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La vida hay que vivirla como Mascherano juega a la pelota

A la hora de dar un parcial, pedirle noviazgo a un chico o una chica o resolver una situación que te da miedo hay que pensar como él.

La vida hay que vivirla como Mascherano juega a la pelota: con entrega, garra, corazón, modestia, paz interna, huevos y mucha fe. Seguramente todavía no cae. No se da cuenta quién pasó a ser para la historia de la Argentina. Nació un nuevo prócer del fútbol nacional. Independientemente del resultado con Alemania, el gran capitán ya está en el podio de los mejores. ¡Qué pedazo de técnico que va a ser el jefecito!


Cuando tenés que dar un parcial, a la hora de pedirle a una chica o un chico noviazgo, ese momento que tenés una entrevista laboral o ese tiempo en donde tu vida se juega en un segundo: pensá como Mascherano. Hay que vivir al estilo Mascherano. Cada uno debe enfrentar sus miedos y resolver como lo hace él. La vida es una sola y vale la pena dejar todo en cada segundo.

Tiremos nombres que dejaron una huella en la Selección Argentina: Diego Armando Maradona, Mario Alberto Kempes, Daniel Passarella, Gabriel Omar Batistuta y Javier Zanetti. Mascherano ya está en ese selecto grupo. Jugó tres mundiales, ganó dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos, campeonatos en Brasil y España y lo más lindo para una persona que ama el fútbol: el reconocimiento de los mejores a su entrega.


El 8 de junio de 1984, en la ciudad santafesina de San Lorenzo, llegaba al mundo un pibe que tenía tatuado en su corazón la blanca y celeste. Creció y se formó para este momento que está viviendo. Mascherano siempre supo que su vida estaba destinada al éxito y a jugar una final de una Copa del Mundo. Su cabeza tiene el lema: "Hasta la victoria siempre"


¡Qué pedazo de técnico que va a ser Mascherano! Tuvo de profesores a los mejores: Pep Guardiola y Marcelo Bielsa. De ellos aprendió. Se potenció. Adentro de la cancha es entrenador. Le marca a cada uno de sus compañeros, desde el ejemplo y el grito, qué hacer. Si le da el físico jugará el próximo mundial pero para el 2022 lo quiero con el traje de técnico de mi Selección.

Gracias prócer por esta emoción. Nunca olvidaré el quite a Robben faltando segundos para que termine el partido, que te duela la vida, el mensaje a Romero y tú llanto post partido. Ni hablar cuando te fuiste corriendo del vestuario al micro porque se iba luego de los 120 minutos y los penales jugados.


Mascherano es sinónimo de garra, corazón, huevos y amor. Menos mal que sos argentino, prócer.