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Mubarak negó los cargos en su contra

El ex presidente egipcio declaró en el primer día de su histórico juicio y aseguró no ser responsable de la sangrienta represión en la revuelta que lo derrocó, además, expresó que "no se enriqueció" en sus casi 30 años en el poder.

"Niego todos los cargos de la acusación", dijo Mubarak, de 83 años, con voz firme desde la camilla en la que fue trasladado a la sala del juicio, que se celebra en una academia de policía a las afueras de El Cairo seis meses después del levantamiento que forzó su renuncia, el 11 de febrero.

"Yo no he cometido esos crímenes", añadió el ex mandatario, rodeado de los demás acusados, entre ellos sus dos hijos, según imágenes de la TV estatal egipcia, que transmitió el juicio en directo y mostró las primeras imágenes de Mubarak desde el 10 de febrero, cuando dio un desafiante discurso negándose a dimitir.

El presidente del tribunal inauguró la sesión y pidió a los 600 asistentes mantenerse tranquilos.

Mubarak, que gobernó Egipto tres décadas en estrecha alianza con Estados Unidos, está acusado de haber ordenado las casi 850 muertes que se produjeron durante la represión de los 18 días de manifestaciones que desembocaron en su caída, así como por abuso de poder y enriquecimiento ilícito.

El ministro de Justicia egipcio, Mohamed el-Guindi, dijo este año que Mubarak podría ser condenado a muerte si es hallado culpable de ordenar la represión letal.

En una señal de las pasiones que genera el juicio, defensores y detractores del ex presidente se enfrentaron afuera del edificio donde funciona el tribunal, y al menos 53 personas resultaron heridas, informaron fuentes del Ministerio de Salud citadas por la agencia de noticias DPA.

Mubarak se convierte en el primer gobernante árabe en comparecer ante una corte para ser juzgado desde el inicio, en enero pasado en Túnez, de las revoluciones en países de la región conocidas bajo la denominación colectiva de "primavera árabe".

El ex presidente tunecino Zine el-Abidine Ben Ali, que fue el primer líder árabe en ser derrocado y que vive asilado en Arabia Saudita, fue condenado en ausencia a un total de 50 años de cárcel en dos juicios distintos celebrados en Túnez en junio y julio.

Debido a su delicado estado de salud, se desconocía si Mubarak, internado en un hospital desde abril, estaría hoy en el juicio.

Además del ex presidente, en el mismo proceso se juzga al ex ministro del Interior Habib al Adli y a seis ex altos cargos de su ministerio.

Los hijos de Mubarak Gamal y Alaa también en este juicio enfrentan cargos de corrupción y abuso de poder.

Luego de su renuncia, Mubarak se retiró a su mansión en Sharm el Sheij, a orillas del mar Rojo, para luego ingresar allí en un hospital de lujo, donde se encontraba bajo arresto.

Un helicóptero, con el cuerpo médico, trasladó a Mubarak desde Sharm el Sheij y aterrizó en el aeropuerto en Almaza, en las afueras de El Cairo. Mubarak fue llevado en ambulancia hasta el edificio del juicio.

Se trata de la primera vez que un mandatario egipcio es juzgado.

El juicio responde, al menos parcialmente, a un creciente clamor de Justicia entre muchos egipcios no sólo por los 850 muertos en la revuelta sino también por 29 años de gobierno autoritario durante los cuales se torturó a disidentes, reinó la corrupción, se extendió la pobreza y se silenció el disenso político.

Para otros, en cambio, el proceso en una afrenta contra un hombre al que consideraban sinónimo de la estabilidad.

El juicio fue fruto de intensas presiones populares sobre la Junta militar que tomó el poder tras la renuncia de Muabarak, y es una de las pocas exigencias que todavía comparte el diverso y cada vez más fragmentado movimiento de protesta.