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La interminable caída del clan Sena

Luego de realizados los análisis de laboratorio de las manchas de sangre encontradas en la camioneta de César Sena y la declaración del hombre que trasladó los muebles manchados,  confirmaron las sospechas de la Justicia.


El femicidio de Cecilia Strzyzowski complica cada vez más la situación de la familia Sena. Sobre todo ahora que en la fiscalía recibieron los resultados de laboratorio de las muestras de sangre recogidas de la parte trasera de la camioneta Toyota Hilux del “niño” César, integrante del clan y pareja de la víctima. “Ante el resultado positivo (+) en la detección de sangre humana en un (1) hisopo con muestra recolectada del sector trasero de pick up Toyota Hilux”, dice el informe. Este resultado es la segunda confirmación de hallazgos de sangre humana en el expediente.

En las últimas semanas de junio, los fiscales recibieron un dato alarmante. Una fuente les hizo saber que luego del crimen, la familia Sena había obsequiado una serie de muebles a una mujer carenciada del barrio Emerenciano Sena, quien también está imputado y detenido por el crimen de Cecilia, su nuera. 

Con esa manifestación de solidaridad dudosa, las sospechas no tardaron en llegar a los investigadores. La Policía chaqueña fue a la casa de quien había recibido el regalo. Al hablar con la dueña de casa, confirmó efectivamente que los regalos le habían llegado de manera inesperada. El obsequio se componía de un colchón, una cama y un par de mesitas de luz.  

Un hombre cuyas iniciales son A.A.L.,  y que declaró conocer a la familia Sena desde hacía “por lo menos 4 años”,  también explicó que era maestro de Jiu Jitsu y que además, manejaba de vez en cuando camiones para los Sena.  Cuando se le preguntó qué hizo el 6 de junio, ya pasados cuatro días del asesinato de Cecilia, el hombre respondió: “Se me llamó para que vaya a retirar unos muebles, en horario de la mañana. Después de las 9 de la mañana, por ahí. Ese día me pidieron que desarme una cama y que la alce en el camión junto con unos muebles”. 

Cuando se le preguntó si recordaba qué tipo de muebles, el hombre no dudó: “Era un colchón blanco, una cama de una plaza de madera y dos cajoneras de plástico de color blancas, que adentro de los cajones tenían ropa íntima de mujer”. La descripción del hombre coincidió perfectamente con el colchón y la cama con manchas de sangre de Cecilia. 


Los fiscales le siguieron preguntando al testigo y luego explicó qué hizo con esos muebles.  “La parrilla de cama, el colchón y los muebles se bajaron ahí en la casa donde se encontró, que es una que está atrás de la salita del barrio. Yo me enteré por la televisión que se levantaron ahí esas cosas que yo había dejado”.

Los fiscales quisieron saber más, por ejemplo quién le había dado la orden de mover esos muebles. “A mí me mandó un audio la Fabiana González (una de las detenidas). Me dijo que Marcela Acuña le pidió que yo llevara esas cosas y las regalara”. Este testimonio cierra el círculo de una prueba que, para todas las partes, es fundamental: el recorrido de los muebles que estaban la casa del clan Sena y que fueron regalados, los cuales tenían las manchas de sangre de Cecilia.

Como se puede ver, mientras el Clan clama y reclama que son presos políticos y a medida que pasa el tiempo, cada prueba que se suma, complica más a la madre y al hijo, no así a Emerenciano. 

Lo que sí me resulta difícil de comprender es la actitud de la madre de Cecilia, que pareciera tener un encono personal contra el Gobernador Capitanich y hasta el momento, ninguna prueba en la investigación ni siquiera lo acerca al episodio. En el peor de los casos el gobernador se habrá equivocado al elegir sus militantes. 

EL TIEMPO DIRÁ…

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