucho más fértil si por ejemplo tuviéramos estabilidad económica, tasas de interés más bajas, poca inflación y leyes que incentivaran a invertir. Pero en rigor de verdad, siempre fue así, y por ende ya lo sabías antes de emprender.


Actualmente, según datos del ministerio de la producción, existen en Argentina 853 663 empresas −entre micro, pequeñas y medianas. De cada 100, el 83 % son microempresas, 16.8 % son pymes, y solo el 0.2 % son grandes compañías. Además, las firmas de hasta 200 empleados representan el 66 % del empleo formal privado del país. Las micropymes son las grandes generadoras de empleo: generan 4.3 millones de puestos de trabajo.


En un estudio realizado por Set Consulting −entre 200 empresarios pymes de diferentes rubros y tamaños− sobre el “grado de estudios de los directores de las pymes relacionados con el mundo de los negocios”, solo 3 de cada 10 empresarios habían realizado alguna vez algún tipo de entrenamiento relacionado con los negocios, y solo 1 de cada 10 era un profesional en ciencias económicas. 


¿Se imaginan un hospital donde −por ejemplo−, solo 3 de cada 10 personas de las que atienden a los pacientes fueran médicos? Bueno, en las pymes pareciera que tener conocimientos en negocios no es una variable importante.


Sin dudas el desafío de los pymes será invertir mucho más en activos intangibles, como profesionales especialistas y en la capacitación de su estructura.


En mi libro ADN PYME de Editorial SET, junto a Julián Gaita González, hicimos un recorrido −basados en nuestra experiencia como consultores−, por las veinte problemáticas pyme más comunes y proponíamos soluciones y herramientas concretas para resolverlas. Entre los problemas más destacados se encuentran:


  • Falta de conocimiento y dominio sobre las finanzas de la empresa

7 de cada 10 empresarios MiPyME no saben con exactitud cuál es su rentabilidad o cuánto vale su empresa; además no tienen una planificación financiera.


No dominar las finanzas es terrible para la salud del empresario, ya que suele desencadenar lo que se conoce como estrés financiero. Por otro lado, en un país como la Argentina −con tasas que rondan el 70 %−, ser malo en finanzas es como una condena a muerte. 



  • Falta de delegación y profesionalización de la estructura

Lo que al principio es una ventaja, con el tiempo se transforma en una cárcel para el empresario. Al comienzo, el estar en todo le permite dominar el negocio y ser muy eficiente en costos y estructura, como así también generar una muy buena atención al cliente: ¿Quién lo va a atender mejor que el dueño? Pero con el paso del tiempo y la necesidad de crecer, la no delegación hace que el empresario pierda el control del negocio, y sobre todo, calidad de vida.


Ni hablar de la falta de profesionales especialistas. Es común escuchar en los pasillos: “no puedo pagarlos” o “que me van a enseñar a mí que fundé esta empresa”. Como dice el dicho: la gente hace la diferencia. Tal vez no toda, pero la buena, seguro que sí. 


No entender que un profesional acorta distancias y tiempos y por lo tanto es un ahorro, es una de las mayores falencias en este segmento de empresas.


  • Falta de tiempo para dedicar a la estrategia por tener que ocuparse de la operación

Atado al punto anterior. El hecho de querer estar en todo, cambia el foco de la empresa, de la estrategia a la operación. Algo que en los tiempos que corren es imperdonable.


  • Baja inversión en innovación

Los pymes creen que no pueden innovar porque asocian innovación con grandes creaciones de altísimo presupuesto; pero la verdad es que la innovación es algo mucho más cercano y simple. Consiste en poner foco en cómo resolver problemas simples a los clientes y no perder así uno de sus mayores activos. Ellos están cerca del cliente y lo conocen, ahí tienen la clave para poder ayudarlos y de esa forma innovar generando valor.


  • Problemas familiares y falta de delegación generacional

7 de cada 10 pequeñas y medianas empresas son familiares. 


El no poder separar la familia de la empresa es una de las causas de mayor ruptura en este mundo empresario. Las nuevas y las viejas generaciones entran en una lucha de poder y visiones sobre como gestionar y tomar decisiones.


Lo que debería ser una fortaleza se transforma en una carga, y en muchos casos termina con el alejamiento de una de las partes para preservar la relación familiar.

En este punto es vital poder separar la emoción de la razón y trabajar en un protocolo familiar que permita llevar todas las discusiones con mayor objetividad.



  • Falta de integración con otros empresarios del sector

El mundo lleva transitando desde hace tiempo un camino que se llama colaboración y asociatividad. Se ha demostrado que el secreto pasa por tener una estructura pequeña y grandes socios que logren sinergia. Lamentablemente esto no es muy común en el ecosistema empresario argentino, y las pocas veces que se reúnen, es para juntar fuerzas ante una política del gobierno o un gran competidor. Así, se pierden la posibilidad de aprender colectivamente y crear un todo mucho más fuerte que cada una de las partes.


  • Crisis de crecimiento

Una de las causas de muerte más frecuente es precisamente el crecimiento. ¿Por qué? Porque no solo se crece en ventas o estructura. Cada vez que una empresa crece, aumenta la complejidad y lo que funde a las empresas es precisamente no poder administrar esa complejidad. 


Primero deberías analizar cual es la complejidad que podés administrar y solo si tenés la capacidad para hacerlo, decidir ir por más.


Como dijimos al principio, nuestro país no es nada fácil, pero si algún día mejora el entorno, los problemas no estarán del todo resueltos.


Una propuesta simple: Si no vas a cerrar y seguís apostando por tu empresa, poné foco en lo que depende de vos y eso es, ni más ni menos, mejorar tu gestión. De esta manera, si algún día ocurre el milagro, realmente podrás aprovecharlo.

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