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Murió el turista que comió el "hongo de la muerte" en Córdoba

El hombre estaba de vacaciones en Santa Rosa de Calamuchita cuando decidió recolectar hongos silvestres.

Iván Tarasconi, el turista que comió el "hongo de la muerte" en Córdoba, falleció este martes. El hombre, oriundo de Río Cuarto había encontrado el ejemplar del hongo Amanita Phalloides mientras visitaba Santa Rosa de Calamuchita y luego sufrió una "insuficiencia hepática fulminante".

En diálogo con El Doce, médicos del Sanatorio Allende de Nueva Córdoba -el hospital donde estuvo internado el turista desde el 24 de enero- habían advertido que el cuadro era de extrema gravedad y que la ingesta del Amanita phalloides "es fatal en el 95 por ciento de los casos".

El hombre estaba de vacaciones en Santa Rosa de Calamuchita cuando decidió recolectar hongos silvestres, pero desconocía que esa especie puede resultar letal en el organismo humano.

El hongo, que a simple vista es muy parecido a un champiñón, crece en bosques de pino y robles y su consumo resulta dañino para el hígado. A tal punto que, en grandes cantidades, conduce a la muerte. Según trascendió, el turista había ingerido una cantidad considerable que explica su posterior muerte.

Ante esta situación, desde el centro de salud advirtieron sobre el peligro de recolectar hongos silvestres sin la supervisión de un experto que sepa identificar cuáles son comestibles y cuáles no. Además, pidieron que se difunda la imagen de la especie para evitar que se la consuma por error.

El Amanita phalloides, también llamado "hongo de la muerte", "oronja o cicuta verde" o "canelaja", tiene una forma similar a la de algunas especies de champiñón silvestre, especialmente durante su juventud, cuando desarrollan un sombrero redondeado y hemisférico de entre 5 y 15 centímetros que se va achatando con el paso del tiempo. Por este motivo, suele ser confundido por el ojo inexperto como una especie inocua. Sin embargo, es una de las más mortíferas para el ser humano.

Si bien el "hongo de la muerte" provoca un daño generalizado en el organismo, sus toxinas afectan específicamente al hígado y los riñones. De esta forma, si se lo consume en grandes cantidades provoca rápidamente un fallo hepático que puede conducir a la muerte.

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