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Guardando las garrochas

El 57% de los votos que sacamos en toda la provincia dice que el peronismo está unido. Que estamos todos los que somos", dijo varias veces el gobernador Sergio Urribarri en varios puntos de su impresionante caravana del miércoles hacia Concordia.

A su lado estaba José Cáceres, su vicegobernador electo quien un día antes formuló declaraciones confusas; y el periodismo, siempre ávido de polémicas, le dio un sentido que ciertamente no anida en el dirigente paranaense. Es más, un estrecho colaborador del actual ministro sugirió que "José habló como el peronista cabal que es, todavía no había caído en la investidura que el pueblo le ha dado". "Me agarraron medio dormido con la pregunta", argumentó ante los reclamos.

Y como la política no depende de que funcionen los despertadores, el gobernador se vio obligado tempranamente a mostrar que es sólo él quien habilita "ciertos" temas y que el libro de pases está, por el momento, cerrado.

Está cerrado por innecesario. Un conductor radial ahora diputado electo y un dirigente gremial en la misma condición, como era más que previsible, ya despotricaron esta semana contra sus ex compañeros por la flacura electoral y preanunciaron un pase imaginario a un lugar oficialista donde, no los convoca nadie.

"Yo les diría que guarden la garrocha y que cuanto más genuflexos se muestren más inaceptables se vuelven" dijo a esta columna un operador político de la primera línea de Urribarri ratificando así el cambio de usos y costumbres.

"A algunos la gente los votó para oficialismo y a otros para ser oposición, bien clarito. Así que cada uno se va a quedar en el lugar que le dio la gente", dijo Urribarri en la entrada de General Campos obturando la idea del "aquí no ha pasado nada".

Es que la situación actual en ese caso sería distinta de la ocurrida en 2007 con la Lista 100 que encabezaban por entonces Julio Solanas y Enrique Cresto. Esa lista no respondía al oficialismo provincial pero sí tenía un cierto soporte dentro del oficialismo nacional. Era una lista que se decía representante del kirchnerismo y que, aunque no contaba con el aval personal de Néstor Kirchner, sí tenía el apoyo más o menos explícito de algunos altos funcionarios nacionales, al menos en su origen.

En el caso del actual bustismo, se trata de una lista no sólo que enfrentó al PJ en la provincia, sino que incluso en lo nacional acuñó una frase de cabecera: "El kirchnerismo es la deformación trágica del peronismo". Además, quedarán para la historia la presencia de Busti en los palcos de la Sociedad Rural y otras muestras de desprecio del ex gobernador para con el oficialismo en el momento de su mayor debilidad.

Es en ese marco que la sola idea de confluencia con el bustismo cae como una bomba en la militancia y aunque sus esquirlas no hicieron daño el oficialismo más concentrado activó sus reflejos rápidamente, para no dar señales ambiguas o erróneas.

De todas maneras Urribarri, quien ha incrementado sus condiciones innatas para la táctica política, sabe que el futuro del peronismo provincial está en proyectar a la nueva dirigencia y no a la vieja. Lo sabe porque sabe que cambió el paradigma del origen del poder en la provincia.

Antes que él, el acceso al gobierno y al poder derivaba de "los acuerdos" con los dirigentes y jefes territoriales. Ahora deviene de un gobierno eficaz y de una popularidad ganada en el terreno que ha sobrepasado a las dirigencias locales. Las cifras no mienten: Urribarri sacó largamente más votos que cualquier otro dirigente en su territorio: 14% más que Osuna en Paraná, 12% más que Bahillo en Gualeguaychú, 6% más que Scheppens en Concepción del Uruguay, un par de miles más por encima de Bordet en el paquete cerrado de Concordia, en lo que es una constante para el resto de las localidades grandes medianas y pequeñas, salvo Villa Elisa.

"Los votos no son de nadie", dijo la Presidenta hace poco en una interpretación de profundas implicancias. Agregamos: los votos son de quienes cosechan para eso. Desde el oficialismo, se cosecha desde gobiernos eficaces con liderazgos positivos, amigables y útiles a los intereses de la comunidad. Desde la oposición se construye desde la seriedad y el cumplimiento de la misión de crítica y control y desde el ofrecer alternativas.

En los mentideros de la política se dice que, en línea con estas ideas de mejorar el ambiente, Urribarri va a encarar la oxigenación de su gobierno con entradas, salidas y enroques en los principales cargos y con alguna que otra sorpresa. "Con cuidado, pero al árbol hay que sacudirlo un poco para que se renueve", dicen que dice. Una metáfora simple para una acción necesaria para hacer frente a las expectativas que su segundo gobierno genera en muchos entrerrianos.