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Mujer que mucho cuida, mucho mata

Y en este título abarco a las madres "perfectas", a las esposas "solidarias", y hasta a veces consideradas ejemplares.

Por Cristina Wargon

@CWargon

A toda mujer en fin que, amparándose en la noble acción de cuidar, teje una tela de araña hasta inmovilizar su presa y dejarla atrapada en finos hilos de caramelo y amianto. A veces se la comen de un bocado, aunque es más probable que sólo la dejen allí, para seguir disfrutando de ese sutil placer de su poderío.

Tu mamá te mima

Estas arañas pollitos camufladas por el honorable titulo de madre, comienzan su trabajo en cuanto la víctima cae en sus brazos. Son las que juran que saben por qué llora un bebé, pese a que si el mismo pudiese hablar, no tendría la menor idea. Cambian pañales antes de que el crío se haga pis y los comienzan a "domesticar" con la pelela, en el mismo instante en que consiguen pararse sobre sus patitas. Parecen maravillosas, pero ¡temedles!

Es fácil reconocerlas, son las que afirman que ellas sí saben si el crío tiene frío o calor, y actuarán en consecuencia hasta que el niño tenga veinticinco años. Las que les compran el ajuar junto con el moisés, y siguen vistiéndolos por el resto de sus vidas en común. Si lo que tienen entre manos es una hija (menos obedientes en el tema ropa que los varones, que son mas aturdidos), en el caso de no poder concretar la acción, tienen aun otros recursos fatales: "eso te hace gorda", "te hace petiza", "se nota que no tenés lolas", y agreguen ustedes lo más ofensivo que encuentren porque la maldad de esas madres es finita e infinita.

Ellas saben sin mirar, por ejemplo, de qué color son las medias que tiene puestas su hijo de quince años y, lo que es mucho más peligroso, consiguen mantener cada media con su par (tarea imposible para una mujer mentalmente sana).

Durante todas las vacaciones los hacen "practicar deberes" porque su neurosis cuadra bien con el perfeccionismo. Sus niños suelen ser buenos alumnos, muy limpitos y los más aburridos del mundo a la hora de jugar.

¡Cuidate si te cuida!

En esa abnegación desenfrenada, cuando los chicos han conseguido huir y con un poco de suerte, ponerse a buen recaudo, siempre encontrarán una nueva víctima. Puede ser la propia madre ya tan viejita que no se puede defender, el marido que claudicó por cualquier lado, como suele ocurrirle a los varones que aguantan tan poco y, si este material escasea, hasta se apropian de alguna vecina indefensa.

Son las que acompañan al médico y llevan "amorosamente" del brazo al inválido de turno. Pero ¡párense un instante para observarlas y verán como los arrastran a una velocidad que los pobres vacilan en seguir!

Sus diálogos resumen una maldad que estremece. Si se trata de la madre, la irá retando a la pobre vieja por lo que "seguro comiste cuando no te vi". Si del marido, le reprochará que no lleva los últimos estudios que ellas se encargaron "de guardar bien prolijitos donde los puedas encontrar... pero no, ¡el señor de los dejó en casa!"

Todo acto de bien de estas presuntas almas bondadosas sólo adquiere sentido en la medida que se auto promocionen y martiricen frente a quienes las quieran escuchar. Si en el relato pueden humillar a sus víctimas ¡¡¡mejor!!!

¡Cuídate de ellas porque se camuflan bajo la palabra bondad, usan el ropaje de la solidaridad y son arañas venenosas!

Lo peor de todo es que suelen tener estatuas en diversas plazas y abajo dice "monumento a la madre" ¡Ay, que miedito!