Murió Ornella Vanoni, la mítica voz italiana que marcó generaciones y vendió más de 55 millones de discos

Ornella Vanoni, una de las artistas más queridas y respetadas de la música italiana, murió en la noche del 21 de noviembre a los 91 años en su residencia de Milán. Según confirmaron Corriere della Sera y la agencia AGI, la cantante sufrió un paro cardíaco. Su partida generó un inmediato homenaje en redes sociales y en los medios italianos, que la despidieron como una voz única e irrepetible.

Con casi 70 años de trayectoria, Vanoni dejó una huella profunda en la música popular. Su estilo —íntimo, sofisticado y capaz de transformar cada canción en una narración emocional— la convirtió en una figura emblemática de la musica leggera italiana. Su versión de “L’appuntamento” traspasó fronteras y revivió décadas después gracias a la banda sonora de Ocean’s Twelve (2004). A lo largo de su carrera, vendió más de 55 millones de discos y lanzó alrededor de 40 álbumes de estudio.

En las últimas semanas, la artista había hablado públicamente de la muerte con la naturalidad que la caracterizaba. En una entrevista televisiva, llegó a bromear sobre su futuro adiós: “El ataúd debe ser barato porque quiero que me incineren. Ya tengo el vestido: es de Dior”. Su espontaneidad, sumada a sus participaciones recientes en el programa Che Tempo Che Fa, la habían acercado a un público joven que la redescubrió por su humor ácido y su autenticidad.

Nacida el 22 de septiembre de 1934 en Milán, Vanoni creció en una familia acomodada y cursó estudios en Suiza, Francia e Inglaterra. Su camino artístico comenzó en el Piccolo Teatro, donde fue dirigida y guiada por Giorgio Strehler, quien además fue su primer gran amor. Bajo su influencia interpretó las célebres Canzoni della Mala, baladas sobre la vida marginal de la Milán de posguerra.

En sus memorias, Vincente o perdente, recordó el miedo que sentía antes de cada debut: “Quería estar frente al público, pero esos pocos metros hasta el escenario eran terribles”. Ese temor, sin embargo, no impidió que se consolidara como una intérprete única, capaz de conmover con apenas una frase.

Durante los años sesenta, Vanoni ganó notoriedad gracias a sus participaciones en festivales televisivos y especialmente por su paso por el Festival de San Remo, al que asistió en ocho ocasiones. Si bien nunca obtuvo el primer lugar, dejó actuaciones inolvidables, como el segundo puesto de 1968 con “Casa bianca”.

Entre sus grandes éxitos se encuentran “La musica è finita”, “Una ragione di più”, “Eternità” y “Domani è un altro giorno”. Su vida sentimental también funcionó como motor de su obra: su relación con el cantante Gino Paoli inspiró “Senza fine”, uno de los himnos románticos más reconocidos de Italia.

Casada entre 1960 y 1965 con Lucio Ardenzi —padre de su único hijo, Cristiano—, años más tarde diría: “Nunca amé a mi marido. Pensé que una, tarde o temprano, tenía que casarse”.

En los años setenta tomó control total de su carrera, fundó su propia discográfica y se volcó a proyectos musicales más personales. Grabó álbumes con Toquinho y Vinicius de Moraes, colaboró con Gerry Mulligan y Paolo Fresu, y conquistó al público latinoamericano con versiones en español como “El encuentro”.

En junio de 2025 recibió un doctorado honoris causa en Música, Cultura, Medios y Performance por la Universidad Estatal de Milán, reconocimiento que coronó una vida dedicada al arte.

Hasta sus últimos años mantuvo una presencia musical activa: en 2021 lanzó el disco Unica, y en 2024 unió su voz a la del cantante Mahmood en el tema “Sant’allegria”.

Tras conocerse la noticia de su muerte, el ministro de Cultura italiano, Alessandro Giuli, lamentó la pérdida de “una de las artistas más originales, refinadas y queridas de Italia”.

Ornella Vanoni deja un legado inmenso, sostenido en una voz inconfundible, una vida marcada por la valentía artística y una sensibilidad que perdurará en la memoria de generaciones.