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Historias del fútbol femenino argentino: la hija del canchero

Por Romina Sacher. En esta nueva era, la del fútbol femenino profesional, hay  jugadoras que esperaron 21 años para tomarse el subte, para subirse a ese tan ansiado y deseado tren.

Imaginate estar en el andén esperando el subte. Imaginate que son las 18,10 del viernes. Imaginate el subte deteniéndose en la estación, abarrotado. No podes subir, pero estás acostumbrada y esperas el otro. Imaginate que seguís ahí con tu mochila, en el andén esperando y los trenes siguen llegando abarrotados. Frenan, abren las puertas pero no podes subir.  En esta nueva era, la del fútbol femenino profesional, hay  jugadoras que esperaron 21 años para tomarse el subte, para subirse a ese tan ansiado y deseado tren.

Silvana Pipi Peralta, capitana y referente de Huracán, comenzó a jugar al fútbol femenino en All Boys en el `98. La hija del canchero de Sacachispas transitó casi toda su carrera deportiva, soñando con un imposible, que 21 años después se hizo realidad. “Tengo compañeras que nacieron en el otro milenio”, dice entre risas.

El micro de Huracán va camino al Bosque para disputar el partido frente a Gimnasia. La  música encubre el silencio y la emoción atraviesa la garganta. Hay mates, hay risas nerviosas, hay fotos para compartir en redes sociales, retratando un momento que no volverá a ser igual,  su primer partido de la era profesional.

Aunque muchos celebren que el fútbol femenino se puso de “moda”, el fútbol femenino organizado por AFA se practica en Argentina hace 27 años, y tal vez sea por eso que las sonrisas no entran en la cara. Imaginate la satisfacción de “Pipi” que luego de vivir el fútbol en el amateurismo más puro hoy casi sobre el final de su carrera, es la primer jugadora profesional de Huracán.

27 años después se escribe una nueva página de la historia del fútbol femenino de la Argentina, atravesada por la lucha de las mujeres buscando el reconocimiento de su sacrificio, de su derecho a jugar.  Esa lucha es la revolución que llevan en los botines esas mujeres que, como “Pipi”, pusieron en crisis una institución que nos atraviesa como sociedad, y que ya no es potestad sólo de los hombres.

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