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El regreso necesario de la marea verde

El movimiento de mujeres está frente a una nueva parada ante el anunciado nuevo tratamiento en el Congreso de la ley de aborto.

Marcha aborto legal y cambio climático
Marcha aborto legal y cambio climático

El último 19 de febrero, a dos años del histórico primer pañuelazo en 2018, decenas de miles de mujeres volvimos a la calle en todo el país a reclamar por el aborto legal y levantamos nuestros pañuelos frente al Congreso, actividad que fue replicada en decenas de ciudades. Como muestra, el 19F evidenció lo profundo que ha penetrado el reclamo en el movimiento de mujeres y en la sociedad y la fuerza que mantuvo la lucha por el aborto legal, a pesar de la votación contraria en 2018 y el cajoneo en 2019.

Ahora, el movimiento de mujeres está frente a una nueva parada ante el anunciado nuevo tratamiento en el Congreso de la ley de aborto. Entre hoy y mañana el tema escalará nuevamente en la escena política. La Iglesia católica se prepara, por pedido expreso del papa Francisco, para salir a las calles a presionar por la derrota de la ley, como adelantan las misas de este domingo convocadas para confrontar con la marea verde. Son presiones que, como ya hemos visto, operan sobre todos los partidos –con la sola excepción de la izquierda-, que ya mostraron su postración frente a las iglesias y que, a la hora de definir, optaron por mantener los compromisos y los privilegios.

La marea verde tiene que volver a desplegarse en las calles en estas nuevas jornadas: este domingo, con un pañuelazo frente a la Catedral y una respuesta a la concentración antiderechos de Luján. Y mañana, parando y marchando al Congreso, en una gran jornada de lucha que parta desde Plaza de Mayo, porque no subordinamos nuestras demandas a las promesas de ningún Gobierno sino que somos un movimiento independiente que sabe que su destino depende de reforzar la lucha contra el pago de la deuda y el FMI y por la separación de la Iglesia del Estado. Para reclamar al poder político el derecho efectivo al aborto legal y todos los derechos de las mujeres trabajadoras. Para luchar contra los femicidios, que en 2020 mantiene el alarmante número de contabilizar uno cada 20 horas; los trans-travesticidios y todas las formas de violencia patriarcal; por el trabajo genuino y los derechos laborales de les trabajadores. Las centrales sindicales deben convocar a un paro efectivo para permitir que las trabajadoras paremos y movilicemos.

Salgamos a las calles a reclamar que se apruebe el proyecto de la campaña nacional por el derecho al aborto legal, para terminar con las muertes y complicaciones de salud producto de la clandestinidad y cortar una enorme forma de opresión sobre los cuerpos y las conciencias de las mujeres y de control de la Iglesia sobre la población. Que todas las instituciones del sistema de salud deben garantizar el aborto y que la Iglesia no puede seguir actuando como un Estado dentro de un Estado. Que necesitamos resoluciones para el millón de mujeres empleadas domésticas empobrecidas, y para las millones de mujeres que viven en la pobreza. Esas soluciones no se encuentran pagando al FMI con el robo a los jubilados, el congelamiento de los salarios y hundiendo a la población en la misera y el oscurantismo por la vía de la contención de las iglesias en los barrios más pobres.

Y levantar que la propuesta de las mujeres es el proyecto de ley de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto. Por él nos hemos pronunciado más de dos millones en concentraciones y lo hemos defendido en cada una de las instancias que se nos plantearon: en el Congreso, en las audiencias, en las calles, en los debates y en cada lugar de trabajo y de estudio. Alberto Fernández adelantó la presentación de un proyecto propio. La decisión del Poder Ejecutivo de avanzar en este tema y mandar su propio proyecto, aunque su contenido es desconocido para todes, es un triunfo de la lucha de la marea verde, que no ha cesado en su movilización e incidió de este modo incluso en el hecho de que cada nueva versión sobre la ley que el Gobierno hace trascender pareciera ser más progresiva. No se nos puede escapar, no obstante, que al mismo tiempo Alberto Fernández refuerza su alianza con las iglesias, y que la continuidad de la influencia clerical en la salud y educación atenta en los hechos contra la aplicación efectiva incluso de la ley mejor redactada.

La marea verde que el 19F copó el Congreso, y que viene contagiando al movimiento de mujeres en todo el mundo, puede ir por todo. Con esa disposición a superar todas las trabas que han aparecido, sigamos adelante, con las banderas que construyeron nuestra unidad en la acción, con la independencia necesaria de todos los poderes políticos de turno y la convicción que hemos demostrado para que sea ley y por todas nuestras reivindicaciones.

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