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La Iglesia, en el camino del diálogo

El nombramiento de monseñor Arancedo como nuevo presidente del Episcopado Argentino continúa en la línea de apertura al diálogo y en la defensa de la opción preferencial por los pobres de la Iglesia.

La designación de monseñor José María Arancedo, hasta ahora arzobispo de Santa Fe, como nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, ha sido recibida con beneplácito por la Iglesia Católica, la comunidad de esa fe e incluso la opinión pública.

Entre otras cosas, porque Arancedo es considerado un moderado, un sacerdote abierto al diálogo con todos los sectores, que se ha comprometido a bregar por la unidad de la familia cristiana y la reconciliación de todos los argentinos.

El sucesor del cardenal Jorge Bergoglio en la más alta jerarquía del Episcopado nacional ha anunciado que defenderá con firmeza el principio de "la opción preferencial por los pobres" formulado hace ya mucho tiempo por la Conferencia Episcopal Latinoamericana (Celam), una opción que a su juicio no es una cuestión ideológica sino evangélica.

"Hablar de la pobreza puede ser un tema ético –dijo alguna vez–, pero hablar de los pobres es un compromiso evangélico". En ese sentido, la designación de monseñor Arancedo marca una continuidad en la línea seguida por la Iglesia argentina en los últimos lustros, y de ningún modo un punto de ruptura.

Cuando estuvo al frente de la diócesis de Mar del Plata, amplió las jornadas anuales de la Pastoral Social y abrió las puertas a hombres y mujeres de cultura y a empresarios y sindicalistas. En esos 12 años como obispo marplatense, presidió las comisiones de Apostolado Laico y Comunicación Social, en las que puso de manifiesto su predisposición al diálogo y la apertura de la Iglesia a la sociedad, al igual que durante su paso por el arzobispado de Santa Fe.

En ese sentido, todo indica que pueden mejorar las relaciones de la Iglesia con el Gobierno nacional, lo que sería sumamente positivo para todos. Durante la presidencia de Néstor Kirchner hubo algunos choques o roces entre éste y el cardenal Bergoglio, pero ahora es evidente que todo tiende a una normalización de las relaciones Iglesia Católica-Gobierno.

Otro dato interesante es que monseñor Arancedo era primo hermano de Raúl Alfonsín y que estuvo presente en las exequias del ex presidente de la República, en las que dijo: "La dimensión espiritual del hombre no se opone a una sana laicidad que valora y reclama la autonomía de las realidades temporales y humanas; por el contrario, diría que esta dimensión es garantía y salvaguarda de lo humano".

Estas sabias y prudentes palabras ilustraron esa predisposición al diálogo, la apertura y la moderación por parte del nuevo titular del Episcopado argentino, una actitud que no se contradice con la firme defensa de los valores que la Iglesia considera irrenunciables, lo que dará lugar sin duda a fuertes debates sobre temas como la interrupción voluntaria del embarazo, a tratarse el año que viene en el Congreso.