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El soviet supremo analizó en Olivos la carrera contra el tiempo

Cómo hacer llevadera una agenda reformista que castiga el bolsillo del público mientras llegan los efectos de mejora.

"- Estuviste 10 puntos anoche, cuando dijiste que hay independencia judicial porque un fiscal imputa al presidente, pero debiste decirlo hace diez días, no ahora". El reproche a Mauricio Macri de uno de los invitados ayer a Olivos a la primera reunión del soviet supremo del gobierno desde que asumió sintetiza la preocupación principal de la mesa: cómo hacer llevadera una agenda reformista que castiga el bolsillo del público mientras llegan los efectos de mejora. "Lo peor del populismo es salir, porque el populismo produce ilusión de bienestar, la gente cree que está bien pero el que está destrozado es el Estado. Por eso es tan finito el hilo y hay cuidar que no se corte", dijo Mario Negri, jefe del interbloque oficialista de los diputados.

La mesa de ayer fue una novedad impensada hasta en este gobierno, que conduce un Macri que tiene relaciones radiales con sus funcionarios y también sus aliados. Nunca los junta para debates horizontales como el de ayer: las llamadas reuniones de gabinete - un reclamo tan zonzo como el de los debates presidenciales - responden a una estética tramposa, porque son mesas de informes de sectores, una lectura de encuestas, y un dictado veloz de consignas a repetir. No son debate con final abierto, como el de ayer, promovido por Macri para escuchar un balance en serio de los 100 días de gobierno, que ya son 130 - de paso, ¿a quién se le ocurrió esa tontudez de ponerle el termómetro a una gestión a los 100 o los 200 días, son entretenimientos para darle tema a locutores y panelistas -.

No se había dado la oportunidad el presidente de reunir al soviet supremo para hacer el balance sin las restricciones a la que el presidente somete a sus funcionarios, que actúan ante él más como empleados que como legatarios de su poder, salvo un pequeño grupo con el cual Macri nunca querría pelearse y que funcionan en el gabinete como miembros de un board sin relación de dependencia (entre ellos anotemos a Susana Malcorra, Rogelio Frigerio, Alfonso de Prat Gay y no muchos más). Estaban la vice (Gabriela Michetti), los jefes de los diputados (Emilio Monzó, no estaba Federico Pinedo, nadie explicó nada, no había ni cubierto con tarjetita para él), un par de ministros (Marcos Peña, Rogelio Frigerio), los jefes de partido (Elisa Carrió, José Corral, Humberto Schiavoni), los jefes de bloque (Negri, Ángel Rozas, Nicolás Massot, Fernando Sánchez), los cinco gobernadores del palo (Alfredo Cornejo, Gerardo Morales, Ricardo Colombi, Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal) y el padrino del gobierno, Ernesto Sanz. Una mesa completita con los "principals" para un menú más que frugal con entrada de salmón y un bifecito con ensalada. Acorde con la desolación de una mesa de pocos en la punta del inmenso quincho de Olivos a la que le puso un mínimo ingrediente humano Juliana Awada, que recibió a los invitados con anécdotas sobre las dificultades de la adaptación familiar a la nueva residencia. Cuando habían llegado todo, conyugalmente se retiró.

Aquí una síntesis de lo que se habló:

  • La mesa coincidió en que la principal es la carrera contra el tiempo. Uno dijo que con el voto de la ley anti cerrojo se había cerrado una etapa en el Congreso. Ahora se abre otro ciclo, con la oposición a cara de perro. La oposición - dice un argumento en el cual Macri se mostró interesado en conversar más - va a ver qué efectos tiene la gestión del gobierno en el público. Si éste reconoce la gestión, la oposición va a venir mansa a negociar; si percibe lo contrario, despidámonos de nuevos apoyos legislativos. Los legisladores - fue el mensaje -ya hicimos lo que se nos pidió; ahora trabajen ustedes en el Ejecutivo.
  • Los gobernadores aportaron una inquietud complementaria: el año que viene hay elecciones y están apurados por el reloj. Algunos de los presentes no tienen reelección (Colombi, Cornejo) y tendrán que enfrentar forcejeos en sus partidos por la sucesión, además de la oposición política local.
  • Macri mostró datos optimistas para la carrera contra el tiempo. Juró que el acuerdo con los bonistas sale ahora y bien, algo que algunos no tienen claro, y que julio van a empezar a venir inversiones que pueden cambiar el clima. Lo apuraron con la agenda electoral y dijo que los anuncios en la provincia de Buenos Aires, obras por $ 150.000 millones, van a producir un aumento del empleo que llegará en mayo próximo a tener ocupados a 100 mil trabajadores más. Esa fecha de mayo es clave no sólo por la medición estacional de desempleo sino porque caerá en pleno debate de candidaturas para las PASO de agosto. Frigerio anotó pedidos de obras demoradas en las otras provincias, con la promesa de activarlas y ante la mirada melancólica de los gobernadores que saben que, con este ministro, del dicho al hecho hay mucho trecho.
  • Naturalmente pesó mucho el tema comunicación. Carrió, que algo sabe es de eso, criticó los desajustes en la forma y los tiempos de comunicación de los proyectos del gobierno, con funcionarios que a veces parecen gozar dando malas noticias y desperdician las noticias buenas que pueden mejorar la imagen del gobierno. Según los legisladores presentes, no se aprovechó como hubiera sido conveniente, el efecto de la reforma de ganancias en los salarios, que benefició a sectores antes muy castigados que son más numerosos que los afectados por los cambios que embocaron, por ejemplo, a algunas franjas de asalariados solteros (si se casan, lo resuelven). Tampoco, se quejaron algunos, se ha comunicado bien los beneficios que le trajo al sector del campo la baja de retenciones. Éste es un debate de suma cero, porque a los gobernadores no les termina de cerrar el efecto que esos recortes en los fondos coparticipados.
  • Carrió (de negro solemne, según la foto que encabeza esta nota) aconsejó que el gobierno elija mejor a quienes comunican. Esto es un clásico de todos los gobiernos y a veces los reproches esconden alguna segunda intención. Pero dicho por Carrió es palabra santa. Aconsejó que el gobierno elija mejores voces. Nadie mira a nadie en esos casos, pero el reproche tiene como destinatario a Peña, quien sostiene que hay un mundo nuevo que no necesita de medios ni de periodistas y que hay que fomentar el diálogo directo de Macri con cada vecino a través de internet. Como el general desde el balcón, como Cristina desde el atril. Como todas las quimeras cibernéticas aquí y más allá, tiene la estrechez de la banda ancha, que por estos lados es más banda que ancha.
  • En este punto se escuchó la advertencia por la demora del gobierno en reaccionar ante los Panama Papers. Lo criticaron a Macri por eso pro lo consolaron con el halago por las palabras del lunes a la noche en la cena de Cippec, en la que le habló directo a Ricardo Lorenzetti: hay independencia judicial porque un fiscal imputa a un Presidente, y eso está bien. Una forma zen de defenderse.
  • Antes de irse, algunos aprovecharon para meter sus PNT: Cornejo se inquietó por la dureza de economía en apoyar la prórroga de la exención al impuesto para el champán. No es un artículo de lujo, es vino, se hace igual, y el vino está protegido, es el argumento que no quieren entender los hombres de Prat Gay, sobre quienes también hace presión Sanz para esta guerra que se repite año a año.
  • Se repetirá esta cumbre del soviet supremo. Hasta ahora sesiona una mesa chica los martes, con algunos ministros y legisladores. Los martes por la tarde sesionan los macristas en la cancha de fútbol de Olivos, pero allí no van los radicales, a quienes los invitan siempre pero no van. "Hay cosas que los radicales no hacen", dice la definición más sabia de ese partido. Los miércoles hay un gabinete de coordinación de funcionarios al que a veces citan a algún legislador, pero sin radicales. Estos almuerzos quedaron anotados para que se repitan todos los meses.