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Mujeres machistas, mujeres cómodas (e infelices)

La Justicia es machista. Las mujeres, también.

Por Silvana Barrera
sbarrera@diarioveloz.com

Tras el discutible argumento (al menos en este caso) de que la Justicia es "machista", hay un discurso que emerge en supuesta defensa de la condición y derechos de las mujeres frente a los hombres en lo que se refiere a separaciones, divorcios, cuotas alimentarias y todos los conflictos humanos que vienen con la ruptura de una pareja.

Algo de esto escuché (así de explícito y sin anestesia) anoche en el programa Chiche en Vivo a la abogada de famosas Ana Rosenfeld, quien se quejó en general del trato desigual que reciben, según su visión, las mujeres en los Tribunales respecto de los hombres: los "parámetros baratos" en cuotas alimentarias, la duración de los juicios, los "caprichos" de los hombres (no los de las mujeres), entre otras cosas. Todos argumentos que no me interesa discutir.

Lo que sí me interesa es poner en el centro de la cuestión el modelo de mujer subyacente a tal visión que, convengamos, predomina todavía y mucho en la sociedad. Y en este sentido, y aceptando de antemano todos los matices de cada caso particular, digo:

-Como mujer, no acepto que me pongan en un lugar de inútil que depende de que un hombre, obligado por la Justicia o no, se haga cargo de mi sostén económico.

-Como mujer, no acepto que la manutención de mi hijo recaiga exclusivamente ni desigualmente en su padre por el hecho de que sea hombre.

-Como mujer, me reconforta, me hace digna, me revaloriza, me pone de pie salir cada día a dar las peleas que haya que dar en todos los frentes para exigir al hombre que cumpla con lo que tiene que cumplir.

-Como mujer me rebelo ante los mandatos que nos relegan a un lugar de inutilidad o de sometidas que necesitan ser asistidas/soportadas/mantenidas por el hombre.

-Ya como persona, me parece de un maniqueísmo fantasioso considerar a las mujeres como las "buenas y pobrecitas" y a los hombres como los "malos y garcas". Cualquier análisis, por superficial que sea, demuestra que tal linealidad lo único que hace es reforzar estereotipos que poco tienen que ver con la realidad de hombres y mujeres hoy.

-Y por último, como mujer exijo que me saquen de ese lugar de victimización, condición que tanto daño nos hace ya no solo a las mujeres sino a cualquier persona digna dispuesta a no aceptar sometimientos.

Ese lugar de supuesta víctima en el que me quieren poner me deja en desigualdad de condiciones. Prefiero valerme por mí misma y pelear desde ahí para exigirle al hombre, a otras mujeres, a la Justicia y a quien sea lo que me corresponde.