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Megaestafa con vuelos baratos: así es el audio que usaba Karyna para explicar cómo conseguía los tickets

Cientos de familias fueron engañadas con vuelos a mitad de precio y paquetes de lujo. La presunta responsable está internada tras un intento de suicidio y la justicia investiga una red millonaria.

Karyna, madre de un exalumno de un tradicional colegio porteño acusada de liderar una estafa piramidal con pasajes aéreos, utilizaba un audio como herramienta principal para captar víctimas. En ese mensaje, explicaba con detalle un supuesto sistema de beneficios internos de Iberia, por el cual empleados de la aerolínea podían acceder a boletos a precios reducidos y luego revenderlos.

“Iberia tiene el beneficio para sus empleados de darles 16 boletos al año para amigos y familiares”, decía Karyna al inicio del audio. Según su relato, más del 60% de los trabajadores accedía a esos pasajes en modalidad stand-by, sin asiento asignado. “Ellos pagan un fee que es bastante significativo, no más de 50 a 60 euros, y los venden estos boletos a 300, 400 dólares”, explicaba.

Aunque la mujer se hacía llamar Karyna en su emprendimiento y en los chats, en realidad el nombre que figura en su DNI es el de Karina María Alvarado Ríos, de nacionalidad ecuatoriana.

También mencionaba una segunda categoría de pasajes, con asiento confirmado, valija de 23 kilos y equipaje de mano de 9 kilos. “Los empleados tienen que pagar más o menos entre 300 a 400 euros en impuestos... y te los venden a US$1200 cada pasaje”, afirmaba. En ese caso, el comprador podía definir la fecha del vuelo con hasta 50 días de anticipación.

Karyna aseguraba que los vuelos eran directos a Madrid, con tres frecuencias diarias: al mediodía, a la tarde y por la noche. “El único pero que se podría decir que tienen estos boletos es que el vuelo lo decide el sistema”, advertía. Según ella, el sistema asignaba automáticamente tanto el vuelo de ida como el de regreso ara la fecha solicitada.

El audio también incluía promesas de conexiones con otros destinos europeos, como Roma o Frankfurt, siempre con escalas breves en Madrid. “Todo lo que vuele Iberia y las escalas no son más largas de una hora y media, dos horas como máximo”, decía.

Los pasajes, según Karyna, se entregaban una semana antes del viaje. “Cuando tú me entregas las fechas, se ingresan los nombres del pasajero con las fechas y ya están aprobadas”, aseguraba. El boleto se enviaba por WhatsApp, con el código de reserva y el apellido del pasajero.

“Puedes quedarte el tiempo que tú quieras con estos boletos, si te quieres quedar dos meses, tres meses, cuatro meses o cinco meses”, prometía. También fijaba como fecha límite para iniciar el viaje el 27 de febrero de 2026.

La promesa de boletos baratos, con beneficios exclusivos y entrega garantizada, fue el anzuelo que usó para atraer a ciento de personas. Muchas de ellas pagaron por los pasajes, pero nunca los recibieron.

En los últimos días, Karyna habría sufrido un pico de estrés, acorralada por la ola de reclamos de sus clientes (imposibilitados para viajar en plenas vacaciones de invierno) y, según les dijo a algunos de los damnificados que está internada. En tono angustiante, según relataron, la mujer, de nacionalidad ecuatoriana, prometió, a los que atendió, que haría “todo” por devolverles el dinero. Por estas horas ya no les contesta el teléfono.

El origen de lo que ahora parece un gigantesco desfalco era una “oportunidad única”: Karyna aseguraba tener contacto con empleados de la aerolínea Iberia (pilotos y azafatas), y que eso le habría permitido acceder a un código de acceso a pasajes a precios promocionales, exclusivos para personal de la compañía. Explicaba a sus potenciales clientes que esos códigos de tickets con asiento confirmado se emitían una semana antes de la fecha efectiva de viaje; aclaraba, sin embargo, que la reserva debía hacerse con un plazo de al menos 50 días de anticipación.

Por ejemplo, un boleto que costaba 1500 dólares podía conseguirse con ella por solo 900, en operaciones informales que solo se podían pagar en efectivo. Los pagos se realizaban de forma muy anticipada y se realizaban en un departamento de Recoleta o a través de una mujer que Karyna enviaba para retirar el dinero.

Durante meses, cientos de personas compraron y viajaron sin problema, lo que reforzó la confianza en la operación. Obviamente, el “boca a boca” aumentó la base de interesados y la cartera de clientes de Karyna se multiplicó.

La operatoria era bastante singular, completamente distinta a la que cualquier cliente recibe en una agencia de viajes o con un operador turístico autorizado. El pago se hacía con meses de antelación, pero no se recibía número de reserva alguno. La explicación era que esos datos se confirmaban la semana previa a los vuelos. Los tickets se entregaban físicamente días antes de volar.

Mientras eso sucedió, muchos se convencieron de que el sistema era real y funcionaba. Pero hace un mes todo empezó a desmoronarse: Karyna alegó que, “por la alta demanda”, Iberia había dado de baja el código interno que ella usaba para el negocio de los pasajes. Primero comenzó a entregar pasajes de vuelos que salían desde San Pablo, lo que obligó a los clientes a sacar boletos adicionales hacia Brasil para abordar desde allí hacia Europa. La mujer prometió que la situación se regularizaría este mes, pero todo empeoró.

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