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Pia Slapka: "Quiero ser como Narda Lepes y Maru Botana"

* Por Ana van Gelderei. Es una de las modelos más lindas de la Argentina y está casada con el dueño de Multitalent Agency, Paul García Navarro, con quien tiene a Benjamín (3). El año pasado, la chica de San Isidro se dejó gastar por "hablar cheto" en Justo a tiempo, donde acompañaba en la conducción a Julián Weich. En charla con GENTE, confiesa su pasión por la cocina, se imagina con programa propio donde despuntar el vicio y no descarta una participación en Bailando por un sueño.

Pía se tienta mientras hace fotos, se tienta durante la entrevista... "No me hago cargo de esta cara angelical. Soy un demonio", asegura muerta de risa (¡una vez más!), mientras compara el mundo de la moda con el de la tevé. Con 28 años, la modelo de Multitalent que hace casi ocho se casó con Paul García Navarro -dueño, con su hermano, de la agencia que la representa- y que hace tres se convirtió en mamá de Benjamín, hoy empieza a dejar la carrera que le dio todo y se anticipa a lo que pueda venir.

-El año pasado entraste a la tele con fuerza, al hacer Justo a tiempo con Julián Weich. ¿En qué se diferencian el mundo de la tele y el de la moda? -Trabajar en la tele es duro. Aunque el año pasado aprendí mucho. La moda te exige más desde lo físico, pero no tiene rutinas. En cambio, en el programa yo tenía que estar siempre, siguiendo un horario, con el mismo equipo de lab uro. Los códigos son muy distintos. Así como la moda tiene los codazos, en la tele se puede ser feroz por un minuto de cámara. Hay que saber aguantar. Y eso que a mí me gusta competir.
Quiero superarme y progresar, pero no estoy de acuerdo con las maneras que usa mucha gente.

-¿A qué te referís? -1.a mayoría de las chicas que están hoy en la tele no son profesionales. Se consideran modelos, pero en su vida fueron a un gimnasio. Hoy cualquiera se pone siliconas, extensiones, se enchufa electrodos y se cree modelo. Salen a las pistas con los dientes nuevos y el pelo platinado. Mi carrera está siendo muy bastardeada y eso no me gusta: la defiendo a muerte. Ser una verdadera modelo es más que hacer unas fotos.

-¿Qué es? -Trabajar con puntualidad, por ejemplo. No puede ser que haya chicas que caigan aun desfile con el pelo sucio, las uñas mal pintadas y sin depilar. Todo hace a la disciplina, y muchas no la tienen. Se dedican a armar escándalos, y por participar de algún desfile o hacer fotos se llaman "modelos"... ¡¿Modelos de qué?! Pero es un círculo que entretiene y yo, aunque lo critico, a veces también consumo. Es divertido ver el lugar que ocupan algunos personajes, pero... ¿cómo empezaron? Hoy todas son "señoras de", se ponen el anillo de casada para limpiar su nombre y ganar dignidad. ¡Estoy indignada! (Risas) ¿Se nota? Lo que pasa es que me cansó la hipocresía. A veces tendría que ser un poco más política. Sólo quiero defender mi carrera. 'Rxlo lo que tengo me costó un perú. Son años de castings, de esfuerzo. Nada se logra de un momento a otro.

-¿Todavía lo disfrutas? -Disfruto al representar marcas internacionales grossas como Pantene o Gillette, y también hacer algunas campañas para marcas locales. Es como cosechar los frutos de mi carrera, y eso me enorgullece.
Pero hace once años que trabajo como modelo y empiezo a sentir que se cumple un ciclo. Busco nuevos desafíos. Quiero ir cerrando y retirarme tranquila del modelaje, para pasar a otra etapa.

-Después de tu paso por Justo a tiempo parecía que el cambio venía por el lado de la tele. ¿Por qué no seguiste este año? -Estuvo bueno, pero ya está. Con un año alcanzó. Tal vez más adelante. Casi entro a Bailando por un sueño, aunque al final no quise. Benja empezaba el jardín de infantes y yo quería que me sintiera muy presente.
-No es difícil imaginarte en el Bailando. Con tu forma de ser, nos parece, en algún momento tendrías que hacerlo...

-Mucha gente me dice: "¡lacé Bailando. ¡Con tu carácter tendrías cag... a todos! (risas). Por eso quedé con Marcelo en que tal vez el año que viene... Cuando lo haga será porque puedo. Me tomo las cosas tan en serio, soy tan obsesiva, que para entrenar y participar tendría que estar muy convencida.

-¿Bailas? -¡No! Cero. Sería una especie de Denise Dumas: nada me saldría. Pero no le tengo miedo al ridículo. Sé reírme de mí misma.

-Entretanto, hasta que salga algo, estás desarrollando tu lado de ama de casa. ¿Cómo empezaste el enganche que tenés con la cocina? -Siempre vi cocinar a mi mamá. Si bien yo no cocinaba mucho, cuando me casé, a los 20, pensé: "Tengo un marido para alimentar". Ahí empecé, y al principio me salía todo mal. Pero después las cosas fueron mejorando iy ahora me copa! La cocina te permite relajar y despejar la mente. Ahora me vengo enganchando con lo orgánico y hasta tengo una pequeña huerta. Kn esta época del año no está dando mucho, pero durante el verano le sacaba tomates cherry, rúcula, hierbas aromáticas y lechuga. En mi casa se come de todo. Creo que es muy importante estar bien nutridos. En el mundo de la moda vemos tantos desastres, mujeres que comen muy mal. Hay ejemplos poco saludables y una flacura extrema, que no está buena. Siendo una persona pública, tengo cierta responsabilidad y por eso me preocupo por el mensaje que trasmito.

-¿Tomaste clases de cocina? -No todavía, pero lo voy a hacer. Hasta ahora fui autodidacta. Cocino de todo, pero me encanta la repostería. Quiero prepararme para ser una Narda Lepes o una Maru Botana... ¿Quién te dice, "Pía, la nueva cocinera"? (Risas). En casa recurro a mis libros de cocina, voy a la verdulería, a la carnicería y al supermercado. Me gusta que la ropa de mi marido esté bien y que todo funcione. Soy un ama de casa moderna. Necesito ocuparme de mi casa. Es más, me quejo cuando mis bookens me dan mucho trabajo.

-¿.Cómo es tener a tu marido de representante? -En casa se habla de laburo, pero de a ratos. Tal vez más entre semana; los sábados y domingos no tanto...

Por momentos es tremendo que Paul sea mi manager: le pido que me contenga como marido y a él le sale el representante. ¡Me dan ganas de revolearle un sartenazo por la cabeza!" -Además, tenés la pintura como hohhy, un poco por herencia familiar.

-Sí. El pintor Horacio Butler era mi tío bisabuelo por el lado de mamá. Siempre me fue bien en el arte. En el colegio, junto con gimnasia, ¡era la única materia que aprobaba! (risas). Pasó a ser un hobby cuando Paul se infartó, hace algunos años. Se convirtió en mi descarga y me ayudó también a canalizar la pérdida de mi papá, que había muerto hacía poco. Desde ahí no paré. El año pasado se me hizo muy difícil con el programa.

Tomé clases con Marcela Carriquiri pero dejé, porque me di cuenta de que no me gusta que me hablen cuando pinto. Llegue a hacer una exposición. Mi casa está llena de mis cuadros. Lo bueno es que no tengo una rutina para pintar: lo hago si hay ganas, en un cuarto donde tengo bastidores y pinceles.

-¿Pensás criar más hijos? -Me muero de ganas. Antes de los treinta quiero tener dos. Tal vez en el 2013. El año que viene hago Bailando y el otro quedo embarazada. ¡Todo bien planificado! Si mi psicóloga me escuchara, diría: "Pía, ¡la riela no es así!". Creo que un hermano es el mejor regalo que un padre le puede dar a un hijo.