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La Lapicera

Por Pablo Cano. Alberto está a la víspera de escribir su prosa para una amplia gama de intereses, muchos de ellos contradictorios.

Mientras se cuecen a fuego lento las últimas (y decisivas) definiciones que terminarán por configurar el próximo gobierno nacional, sobran en -off y en on- las apresuradas conclusiones respecto de ganadores y perdedores de un partido que, apenas, comienza el próximo 10 de diciembre.

El Presidente, a partir de aquel día, tendrá la única lapicera que carga tinta en el juego del poder político real y todos esos gestos que son tan dados a la sobre-interpretación por parte de periodistas, políticos y operadores de toda laya, tendrán como cauce final revisar el boletín oficial para saber cuál es la verdadera opinión de Alberto Fernandez. O, en su caso, remitirse a los proyectos de ley que envíe al Congreso. Alberto, sabe esto de sobra. Cristina aún más.

Ambos jugadores vienen mostrando en un rosario de gestos que juegan un juego por ellos guionados y cuando se perfora por alguno de los habitantes del primer anillo de los mencionados también se observa la solidez del status quo alcanzado en la fórmula del Frente de Todos.

CFK pareciera apresurar todos sus movimientos políticos a ojos de aquellos que gustan de ver la grieta como variable constante de la política. “Hace todo ahora porque el costo de hacerlo después es mucho mayor” dicen en su cercanía. Y afirman que es el propio Alberto el que propone este juego para aterrizar el 10/12 con todo charlado. El Presidente sabe que a partir del 10 hablar de CFK sí es un problema, porque es hablar de ruido en su coalición política cuando la ristra de problemas que lo esperan no le permiten tal lujo. Además, sabe que ése será el tema favorito de los comunicadores del 40%.

Quedan al margen de los Fernandez una gama de actores que han sido parte de la tan mentada unidad del peronismo. Gobernadores, intendentes, legisladores y Massa saben -porque lo han ejercido/padecido en su propia vida política- que todos los ajustes que requiere cualquier armado político los “jefes” lo hacen con los “propios”. La unidad hace que todos hoy sean “propios”. Habrá conflictos?, probablemente se escuchen aquí y allá reclamos de mayor o menor tono como también los operadores comunicacionales que orbitan alrededor de los mencionados harán de portavoces de tales habituales descontentos -siempre es una manta corta la política- pero todos saben que la lapicera de Alberto llega con tanque lleno y que es un desatino desafiarla mientras le sobre tinta.

Alberto está a la víspera de escribir su prosa para una amplia gama de intereses, muchos de ellos contradictorios, con la plena convicción que a la vuelta de la esquina no solo están los problemas, sino también otras elecciones donde pondrá en juego el trazo de la historia que lo llevó al sillón de Rivadavia en una rara pirueta del destino. De aquí en más, su caligrafía será parte de la historia argentina.





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